Pecados de los Museos Vaticanos
Historias del Mundo
Casi 50 empleados amenazan con denuncias por malas prácticas laborales: “Hay condiciones que no respetan los principios básicos de dignidad”
El cardenal salmantino Fernando Vérgez Alzaga, un hombre de la máxima confianza del papa Francisco, tiene un problema que seguramente no esperaba cuando aceptó el trabajo de gobernador del Estado de la Ciudad del Vaticano hace tres años. Un total de 49 empleados de los Museos Vaticanos amenazan con llevar a la Gobernación –que administra el estado más pequeño del mundo– ante los tribunales si no reciben una respuesta satisfactoria a sus demandas por unas malas prácticas laborales que creen que hace demasiado tiempo que se alargan.
“Eminencia reverendísima, las condiciones de trabajo perjudican la dignidad y la salud de todo trabajador. Es evidente la mala gestión, que sería todavía más grave si fuese fruto de la única lógica de obtener mayores ganancias”, escribe, en su instancia, la abogada que representa a 47 custodios, un restaurador y un librero de los Museos Vaticanos que entre otras cosas se quejan de que les han pagado las horas extra de forma incorrecta o de la falta de ascensos. Y podría ser solo la punta del iceberg, puesto que, según avisaba ayer el Corriere della Sera , podría haber otros trabajadores listos para sumarse a las denuncias contra el Vaticano.
Entre otras cosas, se quejan de que deben devolver parte del sueldo que cobraron sin trabajar por los cierres de la pandemia
El problema de base es que los trabajadores del Vaticano no están constituidos en sindicatos, no tienen representantes y protestan por la falta de normas que regulan sus derechos. Por ejemplo, consideran que, en caso de enfermedad, se encuentran secuestrados en sus propias casas porque bajo el sistema vaticano las visitas médicas fiscales no tienen un horario concreto, como sí sucede en el caso italiano. Pueden llegar en cualquier momento del día, y ha habido casos en que los trabajadores han sido sancionados porque habían ido al médico durante uno de estos controles.
Otra de las demandas es que, después de la pandemia, en octubre del 2021, los Museos Vaticanos comenzaron a reclamar a los empleados todas las horas que no habían trabajado durante el periodo en que habían estado cerrados a causa de los confinamientos. Se trata de un “aviso por deuda de horas”, es decir, que a los trabajadores que se habían quedado en sus casas les piden que deben ir reembolsando con una parte de su sueldo “hasta que se agote la deuda”. A los jubilados, en cambio, se les han retenido las “horas negativas” del dinero que debían al final de la relación de trabajo.
Además, también denuncian algunas cuestiones vinculadas a la falta de seguridad en los espacios de los Museos, como las pocas salidas de emergencia o la falta de climatización que en el caluroso verano romano puede provocar serios problemas. Según la Asociación de Trabajadores Laicos del Vaticano –con más de 500 empleados de los 4.000 que trabajan en la Santa Sede– se trata de “problemas comunes” con otros trabajadores del Vaticano porque “la legislación que regula el mundo del trabajo en el Vaticano falta en varios aspectos: desde las redes de seguridad social, pasando por las políticas familiares, hasta la revalorización de los salarios y la aprobación de reglamentos”.
“No son recién llegados. Algunos de ellos llevan quince o veinte años trabajando”, explica a La Vanguardia la abogada que ha llevado a cabo la instancia, Laura Sgro. “Hay condiciones de los trabajadores que no respetan los principios básicos de dignidad y es una situación que lleva sucediendo bastante tiempo. Como a través de peticiones individuales no han obtenido resultados, esperamos que al hacerlo de forma colectiva tengan una fuerza mayor”, indica. Sgro no es una desconocida en el Vaticano, sino que se trata de la misma abogada que ya logró la reapertura de la investigación sobre la desaparición de Emanuela Orlandi, una joven hija de un empleado de la Santa Sede que su familia busca desde hace más de 40 años.
Por el momento se trata únicamente de un intento de conciliación, por lo que la otra parte, es decir, la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, tiene un mes para responder. Sin embargo, Sgro todavía no tiene noticias del cardenal Vérgez Alzaga, que en el 2022 se convirtió en primer purpurado de los Legionarios de Cristo, un reconocimiento a su renovación tras el escándalo por los abusos sexuales del fundador Marcial Maciel. Desde el año pasado, el español es también parte del Consejo de Cardenales del Papa, el llamado C9, el selecto grupo de purpurados que aconsejan a Francisco en el gobierno de la Iglesia universal.