Después de otro intento del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, de bloquear el castigo europeo al régimen de Vladímir Putin, Budapest no ha tenido más remedio que recular. Los Veintisiete han aprobado hoy renovar durante los próximos seis meses las sanciones impuestas a Rusia como consecuencia de la invasión de Ucrania, algo que se debía hacer por unanimidad pero que no ha podido hacerse hasta este lunes, cuando está a punto de expirar el plazo que terminaba el próximo 31 de febrero, por la negativa húngara.
Ahora Orbán, después de haber alargado durante semanas el bloqueo, ha cedido a la presión de los otros socios comunitarios después de haber pedido garantías sobre seguridad energética ya que considera que las sanciones causan un grave perjuicio a la economía húngara.
Orbán pedía garantías sobre su seguridad energética tras haber bloqueado durante semanas la renovación
“Europa cumple: los ministros de Asuntos Exteriores de la UE acaban de acordar prorrogar de nuevo las sanciones a Rusia. Esto seguirá privando a Moscú de ingresos para financiar su guerra. Rusia debe pagar por los daños que está causando”, ha celebrado la alta representante de Asuntos Exteriores de la UE, Kaja Kallas, después de que el titular húngaro haya anunciado al resto que no pondría palos en las ruedas.
Budapest estaba presionando a la UE para que convenciese a Ucrania de volver a permitir el tránsito de gas ruso hacia Europa. Al final, el ministro húngaro se ha terminado contentando con que en una declaración la Comisión haya incluido una mención a las necesidades energéticas de Hungría y la promesa de que estará dispuesta a asociar a Budapest en las negociaciones con Ucrania sobre el tránsito de gas a cambio de su voto favorable a la renovación de las sanciones.
“Es inaceptable que suframos las consecuencias económicas de las sanciones para ayudar a Ucrania y que eso nos meta en problemas. No lo permitiremos”, había dicho Orbán el viernes en una entrevista en la radio, diciendo que solo llevaría “una llamada de teléfono” de la UE para convencer a Ucrania de levantar el veto al gas. El problema para Hungría es que mientras muchos países de Europa Occidental han avanzado en su independencia del gas ruso, este país sigue obteniendo el 80% de este hidrocarburo gracias a Moscú.
Hasta ahora, Orbán había impedido la renovación de las sanciones aludiendo a que quería esperar a la inauguración de Donald Trump en la Casa Blanca. Pero una vez superado este paso, y cuando el nuevo presidente de EE.UU. ya dijo la semana pasada que quería imponer más sanciones a Putin, Europa ya vio claro que no tendría más remedio que volver a ceder. “Está claro que si Budapest bloquea la renovación de las sanciones tendrá problemas, tanto internamente en la UE como con sus relaciones transatlánticas”, apuntaba una fuente diplomática.
“La decisión unánime de hoy de prorrogar las sanciones de la UE contra Rusia es crucial. Aumentar la presión sigue siendo esencial mientras Rusia continúe su brutal guerra de agresión contra Ucrania”, ha celebrado el presidente del Consejo Europeo, António Costa. Ahora el próximo paso es terminar de perfilar el decimosexto paquete de sanciones a Moscú, que Europa quiere tener listo antes del tercer aniversario de la invasión el próximo 22 de febrero.