Sauerland, un país pulcro y laborioso

Elecciones en Alemania

Friedrich Merz, el candidato favorito a canciller, pone su región como modelo a exportar­

BRILON

“Por un país del que podamos volver a estar orgullosos”, dice este cartel de Friedrich Merz, en Brilon

EUSEBIO VAL.

­­­­­­La región de Sauerland, en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia, se ajusta al estereotipo de la Alemania pulcra, disciplinada y laboriosa, hasta el punto de que el conductor del autobús puede detener de repente su vehículo para reprender a un viajero porque le molesta que hable tan alto por el móvil. La Vanguardia presenció ayer esta reveladora escena. Ordnung por encima de todo.

El candidato a canciller de los democristianos (CDU), Friedrich Merz, favorito en las elecciones legislativas del domingo y probable nuevo jefe del Ejecutivo, está muy orgulloso de su patria chica y querría trasladar al resto del país sus valores. “Más Sauerland para Alemania”, ha llegado a decir.

Merz se crió en Brilon, una apacible ciudad de 26.000 habitantes, muy limpia y bien cuidada, al sureste de la cuenca del Ruhr. Se llega atravesando un paisaje de suaves montañas en las que los bosques se alternan con pastos, polígonos industriales, instalaciones fotovoltaicas y molinos de energía eólica.

Sauerland, con tradición empresarial, es una zona próspera donde se inculca la cultura del esfuerzo

La familia del líder de la CDU es conocida e influyente aquí desde hace cinco siglos. Por parte de madre procede de hugonotes, los protestantes expulsados de Francia. Se llamaban Sauvigny. Un abuelo fue alcalde muchos años. Una rama de sus antepasados, que se apellidaban Ulrich, se dedicaban a transformar el mineral de hierro, la actividad que provocó el despegue económico de la zona, impregnada todavía por el espíritu comercial y la presencia de muchas medianas empresas. En el museo local se conserva un maletín de viaje del siglo XIX en el que un Ulrich llevaba varias botellas de aguardiente y otros licores para obsequiar a los clientes que visitaba y convencerlos para comprarle.

“Sauerland es hoy un pequeño paraíso de economía y cultura vigorosas donde el turismo tiene mucho peso; nos va mucho mejor que en otras zonas de Alemania”, explica el director del Museum Haus Hövener, Carsten Schlömer, quien subraya que es prosperidad basada en una tradición y en una actitud que se transmite entre generaciones. “En casa es común el consejo de que empieces lo que empieces, hazlo bien ( ordentlich) y hasta el final”, agrega Schlömer. Otro concepto que se inculca es el del rendimiento, Leistung , una idea muy presente en la manera de ser y de trabajar de los alemanes.

El líder de la CDU viene de una familia influyente en su ciudad y fue un mal estudiante que hacía gamberradas

Merz creció en esta atmósfera, aunque, paradójicamente, fue un alumno poco aplicado, que sacaba malas notas y hacía gamberradas. Uno de sus biógrafos cuenta que una vez destornilló las bisagras de la puerta del aula y cuando entró la profesora de francés se cayó al suelo con la puerta, provocando un estrépito y las carcajadas de toda la clase. En la escuela aún se recuerda el incidente. A sus padres les costó enderezar al agitado adolescente y conseguir que finalmente estudiara y fuera a la universidad. Pero ahora presume de Sauerländer y vive cerca de Brilon. Cada dos semanas visita allí a sus padres, muy ancianos, que viven en un asilo. Joachim, su padre, tiene 101 años. Fue movilizado con 17 durante la Segunda Guerra Mundial y estuvo largo tiempo en un campo de prisioneros en la Unión Soviética, como tantos otros soldados de la Wehrmacht que sobrevivieron. “Por eso no hay que preocuparse de que Merz llegue a canciller con casi 70 años; tiene buenos genes”, bromea el director del museo.

A finales de enero, Merz y su aliado el presidente de Baviera, Markus Söder, jefe del partido hermano Unión Social Cristiana (CSU), dieron un mitin en la sala de la agrupación de tiradores de Brilon (el tiro deportivo es muy popular en la región), una hermandad fundada en 1417. La cerveza y las salchichas se consumieron en abundancia para agasajar al huésped bávaro. Ambos alabaron la idiosincrasia de los autóctonos. El candidato a canciller insistió en su opinión de que “el bienestar exige esfuerzo” y que discusiones sobre la semana laboral de cuatro días, la mejora de la conciliación laboral y familiar o las prejubilaciones no aportan en realidad nada bueno porque suponen autoengañarse, pensar que Alemania irá mejor trabajando menos.

La probable victoria de Merz será el corolario de una carrera poco común, de una resurrección política insólita en la historia de Alemania. El líder democristiano despuntó de muy joven, como eurodiputado y luego como jefe del grupo parlamentario de la CDU en el Bundestag. Angela Merkel, que podía ser implacable pese a sus modos aparentemente inofensivos, logró en su momento descabalgar de su cargo al impetuoso rival.

Frustrado por la caída, Merz optó por dedicarse a los negocios. Lo hizo a fondo y ganó mucho dinero. Fue alto ejecutivo de varios bancos, de una aseguradora, y presidente de la filial alemana de un gran fondo de inversiones estadounidense. Esa valiosa experiencia acumulada en la esfera empresarial y de las finanzas puede serle muy útil. La patronal alberga grandes expectativas y le pone deberes, como bajar los impuestos, y la bolsa ha registrado últimamente una fuerte alza. El espíritu de Sauerland, quizás sí, está teniendo sus efectos.

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