La República Popular de China no es ningún paraíso de la clase obrera, pero tal vez sea el país donde esta se jubila antes. En la fábrica del mundo, las trabajadoras se convierten en pensionistas al cumplir los 50. Ellos, a los 60 (a los 55 en trabajos duros).
Pero debido a los cambios demográficos, el máximo órgano legislativo optó este viernes por retrasar la edad de jubilación entre tres y cinco años. Desde que Mao la estableció en los años cincuenta el límite de la edad laboral no se había tocado.
Esperanza de vida, 79 años
La deliberación ha durado más de una década y ha tenido en cuenta las proyecciones que auguraban la ruina del sistema –a pesar de sus más de mil millones de cotizantes actuales– hacia 2035, atenazado por la baja natalidad y la creciente longevidad de los chinos.
En los cincuenta su esperanza de vida no llegaba a los 44 años, pero ahora roza los 79. Y si a principios de siglo había diez trabajadores por cada pensionista, en breve habrá solo cuatro.
Los chinos todavía se jubilan de media a los 54 años, diez años antes que en los países de la OCDE y mucho antes que japoneses o surcoreanos. Pero esto deberá cambiar, gradualmente, a lo largo de los próximos quince años.
Las trabajadoras manuales antes citadas terminarán jubilándose a los 55. Las funcionarias y trabajadoras de servicios, a los 58 en vez de los 55.
En el caso de los hombres, se pasará de los 60 a los 63 en todos los casos. No obstante, se deja la puerta abierta a jubilarse hasta tres años antes o –previo acuerdo con la empresa– un máximo de tres años después.
Asimismo, desde 2025, el período mínimo de cotización pasará paulatinamente de los quince años actuales a los veinte, en el 2030.
Cada vez más parecida a Europa
Los problemas de la China, en definitiva, se parecen cada vez más a los de Europa y sus soluciones no difieren tanto. Aunque el recurso a planes de pensiones sea todavía raro.
Cabe decir que la protección social fue escasa durante los primeros treinta años de apertura económica. En la China rural, la piedad filial sustituía al sistema de pensiones, que no arrancó hasta el 2009, por lo que estas son allí aún muy bajas.
En las ciudades es distinto y los empleados públicos vieron como Xi Jinping doblaba su pensión media hasta los 800 euros, en ocho años. La otra cara de la moneda es que solo un tercio de los emigrantes del campo a la ciudad cotiza.
El mismo día, con una mano la China ha reformado la edad de jubilación y con la otra ha sancionado a la consultora PwC –una de las cuatro grandes– con seis meses de suspensión y una multa equivalente a 56 millones de euros por su auditoría “dolosa” de la inmobiliaria Evergrande, que en enero tuvo que ser liquidada con un pasivo de 270.000 millones.