Una intoxicación por alcohol adulterado se ha cobrado ya la vida de seis turistas en Laos, tras la confirmación este viernes del fallecimiento de una joven australiana de 19 años y una abogada británica de 28. A lo largo de la semana, tres chicas de 19 años -dos danesas y una australiana- y un estadounidense de edad no revelada han sucumbido a los efectos del metanol en la misma localidad turística de Vang Vieng.
Varias de las víctimas se alojaban en el mismo hostal, Nana Backpackers, cuyo propietario y gerente han sido detenidos hoy por la policía. Este último reconocía haber distribuido chupitos gratuitos de vodka nacional entre el 12 y el 13 de noviembre, sin ninguna queja del resto de huéspedes, cerca de cien, según él. El gerente defiende que las chicas australianas salieron de copas y regresaron de madrugada, descargando la culpa en los cócteles que pudieran tomar fuera de su establecimiento.
El caso es que al día siguiente ya no pudieron abandonar la habitación y hubo que llevarlas a urgencias. Algunos de los fallecimientos se produjeron en Tailandia, a cuyos hospitales fueron trasladadas algunas víctimas en estado crítico.
Inflamación cerebral por metanol
Las otras dos víctimas son una abogada británica de 28 años y un estadounidense cuya edad se desconoce
El metanol es un alcohol de uso industrial utilizado como anticongelante y es potencialmente letal para al organismo a partir de los 25 mililitros. Sin embargo, en varios países pobres y con impuestos exorbitantes al alcohol, como India -y en menor medida, en varios del sudeste asiático- es desgraciadamente frecuente su uso en la falsificación de marcas conocidas o en la adulteración de bebidas alcohólicas artesanales.
Vang Vieng, a medio camino entre la aletargada capital laosiana, Vientián, y la colonial Luang Prabang -detenida en el tiempo- es una parada habitual para la fiesta en el circuito mochilero del sudeste asiático. Tanto por la belleza paisajística de sus alrededores -con grutas espectaculares- como por su oferta de ocio, vertebrada por el río Nam Song.
Hasta hace diez años, prácticamente no había mes en que no falleciera algún extranjero -en muchos casos, australianos- debido al alcohol en Vang Vieng. Pero no por mala calidad, sino por exceso, en situación de riesgo. Eran legión los que descendían el río Nam Song en kayak, o en otras embarcaciones, regalándose una jarra de cerveza en cada uno de los bares apostados estratégicamente en la misma orilla del río, sin bajarse de la piragua. El elevado número de muertes por ahogamiento llevó a la erradicación de estas y la localidad se ha reinventando como centro de deportes de aventura. Hoy, en Vang Vieng, si bebes no remas y cada cosa tiene su tiempo y lugar.
El epicentro de las muertes, el hostal Nana, permanecía abierto esta mañana, aunque sin aceptar nuevos huéspedes. Vang Vieng estaba acostumbrado al descrédito internacional por el tipo de muertes absurdas ya citado, pero no a la mancha en el prestigio de su floreciente industria alcohólica, en la que despuntan los botellines de Lao, una de las cervezas más reputadas de todo el sudeste asiático.
La intoxicación por metanol tarda varias horas en manifestarse, en forma de náusea, pero si no se trata antes de treinta horas puede resultar fatal o dejar graves secuelas, como ceguera. En países como Laos, Camboya, Indonesia e incluso Tailandia se recomienda desconfiar de los cócteles sospechosamente baratos en locales sin garantías.
Laos, además, es uno de los últimos países del mundo gobernados por un partido comunista y no es conocido por su transparencia ni apertura informativa. Tanto es así que no hay todavía ningún comunicado oficial por la conmoción de los últimos diez días -aunque el fallecimiento de la australiana se produjo este jueves y el de las danesas y el estadounidense, antes aún- mientras que los hospitales de Vang Vieng dicen no estar autorizados a hablar con los medios.