Después de una semana de hospitalización, el Papa Francisco ha pedido a sus médicos que expliquen al mundo cuáles son sus condiciones de salud: “Sabe que está en peligro, pero tiene un corazón fuerte y la cabeza de un sexagenario”.
Una operación de transparencia, decidida para frenar los rumores incontrolados que circulan desde hace días, que ha llevado al profesor Sergio Alfieri, jefe del equipo que atiende al Pontífice, y a Luigi Carbone, médico que lo sigue en el Vaticano, a reunirse con los periodistas fuera del hospital Gemelli de Roma.
“Ahora no está en peligro de vida, pero no está fuera de peligro”, explicó Alfieri. Detrás de las cuestiones léxicas está la realidad clínica: “La enfermedad es crónica, a veces le falta el aliento y no es una sensación agradable. La hospitalización será larga, pero luego será dado de alta y regresará a su residencia en Santa Marta”.
Hace una semana, el Papa ingresó en el hospital romano y “se logró aislar los microorganismos. Hay numerosos virus, hongos y bacterias”. En definitiva, es un cuadro en constante evolución con un único gran riesgo: si “los gérmenes que están localizados en los pulmones, por desgracia, pasaran a la sangre, cualquier paciente correría el riesgo de una sepsis. A esa edad, podría ser fatal”, explicó Alfieri. Sin embargo, también quiso recalcar que Francisco “no está conectado a ninguna máquina. Cuando lo necesita, usa cánulas nasales para un poco de oxígeno, pero respira de forma espontánea y se alimenta”
Sobre la posibilidad de que el Papa pueda recitar el Ángelus el domingo, el médico del Gemelli evitó hacer previsiones: “Nosotros podemos dar recomendaciones, pero la decisión es suya”. En estos días ha mostrado estar “de buen humor y plenamente lúcido”, además de responder bien a las terapias, que “han sido reforzadas”.
A las cuestiones sanitarias se suman las políticas. La sala de prensa del Vaticano intervino para desmentir una noticia difundida por el canal italiano Rainews 24 sobre un encuentro entre Bergoglio y el cardenal Gianfranco Ghirlanda, que supuestamente habría tenido lugar el pasado jueves. La desmentida, poco habitual, se produjo porque Ghirlanda es un jurista que se ocupa de asuntos de la Curia, incluida la cuestión de la renuncia de los Papas. Negar la reunión es, en definitiva, una manera de reafirmar que Francisco no tiene intención de dar un paso atrás. Al menos por ahora