El presidente argentino, el ultraderechista Javier Milei, se anotó preliminarmente la semana pasada su primera gran victoria legislativa al lograr que la Cámara de Diputados aprobara su deseada ley “ómnibus”. Una vez que sea ratificada por el Senado –el trámite comienza mañana y, como sucedió en la cámara baja, tampoco lo tendrá fácil–, el mandatario podrá comenzar a aplicar sus prometidas políticas ultraliberales de desregulación económica y su plan para reducir el Estado a la mínima expresión.
Milei no hubiera conseguido este triunfo sin la participación de su principal asesora, que no es otra que su hermana Karina, quien ostenta el cargo de secretaria general de la Presidencia pero que es mucho más que eso: sobre todo, es quien sustenta emocionalmente a un presidente del que se pone en duda su estabilidad mental.
Karina Milei se pasó en el Congreso las 26 horas ininterrumpidas que duró la sesión en la cual entre el martes y el miércoles pasado fue debatida y aprobada la denominada Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. La hermana del economista anarcocapitalista negoció personalmente el voto favorable de la cuarentena de diputados que tenían reticencias sobre el proyecto y cuya negativa a secundarlo en una primera tramitación, en febrero, supuso un fracaso para Milei, ahora revertido.
En la Casa Rosada o en la residencia presidencial de Olivos no se mueve una mosca sin que lo autorice Karina, que no solo ejerce como cancerbera de todas las visitas que acceden al despacho de su hermano o de sus contactos con la prensa, sino que tiene la última palabra en todos los nombramientos del Gobierno o del partido ultra, La Libertad Avanza.
Karina Milei estudió para ser médium y poder hablar así con el perro muerto de su hermano
Significativamente, el presidente llama a su hermana “el jefe”, en masculino, un indicador subliminal de qué piensa Milei sobre la ideología de género. Sin Karina, que en la campaña controló desde el maquillaje o la vestimenta del candidato hasta los discursos o la organización de los actos, Milei no hubiera ganado unas elecciones pasando en apenas cuatro años de ser un tertuliano visceral a gobernar un país de 46 millones de habitantes que es miembro del G-20 a pesar de tener una de las economías menos confiables del mundo.
El mandatario argentino insiste en que el verdadero cerebro de su discurso anticasta y antiestado es Karina. “Vos sabés que Moisés era un gran líder, pero no era bueno divulgando. Entonces, Dios le mandó a Aarón para que divulgue. Bueno, Kari es Moisés y yo soy el que divulga. Soy solo un divulgador”, dijo Milei durante la campaña en una entrevista televisiva, comparándose con Moisés, en una de las referencias bíblicas que tanto le gustan al presidente, que practica el judaísmo y ha expresado su intención de convertirse a esa religión.
Al hacer aquella comparación con su hermana, el entonces candidato rompió a llorar, emocionado al recordar todo lo que ha representado Karina en su vida, especialmente durante la infancia, cuando ella trataba de protegerlo del maltrato psicológico y las brutales palizas que le propinaba su padre. El periodista argentino Juan Luis González, biógrafo del presidente, desvela en su libro El loco (Planeta, 2023) muchos detalles de la relación entre ambos y explica que una vez Karina acabó en el hospital por una crisis nerviosa tras ver cómo su padre pegaba a su hermano, entonces de 11 años. Desde el hospital, la madre telefoneó a Javier y le dijo: “Tu hermana está así por culpa tuya, si se muere es culpa tuya”, según relata González.
“Es el ser más maravilloso que existe en el universo”, dijo Milei de su hermana en otra entrevista. “Sus valores morales son impecables”, agregó sobre Karina, que logró que Javier se reconciliara con sus padres cuando, ya adulto e independizado, pasó ocho años sin hablar con ellos.
Pero González coincide en que el momento más importante en la relación entre los hermanos se produjo cuando murió Conan, el mastín inglés que clonó al menos cuatro veces antes de su muerte en el 2017 y que para el presidente era –o es, porque habla de él en presente– como su hijo. “Estudió para convertirse en médium y empezó a ser ella misma quien comunicaba al recién fallecido can con su dueño, una actividad que a día de hoy es central en la vida de la menor de los Milei, que dice poder hablar con animales vivos y muertos y que en base a eso toma decisiones importantes”, escribe González sobre la actividad espiritista de Karina.
De 52 años –uno menos que su hermano–, Karina Milei se ganaba la vida haciendo pasteles que vendía por internet, tras estudiar relaciones públicas y trabajar en puestos poco relevantes en varias empresas y antes de dar el salto a la política junto a Javier. No concede entrevistas y esquiva a los periodistas en los pasillos de la Casa Rosada. Sus únicas declaraciones públicas pertenecen a un documental de campaña donde dejaba claro que compartía el ideario antisistema de su hermano. “La verdad es que la política es una basura”, aseguró.
Semana próxima
Viaje a España para apoyar a Vox
Karina Milei también ejerce como primera dama y acompaña a su hermano a todos los viajes al exterior. Cuando tomó posesión el pasado 10 de diciembre, Karina acompañó a Javier saludando a los ciudadanos durante el recorrido en coche descapotable por Buenos Aires. El próximo viaje será una visita privada a España, la semana que viene, donde el presidente argentino asistirá a la convención anual de Vox del 18 y el 19 de mayo en Madrid para apoyar a su líder, Santiago Abascal, y al partido ultraderechista español de cara a las próximas elecciones europeas. El mandatario no tiene previsto reunirse con el Rey Felipe VI ni con el presidente español, Pedro Sánchez, porque tampoco lo ha solicitado, en la que sería su primera visita a España desde que llegó a la Casa Rosada. El 21 de junio, Milei volvería a viajar a Madrid para recoger un premio concedido por el instituto libertario Juan de Mariana.