Macron reabre Notre Dame en presencia de Trump y Zelenski

CINCO AÑOS DESPUÉS DEL INCENDIO

Las ceremonias para celebrar la restaurada catedral se convierten en una gran cita diplomática

La foto de la restaurada catedral es obligada para quienes se acercan a Notre Dame, protegida por un perímetro de seguridad ante las ceremonias de reapertura

La foto de la restaurada catedral es obligada para quienes se acercan a Notre Dame, protegida por un perímetro de seguridad ante las ceremonias de reapertura

KEVIN COOMBS / REUTERS

Todo está preparado en París para la festiva reapertura de Notre Dame, restaurada a conciencia cinco años después del incendio. La ceremonia empezará este sábado sobre las 19 horas.

Debido a la previsión de lluvia y fuerte viento en la capital francesa, ha tenido que cambiarse el plan inicial de celebrar el acto civil en la explanada frente a la catedral. La mayor parte del programa se desarrollará dentro del templo.

Los protagonistas principales serán el presidente de la República, Emmanuel Macron -que pronunciará un discurso para destacar la proeza de los restauradores e insuflar optimismo sobre “el genio creativo francés” a un país sumido en una grave crisis política y financiera-  y el arzobispo de París, monseñor Laurent Ulrich.

El renacimiento de la catedral, joya del gótico, ha propiciado un encuentro diplomático de alto nivel en el que destacan la presencia del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y del jefe de Estado de Ucrania, Volodímir Zelenski.  Para Trump, en cuya delegación viaja el magnate Elon Musk, supone su gran retorno a la escena internacional, a seis semanas de que jure de nuevo el cargo y se instale en la Casa Blanca. Macron recibirá a ambos en el Elíseo, donde esta noche tendrá lugar también una cena. No ha acudido el rey Felipe VI. Sí estarán, entre otros, el presidente italiano, Sergio Mattarella; su homólogo congolés, Denis Sassou-Nguesso;  el rey Felipe de Bélgica; el presidente federal alemán, Frank Walter-Steinmeyer,  y el copríncipe de Andorra, monseñor Joan Enric Vives.

La pésima experiencia de la apertura de los Juegos Olímpicos, en julio pasado, que coincidió con un temporal y generó muchos problemas al público y a la prensa, ha hecho que los organizadores fueran más previsores. Instalaron una gigantesca carpa en la explanada frente a la catedral donde debía tener lugar toda la parte no religiosa, con la proyección de un vídeo de los trabajos de reconstrucción, un “momento” musical y otro literario, además del discurso de Macron. Pero el anuncio de lluvia segura y rachas de viento de hasta 80 kilómetros por hora aconsejó un cambio drástico del programa, que se trasladará al interior de la catedral. De hecho, la carpa, de un material transparente y muy ligero, daba una sensación de fragilidad ante el viento. Hubiera sido arriesgado.

Las medidas de seguridad son excepcionales, más aún desde que se confirmó la venida de Trump, con un gran perímetro antiterrorista que recuerda el de los Juegos Olímpicos antes del desfile fluvial de las delegaciones. A los periodistas acreditados se les colocó un brazalete, ya el día antes, que no podían quitarse y que era obligatorio mostrar junto a la acreditación para acceder a la zona restringida.

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