¿Por qué los europeos se reúnen en París?

El contexto geopolítico de la cumbre

¿Por qué los europeos se reúnen en París?
Corresponsal en París

París es el escenario diplomático de la cumbre de urgencia, este lunes, entre los principales líderes europeos. En realidad, una de las razones clave de haber escogido la capital francesa no está en la ciudad del Sena ni en el presidente Macron, pese a su voluntad de protagonismo global para compensar su declive interior. La explicación profunda se halla en una península, la île Longue, al sur de Brest (Bretaña), muy desconocida para la mayoría de franceses e imposible de distinguir en detalle en las imágenes de Google. Es la base de la fuerza oceánica estratégica, de los cuatro submarinos equipados con misiles nucleares intercontinentales.

Ni Vladímir Putin ni Donald Trump parecen entender otra cosa que no sea el lenguaje de la fuerza, incluidos sus aspectos más simbólicos. Organizar la reunión en Bruselas hubiera dado una impresión de debilidad. Los presidentes estadounidense y ruso no toman suficientemente en serio a la Unión Europea, que consideran una burocracia ineficaz e impotente cuando se trata de asuntos de guerra y paz.

¿Una cumbre en Berlín? Imposible. La capital alemana fue uno de los epicentros de la guerra fría, con el muro como máxima expresión. En el ADN colectivo está aún muy inscrito el sentimiento de ser un país bajo el paraguas protector norteamericano. ¿Londres? Tampoco. El Reino Unido y EE.UU. han estado vinculados por una relación especial demasiado estrecha, una realidad que justamente los últimos acontecimientos cuestionan.

General Charles de Gaulle issues a call (appel) to the French people from London, England, June 18, 1940, just after the Nazi occupation of France. De Gaulle led the Free French Forces from London and later from Algiers throughout the occupation, and returned to Paris on its liberation in September 1944. (Photo by © Hulton-Deutsch Collection/CORBIS/Corbis via Getty Images)

El general Charles de Gaulle, durante su célebre discurso ante el micrófono de la BBC, en Londres, el 18 de junio de 1940, mientras Francia era invadida por las tropas de Hitler. 

Corbis via Getty Images

La opción de París era inevitable porque Francia, desde hace más de sesenta años, gracias a la visión del general Charles de Gaulle, posee una fuerza nuclear de disuasión propia, la force de frappe, plenamente autónoma tanto desde el punto de vista político como tecnológico. El arsenal británico, por el contrario, depende de los fabricantes estadounidenses, lo cual es un condicionante político.

El afán del general De Gaulle de una defensa propia, porque desconfiaba de Washington, es hoy muy actual

De Gaulle nunca tuvo confianza en la protección estadounidense si se llegaba al caso extremo de guerra con la Unión Soviética. Ni siquiera pensaba que el famoso artículo 5 del tratado de la OTAN -que prevé la defensa común en caso de ataque a uno de sus miembros- sería realmente operativo en la práctica. ¿Se arriesgaría un presidente norteamericano a que Nueva York o Chicago fueran destruidas para salvar París o Londres? Por eso decidió dotarse de armas atómicas propias, un arsenal pequeño, pero del máximo nivel y temible. De los cuatro submarinos con base en la île Longue, siempre hay al menos uno patrullando en una zona secreta del globo y capaz de disparar contra un potencial enemigo, por orden del presidente, misiles dotados de múltiples ojivas nucleares con una fuerza de destrucción muy superior a la bomba de Hiroshima. También los aviones Rafale pueden llevar misiles con carga nuclear. Es el único país de la UE con esta capacidad apocalíptica.

En el actual contexto geopolítico, si Europa quiere hacerse respetar debe mostrar sus dientes, y Francia los tiene, también en el ámbito militar.

28 January 2025, France, Paris: French President Emmanuel Macron (L) waves to the media as he awaits the arrival of European Commission President Ursula von der Leyen at the Elysee Palace. Photo: Julien Mattia/Le Pictorium via ZUMA Press/dpa

Emmanuel Macron es el único líder de la UE que, llegado el caso, podría apretar el botón nuclear porque Francia tiene un arsenal atómico propio y autónomo desde el punto de vista político y tecnológico.

Julien Mattia/Le Pictorium via Z / DPA / Europa Press

La experiencia de De Gaulle, un personaje que explica todavía muchas cosas de la Francia de hoy, es una lección histórica. Son muchos los que le dan la razón por su clarividencia. Todos los presidentes posteriores han seguido su línea, si bien Nicolas Sarkozy, uno de los más proamericanos, decidió la reincorporación de Francia a la estructura militar integrada de l OTAN.

Francia, marginada de las conferencias de Yalta y Potsdam, logró sentarse en la mesa de los vencedores de la II Guerra Mundial

La obstinación de De Gaulle no se limitó al arma nuclear. Ya en el año 1944, después del desembarco aliado de Normandía, logró imponerse a Roosevelt y evitar que Francia, humillada por los nazis, quedara bajo administración militar estadounidense, como un país derrotado más, según los planes elaborados por Washington. Al héroe de la resistencia se le impidió participar en las conferencias de Yalta y Potsdam, pero consiguió finalmente, casi de milagro, sentarse en la mesa de los vencedores de la II Guerra Mundial, tener una zona de control francés en el oeste de Alemania y en Berlín, además de un asiento permanente -y con derecho de veto- en el Consejo de Seguridad de la ONU, un club exclusivo que cuenta todavía con solo cinco miembros.

La Europa del 2025 no es la misma que la de 1945, aunque algunos fantasmas que la recorren se parecen mucho. De nuevo se dirimen zonas de influencia entre Washington y Moscú, que intentan marginalizar a los europeos. Pero el Viejo Continente no es ahora un cementerio en ruinas, sino un territorio rico y un mercado fabuloso. Su debilidad militar es reversible. Y haber elegido París para esta reunión lanza un mensaje:  Europa posee incluso músculo nuclear y debe ser tenida en cuenta. De Gaulle, desde su modesta tumba en Colombey-les-Deux-Églises, debe sentirse reconfortado y orgulloso de las decisiones que adoptó.

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