El derechista José Raúl Mulino será el nuevo presidente de Panamá tras ganar las elecciones de este domingo en el país centroamericano con el 34% de los votos. Mulino venció gracias al apoyo del expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014), condenado por corrupción y refugiado en la embajada de Nicaragua en Panamá, una nueva demostración de las piruetas políticas de la montaña rusa latinoamericana.
Abogado experto en derecho marítimo de 64 años, Mulino forma parte del establishment político y económico de Panamá. Fue ministro de Seguridad de Martinelli (2010-2014), quedando su mandato marcado por una violenta represión policial contra las protestas ciudadanas del 2010. Antes fue ministro de Justicia (2009-2010) y, mucho antes, ministro de Exteriores (1993-1994) bajo la presidencia de Guillermo Endara (1989-1994). El líder conservador asumirá el cargo el 1 de julio para los próximos cinco años.
Inicialmente, Mulino no era el candidato a presidente de Realizando Metas (RM), cuyas siglas coinciden sin ninguna casualidad con las de Ricardo Martinelli, fundador de la formación. En esta contienda, Mulino era candidato a vicepresidente de Martinelli, que aspiraba a volver a la presidencia, pero ocupó su lugar cuando el exmandatario y magnate fue inhabilitado tras ser condenado a 10 años y ocho meses de cárcel por blanqueo de capitales, en uno de los muchos escándalos de corrupción en que se ha visto envuelto, así como sus familiares.
La inhabilitación de Martinelli se produjo en marzo, abandonando la campaña y refugiándose en la legación diplomática de Nicaragua, cuyo gobierno le ha concedido asilo político, a la espera de un salvoconducto para abandonar el país que, con la victoria de su delfín, probablemente no será necesario. “Esta es la cara de un hombre feliz y contento”, tuiteó Martinelli junto a una foto sonriente tras confirmarse la victoria de Mulino, que el domingo, tras emitir su voto, visitó al expresidente en la embajada nicaragüense.
Mulino se impuso en los comicios al outsider antiestablishment Ricardo Lombana, que quedó segundo con el 25% de los votos, y al expresidente Martín Torrijos (2004-2009), que logró el tercer lugar con el 16% de los sufragios.
En Panamá no hay segunda vuelta y, puesto que Mulino no cuenta con mayoría legislativa, se verá obligado a tejer alianzas para cumplir su promesa –o la de Martinelli- de crear una bonanza económica como la que los panameños recuerdan bajo el mandato del empresario, en un país sumido en la crisis económica y el descontento social que ha llevado ya a protestas en las calles.
