El ataque de Israel a las fuerzas de paz de las Naciones Unidas en Líbano (Finul) parece ser una línea roja para las capitales europeas. También para aquellas tradicionalmente reacias a poner en tela de juicio el derecho de Israel a defenderse. El alto representante de Exteriores de la UE, Josep Borrell, logró un comunicado conjunto en que los Veintisiete condenaban los ataques sufridos por estas fuerzas, advirtiendo que constituyen una grave violación del “derecho internacional” y son “totalmente inaceptables”. Y ayer, durante la reunión de ministros de Exteriores de la UE que se celebró en Luxemburgo, todos los representantes reiteraron que las fuerzas de paz en el sur de Líbano se tienen quedar donde están, desoyendo las peticiones de retirada del primer ministro israelí Beniamin Netanyahu.
“La Finul no se retirará. Se quedará donde está, por lo menos hasta que el Consejo de Seguridad de la ONU tome otra decisión. Los ataques contras las fuerzas de las Naciones Unidas se deben evitar y no pueden ser justificados con ningún incidente ni accidente”, avisó Borrell después del encuentro.
El tono del jefe de la diplomacia comunitaria fue muy duro. Pese a que recordó las condenas a los ataques de Irán y de Hizbulah en suelo israelí, también advirtió que la escalada del conflicto en Oriente Medio está yendo demasiado lejos, con el riesgo de que Líbano “se convierta en una nueva Gaza” si el Ejército israelí sigue bombardeando el país. “No podemos abandonar Líbano. No podemos abandonar un país al borde de un precipicio”, pidió Borrell, subrayando que el 20% de la población libanesa ha tenido que abandonar sus casas. “Si algún día pueden volver, puede que no tengan donde ir porque todo será destruido”, lamentó.
El jefe de la diplomacia europea defiende que no es Guterres quien decide sobre los cascos azules
El movimiento europeo llega después de un año de divisiones en Bruselas para lograr una posición conjunta sobre la guerra en Gaza por las divisiones de países como España o Irlanda, más críticos con Netanyahu, y otros como Alemania, Austria, Hungría o República Checa, más suaves. Pero sobre los cascos azules no hay tanta división. Por ejemplo, el ministro de Exteriores austríaco, Alexander Schallenberg, dijo que los ataques son “inaceptables” y que los 120 soldados que forman parte de esta misión de la ONU no van a retirarse.
Borrell, de hecho, criticó que la UE ha tardado demasiado en condenar los ataques de la UE a los cascos azules de la ONU, y pidió a Israel que deje de culpar al secretario general de la ONU, António Guterres, como excusa para atacar a los cascos azules desplegados en Líbano porque no es él quien decide que estén allí, sino que es decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y no por deseo de su máximo responsable. “Quiero recordar a todo el mundo que no es el secretario general de las Naciones Unidas quien decide sobre esta misión, quedarse o no quedarse, es el Consejo de Seguridad el que toma este tipo de decisiones. Así que, dejen de culpar a Guterres”, declaró a su llegada al consejo de ministros de Exteriores de la UE en Luxemburgo.
El asunto no está ni de lejos cerrado. Los jefes de Gobierno de la UE seguirán abordando las tensiones en Oriente Medio en la cumbre del Consejo Europeo de este jueves y viernes en Bruselas. Ayer, en Barcelona, Pedro Sánchez urgió a que la Comisión Europea tome partido sobre su petición de suspender acuerdo comercial con Israel, unos días después de haber pedido que la comunidad internacional deje de vender armas a este país. Es algo que España e Irlanda llevan reclamando durante meses, desde que en febrero mandaron una carta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recordando que este acuerdo comercial requiere el respeto de los estándares legales internacionales. La presión por la escalada del conflicto puede acelerar la petición y Borrell aseguró que en la próxima reunión de ministros de Exteriores –la que será su última antes de ser sustituido por la estonia Kaja Kallas– pondrá el asunto sobre la mesa para que los representantes europeos tomen partido después de meses de haber evitado la cuestión.
Borrell llevará la petición de suspender el acuerdo comercial en Israel en su último Consejo de Exteriores
A su juicio, los estados miembros tienen “suficientes pruebas” para considerar por lo menos que se puede discutir el respeto del derecho internacional humanitario por parte de Israel. Aunque es algo muy difícil. Sobre todo porque el Consejo de Asociación de la UE e Israel solo se puede celebrar si hay un acuerdo previo para agendar esta cita entre ambas partes, algo que Israel no tiene ningún interés en que suceda.