Uruguay, con sus 3,4 millones de habitantes, sigue siendo un caso extraño en Latinoamérica. En un continente donde casi cualquier elección ajustada es sinónimo de polémica, impugnaciones o denuncias de fraude, los comicios presidenciales del domingo se resolvieron en calma, sin incidentes y con fair play , pese a que entre el ganador, el izquierdista Yamandú Orsi, y el perdedor, el conservador Álvaro Delgado, hubo solo 95.502 votos de diferencia.
Militante del Movimiento de Participación Popular (MPP) del expresidente José Mujica, Orsi ha logrado el retorno al poder de la alianza izquierdista Frente Amplio (FA), tras cinco años en la oposición durante el gobierno conservador de Luis Lacalle Pou. En la segunda vuelta del domingo, Orsi obtuvo el 49,84% de los sufragios, frente al 45,85% del derechista Álvaro Delgado, del Partido Nacional de Lacalle Pou.
En segunda vuelta, Orsi logra el 49,84% frente al 45,85% del candidato del gobernante Partido Nacional, Álvaro Delgado
A pesar de recibir el apoyo de tres candidatos presidenciales de la primera vuelta del 27 de octubre –incluidos el del histórico Partido Colorado o el del ultraderechista Cabildo Abierto–, Delgado se quedó a menos de cien mil votos de reeditar la victoria de Lacalle Pou, que hace cinco años quedó segundo pero logró hacerse con la presidencia gracias a esa alianza que hoy gobierna Uruguay, conocida como Coalición Republicana. Hace un mes, Orsi consiguió casi el 44% de los votos y el domingo logró arañar casi seis puntos más del electorado.
El oasis uruguayo se hizo patente durante la noche del domingo, cuando Delgado no tardó en reconocer su derrota. El perdedor felicitó a Orsi en un discurso en Montevideo ante sus seguidores, que no solo no silbaron al presidente electo, sino que le aplaudieron. Delgado ofreció a Orsi su colaboración afirmando que “estamos dispuestos a dar, en una actitud muy republicana, para que el país tenga la tranquilidad siempre de que podemos pensar con luces largas en función de la gente”.
Paralelamente, Orsi pronunció su discurso de la victoria, también en Montevideo –donde una multitud celebró el triunfo en las calles–, con el tradicional llamado a la unidad de estas ocasiones; solo que, en Uruguay, se acaba haciendo realidad. Y más teniendo en cuenta que, durante la próxima legislatura, al FA le faltarán dos diputados para la mayoría absoluta, que sí tendrá en el Senado. “Voy a ser el presidente que convoque una y otra vez al diálogo nacional para encontrar las mejores soluciones. Por supuesto, con nuestros planteos, pero también escuchando bien lo que nos dicen los demás”, aseguró Orsi.
De 57 años, el mandatario electo es hijo de una costurera y un campesino. Amante del canto y el folklore uruguayos, Orsi estudió para ser profesor de Historia y ejerció en secundaria antes de ser elegido alcalde de Canelones (2005-2024), municipio del extrarradio de Montevideo, a medio camino entre la ciudad y el campo, lo que le ha servido para ser valorado tanto por el votante rural como por el urbano. En 1989, Orsi se hizo militante del MPP, formación heredera de la guerrilla Tupamaros, que constituye el sector más izquierdista del Frente Amplio.
El ganador acompañará al presidente Lacalle Pou en la próxima cumbre del Mercosur y pide reunirse con Milei
Orsi pretende hacer crecer el país a un mínimo del 2,5% anual para aumentar la riqueza de los uruguayos, y fomentar el empleo juvenil, las ayudas sociales a las familias vulnerables o potenciar la educación como antídoto para hacer que la delincuencia deje de ser la principal preocupación de los uruguayos (47%, según la encuestadora Cifra, a mucha distancia de la situación económica). Con 11,19 homicidios por cada 100.000 habitantes en el 2023 –según la ONU–, Uruguay está muy por debajo del 20,61 de Brasil pero duplica el dato de Argentina (4,31), otro de sus vecinos.
La victoria frenteamplista fue recibida con alegría por la izquierda latinoamericana, cuyos líderes, como el brasileño Lula o el chileno Boric, felicitaron rápidamente a Orsi. Especialmente efusivo fue el presidente colombiano, Gustavo Petro, que tuiteó que este triunfo “refleja la voluntad de unidad y cambio del pueblo latinoamericano”.
Orsi no tomará posesión hasta el próximo 1 de marzo, pero la semana que viene tendrá ocasión de encontrarse con buena parte de sus futuros homólogos regionales durante la cumbre del Mercosur –acompañando a Lacalle Pou, otro signo del oasis uruguayo– que tendrá lugar el 6 de diciembre en Montevideo, a la cual también asistirá el argentino Javier Milei. Orsi se mostró ayer deseoso de reunirse con Milei, pese a que “desde el punto de vista filosófico, ideológico, tendremos puntos de vista bastante encontrados”, según declaró ayer a la emisora argentina Radio Mitre.