La estrecha franja de territorio entre el río Letani y la frontera israelí es clave para un posible acuerdo entre Israel y Hizbulah, que se enfrentan cuerpo a cuerpo en los pueblos de esta región.
Ambos bandos han accedido a negociar una resolución para un conflicto que ya duplicado en tiempo y número de víctimas a la guerra del 2006.
El encargado de desencallar el alto al fuego es Amos Hoschstein, el enviado de Estados Unidos para conseguir un acuerdo que garantice el cese total de las hostilidades y evite otros conflictos en el futuro. Tras dos días de conversaciones en Beirut con el primer ministro libanés, Najib Mikati, y el presidente del Parlamento, Nabih Berri, Hochshtein viaja a Tel Aviv para discutir la propuesta con el propio Netanyahu. “Hemos avanzado aún más... iré a Israel en unas pocas horas para intentar acabar con este asunto, si es posible”, declaró ayer el diplomático estadounidense, y añadió que se había “logrado progresos” tras el encuentro con Berri, que tiene el apoyo de Hizbulah para negociar en su nombre. Hochstein lidera la misión diplomática de la ya saliente Administración Biden, que tampoco ha sido de capaz, el último año, de mediar entre Israel y Hamás en la franja de Gaza.
Por su parte, la milicia aseguró haber recibido ya el documento con la propuesta estadounidense. “Lo hemos revisado a fondo y hemos proporcionado nuestras observaciones”, aseguró ayer el nuevo secretario general de Hizbulah y heredero de Hasan Nasralah, Naim Qasem. En un discurso televisado que se había pospuesto 24 horas, según él, por motivos de seguridad, el líder de la milicia chií puso como condición para el acuerdo “un alto el fuego completo y total”, y “la preservación de la soberanía libanesa”. Además, añadió que, por el momento, la milicia continuará con sus “esfuerzos sobre el terreno, independientemente de si las negociaciones tienen éxito o no”.
Por su parte, Israel, que lanzó una invasión terrestre sobre Líbano el pasado 1 de octubre, mantiene que su objetivo final es garantizar el regreso a casa de las aproximadamente 60.000 personas evacuadas del norte del país debido a los ataques de Hizbulah.
Netanyahu estaría dispuesto a cerrar este frente como regalo a Trump y centrarse en Gaza e Irán
El documento actual tiene como base la fallida resolución de paz 1701 de la ONU, que puso fin a la guerra del 2006 y estableció la franja del Letani como zona neutral, donde sólo debían operar los cascos azules y el ejército libanés. Sin embargo, Hizbulah opera desde hace años en este territorio, el más castigado por el conflicto actual. Esta vez, Israel ha pedido que señala una cláusula que le dé a su ejército “herramientas para implementar” la resolución en caso de que la ONU no lo consiga.
En ese sentido, Tel Aviv ha demandado libertad para actuar contra el grupo armado y atacar territorio libanés si lo considera necesario, incluso después de que se acuerde una tregua. “La condición para cualquier acuerdo diplomático en Líbano es preservar nuestras capacidades de inteligencia y el derecho de las fuerzas armadas (israelíes) a actuar y proteger a los ciudadanos de Israel de Hezbollah”, dijo el ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, a los oficiales de inteligencia en una reunión el miércoles.
Según informó el medio Al-Monitor, citando fuentes cercanas al presidente, Netanyahu estaría dispuesto a cerrar uno de sus frentes —y el más molesto— como regalo de bienvenida a Donald Trump a la Casa Blanca y para poder centrarse en Gaza e Irán. En ese sentido, Hochstein se ha comprometido “a trabajar con la administración entrante”. Según él, el equipo de Trump, “ya están completamente al tanto de lo que estamos haciendo”.
“El acuerdo se basa en un acuerdo bilateral cuyos principios ya han sido redactados entre Israel y Estados Unidos”, explicó un funcionario israelí a la publicación estadounidense. Según su propuesta, el ejército libanés tendrá la responsabilidad de desmantelar la infraestructura militar de Hizbulah al sur del río Letani y a lo largo de la frontera con Israel. Pero no ha especificado si se destinarán fondos para los militares libaneses, que ahora mismo cuentan con muy poca financiación de su endeudado estado.
El documento también establece que el Comando Central de EE.UU. (CENTCOM), sustituirá a la misión Finul de la ONU como vigilante de los movimientos de la milicia chií, aunque los cacos azules no se marcharían de Líbano. Sin embargo, Hizbulah se niega a aceptar cualquier presencia militar americana o israelí en su suelo. “Israel no puede vencernos ni imponernos sus condiciones. Somos hombres de esta tierra y nos quedaremos aquí”, aseveró en su discurso Qasem.
La propuesta tiene como base la fallida resolución de paz 1701 de la ONU, que puso fin a la guerra del 2006
Ambos bandos aseguran querer la paz en mitad del fuego cruzado. En los últimos días, los cazas israelíes han castigado el corazón de Beirut hasta en tres ocasiones, mientras que varios misiles de la milicia provocaron heridos en Tel Aviv. Al menos 3.544 personas han fallecido a causa de la guerra en Líbano, según el Ministerio de Salud libanés, mientras que Israel suma 43 víctimas desde el inicio de la guerra el pasado año.