Los espías de Vladímir Putin traman el caos mundial

Espionaje

Rusia lleva a cabo un plan revolucionario de sabotajes, incendios y asesinatos

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Putin junto al líder norcoreano Kim Jong Un en Pionyang, en junio pasado 

Gavriil Grigorov / Ap-LaPresse

“Hemos visto incendios, sabotajes y muchas más cosas: acciones peligrosas realizadas con una temeridad cada vez mayor”, afirmó Ken McCallum, jefe del MI5, el organismo británico encargado de la seguridad interior y la contrainteligencia, en una inusual puesta al día informativa sobre la amenaza que representan Rusia y el GRU, su servicio de inteligencia militar. “El GRU, en particular, está embarcado en una continuada campaña para generar caos en las calles británicas y europeas”, declaró el 8 de octubre.

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La guerra de Rusia en Ucrania ha ido acompañada de un incremento de la agresión, la subversión y la injerencia en muchos otros lugares. En especial, el sabotaje ruso en Europa ha crecido de forma espectacular. “El nivel de riesgo ha cambiado”, señaló en septiembre el vicealmirante Nils Andreas Stensones, jefe del Servicio de Inteligencia noruego. “Ahora vemos actos de sabotaje en Europa”. Sir Richard Moore, jefe del MI6, el servicio británico de inteligencia exterior, lo expresó de forma más contundente: “Los servicios de inteligencia rusos se han vuelto un poco salvajes, la verdad”.

Francia, Polonia, Alemania, Reino Unido y las repúblicas bálticas son algunos de los países donde los espías rusos han realizado acciones de desestabilización

Los mercenarios del Kremlin han expulsado a rivales occidentales de varios Estados africanos. Sus piratas informáticos han intentado, según los servicios de seguridad de Polonia, paralizar el país en los ámbitos político, militar y económico. Sus propagandistas han difundido  desinformación  por todo el mundo. Sus fuerzas armadas quieren poner un  arma nuclear en órbita. La política exterior rusa lleva mucho tiempo chapoteando en el caos. Ahora parece querer ir más allá.

Repasemos la temporada de sabotajes. En abril, Alemania detuvo a dos ciudadanos germano-rusos sospechosos de planear atentados contra instalaciones militares estadounidenses y otros objetivos en nombre del GRU. Ese mismo mes, Polonia detuvo a un hombre que se disponía a pasar al GRU información sobre el aeropuerto de Rzeszów, un punto de envío de armas a Ucrania; y Gran Bretaña presentó cargos contra varios hombres por provocar en Londres un incendio contra una empresa de logística de propiedad ucraniana. Se los acusó de ayudar al Grupo Wagner, un cuerpo de mercenarios ahora bajo el control del GRU. En junio, Francia detuvo a un ciudadano ruso-ucraniano que resultó herido mientras intentaba fabricar una bomba en la habitación de un hotel parisino. En julio se supo que Rusia había planeado asesinar a Armin Papperger, director de Rheinmetall, la mayor empresa armamentística alemana. El 9 de septiembre, el tráfico aéreo del aeropuerto de Arlanda, en Estocolmo, se interrumpió durante más de dos horas tras la detección de drones sobrevolando las pistas. “Sospechamos que fue un acto deliberado”, declaró un portavoz de la policía. Las autoridades estadounidenses advierten de que buques rusos están realizando reconocimientos de los cables submarinos.

(FILES) Armin Papperger, CEO of German weapons producer and automotive supplier Rheinmetall, addresses a virtual press conference to present annual results at the company's headquarters in Duesseldorf, western Germany, on March 14, 2024. The United States foiled a Russian plot earlier this year to assassinate the chief executive of a major German arms maker supplying weaponry to Ukraine, CNN reported on July 11, 2024. The US cable television network, citing five unidentified US and Western officials, said the United States informed Germany of the Russian government's plan to kill Armin Papperger, the head of Rheinmetall, and he was given protection by German security services. (Photo by Ina FASSBENDER / AFP)

Armin Papperger, máximo ejecutivo de Rheinmetall 

INA FASSBENDER / AFP

Incluso en los lugares donde Rusia no ha recurrido a la violencia, ha tratado de atizar las tensiones de otras maneras. Los Estados bálticos han detenido a varias personas por lo que afirman ser provocaciones patrocinadas por Rusia. Según los servicios de inteligencia franceses, Rusia fue responsable de la aparición en junio de ataúdes cubiertos con la bandera francesa y el mensaje “Soldados franceses de Ucrania” junto a la torre Eiffel. Muchas de esas acciones tienen como objetivo fomentar la oposición a la ayuda a Ucrania. Sin embargo, otras sólo pretenden agrandar todo tipo de divisiones sociales, aunque tengan poca o ninguna relación con la guerra. Francia afirma que Rusia también estuvo detrás las 250 estrellas de David pintadas en los muros de París en noviembre, un esfuerzo por azuzar un antisemitismo que ha aumentado desde el inicio del conflicto entre Israel y Hamas.

