Europa vota inmersa en una polarización no vista desde los convulsos años 60 y 70 y va en aumento

Elecciones europeas

La cifras para España son, asimismo, de máximos del periodo democrático

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La estimación de la polarización en Francia hoy está al nivel de la revuelta de mayo de 1968. En la foto, gendarmes franceses detienen a manifestantes tras una protesta por Gaza en París este año 

Teresa Suárez / EFE

9 de junio. Domingo. Elecciones europeas. En ellas se vota el futuro pero muchos todavía piensan en el atentado contra el primer ministro eslovaco, Robert Fico, del pasado 15 de mayo, apenas un mes atrás. Preocupa la “crispación”, la “polarización”, la “violencia política” que se abre paso en Europa, país tras país.

La agresión a dos socialdemócratas alemanes.

El ataque a una concentración ultraderechista en Mannheim, también Alemania, hace una semana. Y otro apenas unos días después.

La agresión esta pasada noche a la primera ministra danesa.

¿Habrá más?

Jennifer McCoy, de la Universidad Estatal de Georgia, da como termómetro los datos de la plataforma V-Dem, que estima a nivel comparativo y a lo largo del tiempo la polarización política global y que confirma que Europa ya vive hoy en el nivel de las convulsas décadas de los años 60 y 70. Y va a más. España, por su lado, según reafirma el índice de polarización afectiva que ha elaborado Mariano Torcal, catedrático de la Universitat Pompeu Fabra, está asimismo en máximos de todo el periodo democrático.

Y mire donde se mire el grado de polarización actual hace mucho que no se daba.

En Europa central y del este la polarización política crece hasta niveles no vistos desde la caída del muro de Berlín. En los Balcanes hasta cifras no dadas desde la desintegración de Yugoslavia. En los países nórdicos los números se acercan a los registrados en la segunda posguerra mundial. En la Europa occidental (región que incluye desde Austria y Alemania hasta Francia y el Reino Unido) la polarización es paralela a la vivida durante los años 60 y 70, los años de la revuelta de mayo de 1968, los atentados extremistas de izquierda y derecha y más. En el sur de Europa, que engloba a España, Portugal, Italia o Grecia, se alcanzan niveles de finales de los 70, años de transición de la dictadura a la democracia.

La polarización política actual retrotrae en todos los casos a momentos críticos del pasado. Es más, en EE.UU. no tienen parangón: han aumentado año tras año desde la presidencia de Obama, luego Trump, ahora Biden, hasta dispararse y va camino de triplicar la registrada en cualquier otro momento previo, es igual si se refiere a Vietnam, la lucha por los derechos civiles y más. El expresidente Trump incluso habla de “estado fascista” sin rubor.

El problema: la polarización política a la que se refiere la plataforma colaborativa de expertos V-Dem no es sólo la ideológica, es decir, aquella basada en el posicionamiento del ciudadano más a la izquierda o más a la derecha en una escala ideológica, sino, también, a la polarización afectiva, es decir, a la distancia emocional, identitaria, entre ciudadanos situados en diferentes espectros políticos. Precisamente por ello se entiende que, a sociedades más polarizadas, ciudadanos más reacios a participar en interacciones de amistad y asociativas, familiar, tiempo libre, trabajo, etc., entre diferentes.

Preocupa, así, el antagonismo político, el que la polarización alcance en países centrales de Europa (Francia, Italia, Alemania) los picos vistos en el violento final de los años 60 e inicios de los 70. Y que vaya a más. Pero se destaca en paralelo que no hay ni el conflicto ni las protestas vividas entonces ni el terrorismo de las Brigadas Rojas y Ordine Nuovo en Italia, la RAF alemana, la OAS francesa...

¿Debe esperarse?

