Israel acusa a la UNRWA de tener empleados a 450 miembros de Hamas

Crisis en Oriente Medio

La agencia de la ONU denuncia que el gobierno israelí todavía no ha presentado ninguna prueba y acusa al ejército de torturar a sus trabajadores detenidos para obtener confesiones falsas

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Hombres y niños en una manifestación en Rafah para pedir apoyo internacional a la UNRWA el pasado 30 de enero 

- / AFP

El Ejército de Israel ha asegurado que la agencia para los Refugiados Palestinos de la ONU emplea a más de 450 miembros de Hamas, aunque no aportó ninguna evidencia para sostener dichas acusaciones, y reveló grabaciones de audio que supuestamente corresponden a conversaciones telefónicas de dos empleados de la agencia en las que hablan de su participación en el ataque del grupo islamista Hamás del 7 de octubre.

Philippe Lazzarini, director de la agencia, respondió en una conferencia de prensa el lunes por la noche que “nunca ha sido informado” ni ha recibido ninguna prueba de las afirmaciones de Israel. Cada año, dijo, la UNRWA proporciona a Israel y la Autoridad Palestina una lista de su personal "y nunca he recibido la más mínima preocupación sobre el personal que hemos estado empleando". La única acusación que se le comunicó verbalmente fue sobre 12 empleados de la UNRWA que pesuntamente participaron en los ataques del 7 de octubre, dijo, que fueron despedidos y contra los que la ONU ha abierto dos investigaciones.

Además, en un comunicado, la UNRWA acusó a Israel de detener a varios de sus empleados y obligarlos, mediante tortura y malos tratos, a dar confesiones falsas sobre los vínculos entre la agencia, Hamas y el ataque del 7 de octubre contra Israel. "Estas confesiones forzadas como resultado de la tortura están siendo utilizadas por las autoridades israelíes para difundir aún más información errónea sobre la agencia como parte de los intentos de desmantelar la UNRWA", decía el comunicado. "Esto está poniendo en riesgo a nuestro personal en Gaza y tiene graves implicaciones sobre nuestras operaciones en Gaza y alrededor de la región”.

Según el Ejército, los servicios de inteligencia determinaron que la UNRWA "emplea a más de 450 miembros de organizaciones terroristas de la Franja de Gaza, principalmente Hamás", y que esos grupos "explotan habitualmente a las organizaciones de ayuda internacional con fines terroristas".

Para el portavoz del Ejército, Daniel Hagari, la colaboración de empleados de la UNRWA con Hamas no es un hecho aislado sino un patrón. En una conferencia televisada, Hagari recalcó que las milicias utilizan fondos que provienen de las donaciones de la comunidad internacional con propósitos humanitarios "para cometer crímenes contra la humanidad". Hagari apuntó que enviará las grabaciones, junto con información adicional de inteligencia, a la ONU.

Por su parte, el ministro israelí de Exteriores, Israel Katz, instó en un mensaje en la red social X al secretario general de la ONU, António Guterres, a que Hamas sea "reconocido globalmente como una entidad terrorista y que las naciones que lo apoyen sean etiquetadas como patrocinadoras del terrorismo". En su mensaje, Katz reiteró que Israel desea expulsar a la UNRWA de Gaza y que no participe en la atención a los civiles en la Franja una vez concluida la guerra.

Por otro lado, el ejército israelí indicó en un comunicado que "las Fuerzas de Defensa de Israel exponen dos grabaciones que incriminan a dos profesores de la UNRWA que participaron en la masacre”. Uno de los audios corresponde supuestamente a la voz de Yusef Zidan Suleiman al Hawajara, a quien Israel identifica como profesor de árabe en una escuela de la UNRWA en Deir al Balah, en el centro de la Franja. En su conversación, describe su entrada en territorio israelí y, entre risas, afirma que capturó a una mujer israelí. El otro audio correspondería a Mamduh Hasin Ahmed Alkali, identificado como maestro de primaria de la UNRWA en Jan Yunis, una región del sur del enclave palestino donde Hamás tiene un bastión. En su conversación dice que se encuentra dentro de territorio israelí.