Gran parte de la actividad de Rusia ha sido virtual. En abril, unos piratas informáticos vinculados al GRU parecen haber manipulado los sistemas de control de una serie de plantas depuradoras de agua en Estados Unidos y Polonia. En septiembre, Estados Unidos, Gran Bretaña, Ucrania y varios países más publicaron detalles de ciberataques lanzados por la Unidad 29155 del GRU, un grupo conocido sus asesinatos en Europa; entre ellos, el intento fallido de envenenar al antiguo oficial de inteligencia ruso Serguéi Skripal. Según Estados Unidos y sus aliados, los esfuerzos cibernéticos del GRU (en curso al menos desde 2020) no sólo han tenido como objetivo el espionaje, sino también el “daño reputacional” mediante el robo y la filtración de información, así como el “sabotaje sistemático” mediante la destrucción de datos.

“Lo que intenta Rusia es golpearnos por todas partes”, aseguran los analistas

Más allá de Europa, los oficiales del GRU han actuado en Yemen junto a los hutíes, un grupo rebelde que ha atacado barcos en el mar Rojo, aparentemente en solidaridad con los palestinos. Según declaraciones a la CNN de algunos funcionarios estadounidenses, el enfado ante el envío de misiles de largo alcance a Ucrania por parte de Estados Unidos estuvo a punto de hacer que Rusia suministrara armas a los hutíes en julio, pero el país dio marcha atrás en el último momento tras la fuerte oposición de Arabia Saudí. El hecho de que Vladímir Putin estuviera dispuesto a enemistarse con Mohamed bin Salmán, el gobernante de facto de ese reino y a quien ha cortejado durante años, constituye un indicio de hasta qué punto la guerra ha canibalizado toda la política exterior rusa.

“Lo que intenta Putin es golpearnos por todas partes”, sostiene Fiona Hill, que ha trabajado en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Hill compara la estrategia rusa con la película ganadora de un Oscar Todo a la vez en todas partes. En África, por ejemplo, Rusia ha utilizado mercenarios para desbancar la influencia francesa y estadounidense tras los golpes de Estado en Mali, Burkina Faso y Níger. En abril, llegaron a Níger unos 100 asesores del Africa Corps, sucesor del Grupo Wagner. Estados Unidos se ha visto obligado a cerrar su valiosa última base en el país.

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Una imagen del golpe de Estado en Malí, del año 2020 

EFE

En Estados Unidos, la injerencia de Rusia adopta un cariz muy diferente. En mayo, Avril Haines, directora de la Inteligencia Nacional, calificó a Rusia como “la amenaza extranjera más activa para nuestras elecciones”, por encima de China o Irán. No se trata sólo de intentar influir en la política estadounidense sobre Ucrania. “Lo más probable es que Moscú vea esas operaciones como un medio para desarticular a Estados Unidos en tanto que principal adversario percibido”, añadió, “y permitir a Rusia promocionarse como una gran potencia”. En julio, los servicios de inteligencia estadounidenses afirmaron que estaban “empezando a ver a Rusia dirigirse a grupos demográficos específicos de votantes, promover narrativas divisivas y descalificar a políticos concretos”.

Esos esfuerzos suelen ser burdos e ineficaces. Sin embargo, son prolíficos, intensos y a veces innovadores. En septiembre, el Departamento de Justicia estadounidense acusó a dos empleados de Russia Today (un medio de comunicación controlado por el Kremlin que difunde regularmente temas rusos y absurdas teorías conspirativas) de pagar 10 millones de dólares a una compañía de contenidos en línea de Tennessee cuyo nombre no mencionó. La empresa, que se cree que es Tenet Media, publicó casi 2.000 vídeos en TikTok, Instagram, X y YouTube. (Los influencers políticos pagados por la compañía negaron haber actuado mal y afirmaron ser “víctimas del entramado”). El Departamento de Justicia también se incautó de 32 dominios de internet controlados por el Kremlin y diseñados para imitar sitios de noticias legítimos.

Las operaciones incluyen acciones de sabotaje o secuestro, pero también campañas reputacionales o pirateo informático

Además, los propagandistas rusos están experimentando con la tecnología. CopyCop, una red de sitios web, tomó artículos de noticias legítimos y los reescribió usando ChatGPT, un modelo de IA. Más de 90 artículos franceses fueron modificados con la indicación: “Reescribe este artículo adoptando una postura conservadora contra las políticas liberales del gobierno de Macron en favor de los ciudadanos franceses de clase trabajadora”. Otro artículo reescrito incluía pruebas de sus instrucciones: “Este artículo... resalta el tono cínico hacia el gobierno de Estados Unidos, la OTAN y los políticos estadounidenses”.