Responde Markus Wagner, catedrático de Gobierno de la Universidad de Viena, autor de varios trabajos sobre esta polarización: “Es difícil de responder. La polarización afectiva fue mucho mayor en las décadas de 1920 y 1930, cuando hubo auténticas batallas callejeras y guerras civiles en Alemania, Francia, Austria, España. En la década de 1960 la polarización partidista era entre socialdemócratas y conservadores, ahora moderados y mainstream, pero también hubo otros grupos más extremistas fuera del sistema de partidos, como los manifestantes de 1968, y por tanto la polarización tuvo lugar en cierto modo fuera de los partidos. Ahora estos grupos, como por ejemplo los verdes y la extrema derecha, tienen partidos que son fuertes y parte del sistema partidista y su enemistad es similar a la dada entre socialdemócratas y conservadores en los 60, razón por la que se ven cifras similares de polarización y una agenda no menos polarizadora en inmigración y clima. Sinceramente veo esto como algo parecido a los problemas dados en los años 1960.”

Choque entre manifestantes y policía en barrio Latino de París, en mayo de 1968

Choque entre manifestantes y policía en el barrio Latino de París, en mayo de 1968 

Archivo

No son pocos los informes que señalan a la inmigración y al clima como las “mayores fuentes de polarización” actual en Europa. Por ejemplo lo cita un reciente informe paneuropeo editado por la alemana Universidad Politécnica de Dresde.

En España, según explica a este diario Luis Miller, miembro del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), “la polarización afectiva aumentó en la legislatura anterior y se ha mantenido estable después de ese salto. En la polarización ideológica ha pasado algo parecido y creció mucho entre el 2019 y 2022”. Se basa en la Encuesta Social Europea e incide en que hay datos robustos que señalan que la polarización ideológica y afectiva están “en máximos”. “Otra cosa es que esto se deba más a la actitud de las élites que a cambios sociales de calado, que parece que no los ha habido. Seguimos siendo una sociedad bastante tolerante”, concluye Miller.

En Europa se señala a la inmigración y la crisis climática como las mayores fuentes polarizadoras

Siguiendo de hecho un estudio de Esade del 2021, en España otra diferencia estaría, a su vez, en que si bien la igualdad de género o la redistribución de la riqueza tienden al consenso, cambia con el debate territorial.

Torcal añade: “[Pero] una cosa es la crispación, que puede que se concentre mucho en Madrid, y otra la polarización. Los votantes de Junts están entre los más polarizados (entendido esto como sentimientos negativos hacia los otros partidos y a sus votantes), y eso es porque la polarización afectiva no sólo se trata del conflicto tradicional de izquierda y derecha sino que puede adquirir relevancia por otras dimensiones de conflicto. En este caso el identitario-territorial”.

La Vanguardia

La Vanguardia 

La Vanguardia

Torcal, más allá, cita datos recopilados en momentos clave de 2023 (junio, julio y diciembre) para resaltar que “en España se observa un claro estancamiento de la polarización afectiva, al mantenerse notablemente estable desde octubre del 2021. Los niveles de polarización son significativos, pero parecen haber alcanzado un límite que el ciudadano español medio no está dispuesto a superar. Y así, los efectos de la polarización en el comportamiento electoral podrían estar sobredimensionados.” 

Nadie rebate en cambio la notoria polarización europea ante unas elecciones comunitarias que pueden marcar el gran ascenso de la extrema derecha a nivel continental, según los diversos sondeos. Todo ello en el marco de una polarización global, ya que  todas las regiones del globo, salvo Oceanía, la padecen.

“En el hemisferio occidental las democracias más grandes (Brasil, México, EE.UU.) experimentan niveles extremos de polarización. Europa vive divisiones políticas cada vez más profundas. África ha tenido menor aumento, pero durante mucho tiempo ha visto altos niveles de polarización. Y si bien la polarización del este de Asia ha sido tradicionalmente baja, las crecientes tensiones políticas en lugares como Corea del Sur y Taiwán están elevando los niveles”, escribe McCoy.

En India la polarización se ha disparado desde el 2014, desde la victoria del nacionalista hindú Narendra Modi, que ha vuelto a imponerse en los recientes comicios indios aunque sea con menos fuerza. En Argentina destaca el auge de Javier Milei. En el camino hacia las elecciones europeas, el protagonismo de la extrema derecha. Y en el camino a las presidenciales de EE.UU., Trump.

Nada en la polarización política apunta a ir a menos.

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