Un Día del Recuerdo... y del reproche
Guerra en Oriente Medio
Abucheos a los líderes israelíes en la jornada de homenaje a los caídos
No fue un Día del Recuerdo más en Israel. La jornada de conmemoración por los soldados que han muerto y las víctimas de actos hostiles transcurrió en los cementerios con el 7 de octubre aún fresco en la memoria y el ruego de los familiares con rehenes en Gaza. Y es que, en un año, se han sumado 1.600 nuevos nombres, por los 1.139 israelíes asesinados en los ataques de Hamas y otros grupos de la franja, y los 271 militares fallecidos en el marco de la brutal invasión de Israel en Gaza, en la que ha asesinado a más de 35.000 palestinos. Pero, lejos de la solemnidad habitual de este día, los actos conmemorativos de ayer estuvieron atravesados por las tensiones y los reproches de dolientes y manifestantes hacia Beniamin Netanyahu y miembros de su coalición, repartidos en los eventos de 54 cementerios militares.
El primer ministro encabezó la ceremonia central en el monte Herzl de Jerusalén y vio cómo, al momento de iniciar su discurso, un buen número de asistentes decidió marcharse a modo de protesta. Otro de los presentes aprovechó para exhibir una bandera israelí con la leyenda “7/10” pintada en rojo, en una aparente queja al mandatario por no asumir su responsabilidad en los errores por el inédito asalto del 7 de octubre.
Netanyahu, sin embargo, volvió a evitar cualquier reconocimiento de culpa, como sí lo hicieron otra vez el líder de la inteligencia interior, Ronen Bar, o el jefe de las fuerzas armadas, Herzi Halevi. En cambio, reiteró que “conseguiremos los objetivos de victoria, primero y principal el regreso de todos nuestros rehenes”, y que las acciones en Gaza son parte de una “guerra existencial”.
Sus palabras no consiguieron calmar los ánimos de algunas familias con soldados caídos, que interrumpieron su alocución. poco antes de terminar, con cánticos de “tú te llevaste a nuestros hijos”. En concreto, un hombre le espetó: “¡Basura! Aquí no hay nada que respetar, él mató a mis hijos”. Mientras que, durante su turno en el escenario, Doris Liber, madre del rehén muerto Guy Luz, cuyo cuerpo está retenido por Hamas, le recriminó: “No tengo una tumba que visitar, devuélvanoslos a todos”.
Si Netanyahu vivió momentos de abucheo, peor fue la ceremonia que tuvo lugar en Ashdod, donde la presencia del ministro de Seguridad, el extremista y colono Itamar Ben-Gvir, exhibió las divisiones de la sociedad israelí, con seguidores y detractores del actual Gobierno de ultraderecha. A su llegada, escoltado por varios guardias, algunos manifestantes le increparon con gritos de “criminal”, lo que desencadenó réplicas de sus simpatizantes, con gritos de “basura” y “traidores”.
Netanyahu y sus ministros, acusados de tener “sangre en sus manos”, incapaces de rescatar a los rehenes
Imponiéndose por encima del griterío, Ben-Gvir instó a “seguir luchando” hasta “la victoria, que está llegando”, sin hacer ninguna mención a los rehenes. Durante y después de su presentación siguieron las discusiones, con algunos golpes y empujones.
Sin llegar a ese punto, casi ningún ministro se salvó de la reprobación. Al de Defensa, Yoav Gallant, tres personas le mostraron carteles que rezaban “su sangre está en tus manos” durante un acto en Tel Aviv; y el de Finanzas, Bezalel Smotrich, también del ala más radical y opositor a un acuerdo de alto el fuego con Hamas, fue confrontado por la madre de uno de los secuestrados, quien le exigió que cumpla con “su deber” de lograr la liberación de los cautivos.
Son muestras del desgaste que empieza a pesar en buena parte de la sociedad israelí, que cuestiona cada vez más el liderazgo de Netanyahu, ante una invasión de Gaza sin final a la vista. Y eso tiene eco entre algunos generales israelíes que, según recoge la prensa hebrea, consideran que la falta de estrategia del premier está causando que el ejército vuelva a combatir en zonas de la franja de las que se había retirado.
Es el caso de Yabalia, en el norte, que desde el sábado es escenario de brutales bombardeos israelíes y enfrentamientos directos entre soldados y milicianos palestinos. Allí, los tanques han regresado pasados tres meses, debido también al reagrupamiento de miembros de Hamas. Gran parte del área, en la que se encuentra el mayor de los ocho campos de refugiados del enclave palestino, se ha visto reducida a escombros, aún más si cabe, por los renovados ataques aéreos y los disparos de artillería. Según autoridades sanitarias, al menos 20 cadáveres fueron recuperados allí en las primeras horas del lunes.
Sin apenas tiempo ni lugar seguro para huir, los residentes y refugiados de la zona siguen escapando entre las ruinas, cargando sus pocas pertenencias en bolsas. “No sabemos adónde ir. Hemos sido desplazados de un lugar a otro. Estamos corriendo por las calles. Vi con mis propios ojos el tanque y la excavadora en uno de los caminos”, detalló una mujer a la agencia Reuters.
La falta de estrategia obliga a regresar a zonas de Gaza de las que el ejército se había retirado
Otro residente dijo a Efe que “las fuerzas de ocupación ahora intentan asediar e irrumpir en los seis centros de refugio situados al este del campamento” de Yabalia, donde “hay disparos con drones y francotiradores, obligando a los desplazados a salir”.
En el extremo opuesto de Gaza, en Rafah, el paisaje es similar: las bombas y los proyectiles se han extendido a zonas más céntricas y alrededor de 360.000 palestinos se han desplazado forzosamente para intentar resguardarse de la ofensiva. Hamas aseguró que un trabajador extranjero de Naciones Unidas murió en un ataque contra un convoy humanitario, que el grupo islamista atribuye a Israel pero del que no hubo confirmación de la ONU. Otro golpe a las operaciones humanitarias en la franja, que corren el riesgo de verse paralizadas en el sur ante el bloqueo israelí de los cruces de Rafah y Kerem Shalom.