Las campañas rusas de desinformación no son ninguna novedad, reconoce Sergey Radchenko, historiador de la política exterior rusa, quien recuerda episodios como el Plan Tanaka, una supuesta falsificación soviética utilizada para desacreditar a Japón en 1927. Tampoco lo son los asesinatos ni las guerras por delegación. Las tropas soviéticas ya combatían en Yemen, disfrazadas de egipcias, a principios de la década de 1960, señala Radchenko. Los predecesores y los sucesores del KGB han asesinado a muchas personas en el extranjero, desde León Trotski hasta el antiguo espía Aleksandr Litvinenko.

Litvinenko ya envenenado

El ex espía Aleksandr Litvinenko en el hospital

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Lo realmente novedoso, afirma Radchenko, “es que antes las operaciones especiales respaldaban la política exterior, pero hoy son la política exterior». Hace diez años, el Kremlin colaboraba con Estados Unidos y Europa para contrarrestar el programa nuclear de Irán y Corea del Norte. Ahora esa cooperación es una ilusión. “Es como si los rusos ya no tuvieran interés en mantener nada del orden internacional de posguerra”, concluye Radchenko. El período actual le recuerda más la política exterior nihilista de Mao durante la Revolución Cultural china que el pensamiento soviético de la Guerra Fría, que incluyó momentos de pragmatismo y cautela. Hill lo expresa de otro modo: “Es Trotski en lugar de Lenin”.

Putin hace suyas esas ideas. “Nos encaminamos probablemente hacia la década más peligrosa, impredecible y al mismo tiempo más importante desde el final de la segunda guerra mundial”, dijo a finales de 2022. “Por citar un clásico”, añadió, invocando un artículo escrito por Vladímir Lenin en 1913, “ésta es una situación revolucionaria”. Semejante convicción (que el orden de posguerra está podrido y necesita reescribirse, por la fuerza si es necesario) proporciona también a Rusia una causa común con China. “Se están produciendo ahora mismo cambios como no hemos visto en 100 años”, dijo Xi Jinping a Putin el año pasado en Moscú, “y somos nosotros quienes impulsamos juntos esos cambios”.

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La revolución de Putin contra Occidente

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Russian President Vladimir Putin speaks during a meeting at the Russian Foreign Ministry in Moscow, Russia, Friday, June 14, 2024. (AP Photo/Alexander Zemlianichenko)

La estrategia de política exterior de Rusia, publicada en 2023, ofrece la anodina garantía de que el país “no se considera enemigo de Occidente... y no tiene malas intenciones”. Un apéndice clasificado conseguido por The Washington Post  de un servicio de inteligencia europeo apunta a todo lo contrario. Propone una estrategia global de contención contra la “coalición de países no amigos” encabezada por Estados Unidos. Eso incluye una “campaña ofensiva de información” entre otras acciones en los “ámbitos militar-político, comercial-económico e informativo-psicológico”. El objetivo final, señala el documento, es “debilitar a los adversarios de Rusia”.

Todo eso no significa que Rusia sea imparable. Se está convirtiendo cada vez más en un socio menor de China. Su influencia ha disminuido en algunos países, como Siria. No siempre respalda a sus propios grupos interpuestos (decenas de combatientes Wagner murieron en julio en una emboscada de los rebeldes malienses, ayudados por Ucrania). Y la subversión rusa puede desarticularse, afirma Moore, con “un buen trabajo de seguridad e inteligencia a la antigua usanza” que identifique a los agentes de inteligencia y los intermediarios criminales que están tras ella. El hecho de que Rusia dependa cada vez más de delincuentes para llevar a cabo esos actos (en parte, porque los espías rusos han sido expulsados en masa de Europa) constituye un signo de desesperación. “El uso de apoderados por parte de Rusia reduce aún más la profesionalidad de sus operaciones y, en ausencia de una inmunidad diplomática, aumenta nuestras opciones de disrupción”, afirma McCallum.

La injerencia rusa pretende presionar a la OTAN sin provocar una guerra. “Nosotros también tenemos líneas rojas”, dice Hill, “y Putin intenta tantearlas”. Ahora bien, si de verdad lo mueve un espíritu revolucionario y está convencido de que Occidente es un edificio podrido, está claro que se cruzarán más líneas en los meses y años venideros.

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Traducción: Juan Gabriel López Guix

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