En enero, Israel acusó a la UNRWA de tener entre su plantilla a al menos 12 empleados que participaron en el ataque. La agencia de la ONU rescindió inmediatamente sus contratos y abrió una investigación, pero incluso antes de obtener los resultados, 18 países anunciaron la suspensión de su financiamiento a la agencia de Naciones Unidas, entre ellos algunos de sus principales donantes como Estados Unidos, Canadá, Alemania o Japón.

Lazzarini denunció ayer que Israel nunca aportó las pruebas que demostraran la implicación de dichos empleados en los ataques. "No se me aportó ninguna información suplementaria desde ese día", dijo el funcionario, quien reconoció que tuvo que despedir a los acusados porque se necesitaba acción urgente. Todas las demás cifras ofrecidas posteriormente por Israel no han sido comunicadas oficialmente a UNRWA, insistió.

Lazzarini, que hablaba ante la Asamblea General por primera vez desde las primeras acusaciones de Israel, dijo además que Israel busca "eliminar el papel de la UNRWA como protector del pueblo palestino y (su papel) como testigo de su drama".

Lazzarini lamentó además que "pese a la naturaleza infundada de las acusaciones", 16 países han dejado de financiar a la agencia, lo que ha supuesto un recorte en su presupuesto de 450 millones de dólares. "UNRWA está enfrentándose a una campaña deliberada y concertada para socavar sus operaciones (que tienen el mandado de la Asamblea, recordó), y en último término acabar con ellas", lamentó Lazzarini.

Esas campañas incluyen "inundar a los donantes con desinformación diseñada para fomentar la desconfianza y empañar la imagen" de la agencia, dijo Lazzarini, que alertó contra los proyectos de Israel de dejar de lado a la UNRWA en el diseño de una Gaza post-conflicto, dado que ninguna otra agencia podrá hacerse cargo de servicios como la salud o la educación.

El embajador español en la ONU, Héctor Gómez, tuvo un papel relevante en la sesión especial de la Asamblea, pues tomó la palabra en nombre de varios países europeos -Noruega, Bélgica, Irlanda, Portugal, Eslovenia, Luxemburgo y Malta- no solo para expresar su apoyo a la agencia sino para pedir a la Comisión Europea que acelere la entrega de 50 millones por su parte.

"Apoyamos firmemente -dijo Gómez en su discurso- el mandato de UNRWA, que sigue siendo tan esencial como antes. Nos preocupan mucho los esfuerzos por socavar (su papel). Son el pilar de la respuesta humanitaria tan vital en Gaza, donde otras agencias dependen de ella (y son) el faro de esperanza para millones de niños, mujeres y hombres".

Tras su intervención, Lazzarini confirmó en una rueda de prensa que su agencia ha registrado "cientos" de casos de abusos, denunciados por palestinos detenidos en centros israelíes.

Lazzarini dijo que estas denuncias son comunicadas por canales internos y que no están destinadas a hacerse públicas, pero al ser filtradas ayer a un periódico estadounidense se vio obligado a confirmar que existen y que se refieren a las recogidas por sus agentes en el cruce de Kerem Shalom, único punto de acceso de Israel a la Franja de Gaza por el sur.

Se trata de denuncias presentadas por palestinos que acaban de pasar un periodo de detención de semanas o meses en Israel, en muchos casos sin un debido proceso: "La mayoría de ellos llegaban totalmente traumatizados por el suplicio", dijo Lazzarini en una rueda de prensa.

Requerido para que describiera algunos de los abusos, señaló que se trataba de "un amplio repertorio de humillaciones sistemáticas", y citó casos de prisioneros que fueron fotografiados desnudos, o víctimas de abuso verbal o psicológico, amenazas de electrocución, privación de sueño, uso de perros de forma intimidatoria o la obligación de llevar pañales a personas adultas durante varios días.

La UNRWA, que cuenta con unos 30.000 empleados, es el principal proveedor de ayuda humanitaria en la devastada Franja de Gaza, donde cinco meses de guerra han dejado más de 30.500 muertos, 72.000 heridos, 7.000 desaparecidos -70% de ellos niños y mujeres- y más de dos millones de desplazados que sobreviven en una crisis humanitaria sin precedentes.

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