De celebridad a insurrecto: la evolución de Donald Trump desde su salto a la política

Estados Unidos

El expresidente ha pasado en nueve años de ser un 'outsider' del Partido Republicano a su líder indiscutible, ha endurecido su discurso y está acorralado por numerosas causas judiciales

Horizontal

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su discurso previo al asalto al Capitolio, el 6 de enero del 2021. 

Evan Vucci / AP/LaPresse

El 16 de junio del 2015, Donald Trump descendió por una escalera mecánica dorada junto a su mujer, Melania, en su icónica torre homónima de Nueva York, subió a un escenario improvisado y dio un discurso que será recordado como un antes y un después en la historia política de Estados Unidos. “He estado observando a los políticos, he lidiado con ellos toda mi vida. Si puedes hacer un buen trato con uno de ellos, entonces hay algo mal en ti. Estos son nuestros representantes: nunca van a hacer a América grande de nuevo, pues están controlados por los lobbies, por los donantes y por el interés especial”, dijo ante unas pocas decenas de personas y cámaras de televisión. Y continuó con su gran anuncio: “Damas y caballeros, soy oficialmente candidato a la presidencia de EE.UU. y vamos a hacer a nuestro país grande de nuevo”.

Han pasado casi nueve años y estas cuatro palabras, Make America Great Again, se han convertido en algo más que un lema de la campaña de un outsider. Son ahora una religión civil, un dogma, un distintivo ideológico: el eje divisor de la acuciada polarización política en EE.UU. y el mundo. Son, también, “una amenaza para la democracia”, en palabras del actual mandatario, Joe Biden. Y vuelven a ser el eslogan de un candidato a la presidencia.

Pero, en esta ocasión, no representan a una celebridad televisiva recién aterrizada al fango de la política, sino al primer presidente en sufrir dos juicios políticos en la historia, el primer expresidente imputado penalmente y el líder indiscutible de un partido al que ha convertido en su imagen y semejanza. En nombre de ese acrónimo de cuatro letras, MAGA, se dio el 6 de enero del 2021 el mayor ataque a la democracia estadounidense desde la Guerra de Secesión, cuando cientos de seguidores de Trump trataron de impedir en el Capitolio la certificación del legítimo vencedor de las elecciones.

Desde el 2016, Trump mantiene una aprobación del 40% entre el electorado estadounidenses

Trump dio el salto a la política con 69 años, después de dos décadas amagando con hacerlo algún día. Y lo hizo con el Partido Republicano, después de haberse identificado como demócrata en el 2004. Su anuncio fue recibido con escepticismo por la prensa, la ciudadanía y el establishment de su partido. Su tono y sus propuestas fueron calificadas de demasiado radicales, absurdas y alejadas del interés nacional.

"Soy realmente rico", señaló como uno de sus principales activos, en un país que idolatra a los multimillonarios: "Soy, de lejos, la persona más exitosa que se ha presentado nunca a liderar este país". Y vendió una serie de promesas de campaña, que nueve años después siguen sonando familiares: "Voy a construir un gran muro, y nadie construye muros mejor que yo, créanme", dijo, avalado por su imperio inmobiliario, "y haré que México lo pague". "Derogaré y reemplazaré la gran mentira, el Obamacare"; "seré el presidente más duro que habéis tenido contra el ISIS"; "impediré que Irán consiga armas nucleares"; "terminaré con la deuda billonaria"; "pondré fin al fraude, al despilfarro y el abuso del Medicare, el Medicaid y los programas de Seguridad Social".

Las encuestas no le daban la más mínima opción frente a la candidata demócrata, Hillary Clinton, a quien avalaban un currículum envidiable y un perfil, en principio, más tradicional y apto para ocupar la Casa Blanca: más de dos décadas en política, como primera dama, senadora y secretaria de estado. Pero, con una campaña agresiva en redes sociales y con un discurso estridente, simplista y provocador, en contra del orden establecido, hostil contra los medios de comunicación convencionales y alejado de la burbuja de Washington, Trump supo explotar el hastío de los estadounidenses con la clase política.

Los escándalos de Trump siguen captando la atención mediática y beneficiándole electoralmente

En los últimos meses de campaña, en el 2016, el magnate estuvo en portada casi a diario en medios de todos los espectros ideológicos. Hoy tiene 77 años y sus escándalos siguen captando la atención mediática, y no es para menos: condenado por abusar sexualmente y difamar a la periodista Jean Carroll, y por fraude continuado al haber inflado el valor de su patrimonio en Nueva York; imputado por tratar de subvertir la democracia en Washington, por su intento de manipular el resultado de las elecciones en Georgia, por retener un centenar documentos clasificados en su residencia en Florida al abandonar la Casa Blanca, y por falsificación documental en el soborno a la actriz porno Stormy Daniels para acallar una relación extramatrimonial en Nueva York. Un total de 91 cargos penales en cuatro procesos distintos.

Lee también

El acrónimo MAGA ya no es un inocente lema de campaña. Es la bandera de una fiel base de seguidores de Trump –quien, desde el 2016, ha logrado mantener alrededor del 40% de apoyo popular– que lo considera inocente de todos estos delitos y se explica sus problemas judiciales por la persecución de un "estado profundo" que ha diseñado una "caza de brujas" para que Trump no vuelva a ser presidente, un cargo que le arrebataron con "el gran robo" de las elecciones del 2020.

MAGA también representa a un discurso que, con el paso de los años, se ha ido volviendo más autoritario, más conspiranoico y menos divertido. Trump ya no es el showman que era en el 2016: sus monólogos cómicos se han convertido más bien en homilías, secundadas por la liturgia MAGA. Sus servicios religiosos comienzan con la canción Justice for all, un tema asociado al movimiento extremista QAnon en defensa de los encausados por el asalto al Capitolio. Y, en su oratoria populista, predica que por la frontera sur solo entran "violadores, asesinos y narcotraficanes", que "animaría a Rusia a hacer lo que demonios quiera" con los aliados de la OTAN que no gasten lo suficiente en Defensa, o que él es "el único estadounidense" capaz de "evitar la tercera guerra mundial".

El expresidente tiene encaminada la nominación republicana, que podría consagrar el próximo sábado en las primarias de Carolina del Sur, estado del que fue gobernadora su única rival, Nikki Haley, y donde domina con el 63% de la intención de voto. Salvo sorpresa, en noviembre se enfrentará de nuevo a Biden, desgastado electoralmente por su edad (81 años, cuatro más que el magnate), por las cifras récord de migrantes, por la inflación y por su apoyo a Ucrania en un conflicto estancado, y a Israel, que ya ha segado la vida de unas 28.000 personas. Según la última encuesta de Ipsos, la carrera está tan igualada como en 2020: Trump mantiene el 37% de la intención de voto, frente al 34% de Biden.

Lee también
Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...