No volvamos atrás
Una cita crucial
El escritor Antonio Scurati, que en su libro El hijo del siglo afirmó que Mussolini comprendió que el miedo puede más que la esperanza, recomienda que observemos si los discursos políticos apelan a la esperanza o al miedo. En la campaña norteamericana, los lemas que más se repiten en los mítines de Kamala Harris son “We are not going back ” (No volveremos atrás) y “ When we fight, we win ” (Cuando luchamos, ganamos). Harris, cómo hizo Obama, articula sus mensajes sobre la esperanza de un futuro mejor y la construcción de un proyecto que una a los norteamericanos. Por contra, Trump basa su estrategia en agitar el odio y el miedo, llegando a afirmar que el país está en peligro por los inmigrantes que comen perros.
En las elecciones del 5 de noviembre no sólo se dirime si la esperanza puede vencer al miedo. También si la democracia puede resistir a la tentación neofascista. La historiadora Anne Applebaum publicó la semana pasada un artículo en The Atlantic titulado Trump is Speaking Like Hitler, Stalin and Mussolini (Trump habla como Hitler, Stalin o Mussolini). La autora del Ocaso de la Democracia recuerda que el término alimaña, con el que Trump se ha referido a sus oponentes, “data de las décadas de 1930 y 1940, cuando tanto a los fascistas como a los comunistas les gustaba describir a sus enemigos públicos como alimañas”.
Harris articula sus mensajes sobre la esperanza. Por contra, Trump agita el odio y el miedo
Según Applebaum nunca nadie se había atrevido a usar este lenguaje en una campaña estadounidense. Si Trump lo ha hecho es porque “él y su equipo creen que al usar las tácticas de 1930 pueden ganar”. Y porque les permite deshumanizar a sus adversarios, a los que en un momento dado será mucho más fácil arrestar o perseguir.
La victoria de Trump implicaría la consolidación de una corriente neofascista que tiene en España como representantes a Vox y parte del PP. Applebaum advertía en este diario que “Europa debería tener un plan propio, sin EE.UU., para mantener el mundo democrático”. Pero Europa está también en un momento crítico. Cuando vimos entrar los inmigrantes al centro de deportación de Meloni en Albania, con las banderas europea e italiana ondeando, los cimientos del proyecto comunitario se agrietaron.
La deportación y la supresión del derecho al asilo han dejado de ser tabú con la única oposición frontal, entre los lideres europeos, de Pedro Sánchez y de la secretaria del PD italiano, Elly Schlein. Si Trump gana, el neofascismo tendrá vía libre a escala global. Si Harris resiste, no sólo se salvarán los EE.UU. del neofascismo sino que en Europa los dirigentes que como Sánchez o Schlein recuerdan que el ideal comunitario es incompatible con las deportaciones tendrán más fuerza para frenar las tentaciones autoritarias de algunos de sus homólogos.