La vejez, la salud y las capacidades mentales de Joe Biden, el presidente de más edad en la historia de Estados Unidos (81 años), vuelven a ser portada en todo el mundo. Nadie cuestiona, sin embargo, las de su probable rival en noviembre, Donald Trump, quien tan solo tiene cuatro años menos.
Todo a raíz de un demoledor informe del fiscal especial Robert Hur, que sirvió en el Departamento de Justicia durante el mandato del republicano, y que el jueves le hizo la mejor campaña posible, retratando al presidente como un viejo senil, incapaz de recordar fechas básicas de su biografía, incluida la de la muerte de su hijo. El objeto de su investigación, sin embargo, no era la edad de Biden, sino su retención de documentos clasificados en su residencia en Delaware y en una antigua oficina en Washington, que se llevó cuando abandonó la vicepresidencia en 2017.
El fiscal decidió no presentar cargos penales, lo que le hubiera convertido en el primer presidente imputado en la historia estando en el cargo. Y trazó diferencias claras entre su caso y el de Trump, el primer expresidente imputado, que está acusado de 40 delitos en Florida por llevarse un millar de documentos gubernamentales cuando abandonó la Casa Blanca, un centenar de los cuales con la etiqueta de 'clasificado', y retenerlos cuando la justicia se los reclamó. Biden tenía en su poder una treintena y, a diferencia de Trump, cooperó con la justicia en todo momento, según describe Hur en su informe.
Estos hechos fueron citados como motivos de peso para no imputarlo, a pesar de que el fiscal concluyó que Biden se había llevado "voluntariamente" los documentos. Pero también lo fue el estado de su memoria, que presentó "serias limitaciones" durante una declaración de cinco horas durante el 8 y 9 de octubre. Según el fiscal Hur, de presentar cargos penales, hubiera sido muy difícil convencer al jurado de la culpabilidad de Biden "por un delito grave que requiere un estado mental de voluntariedad".
El informe, de 345 páginas, describió al mandatario como un "anciano bienintencionado con mala memoria" y con "facultades disminuidas por la edad". Un ataque directo al principal motivo de la impopularidad de Biden, el presidente con menor índice de aprobación a estas alturas de mandato (38,6%) desde 1948, en el tercer año de la presidencia de Harry Truman (36,1%), según el modelo FiveThirtyEight.
Biden es el presidente más impopular en siete décadas a estas alturas de mandato
Lo que debía ser un informe de exoneración legal se convirtió en una nueva crisis política de un presidente que, ciertamente, no ha contribuido con sus recurrentes lapsus a enmendar la caricatura que pesa sobre él. Inmediatamente, Biden convocó a la prensa de urgencia y dio un discurso dirigido a la nación para tratar de frenar la hemorragia.
"Me alegra ver que el fiscal ha llegado a la conclusión de que no hay pruebas suficientes como para presentar cargos contra mí", remarcó, "ha reconocido que cooperé, que no puse ningún obstáculo, ni tuve retardos. De hecho, estaba tan decidido a darle lo que me pedía, que acepté una entrevista de cinco horas en persona, ¡cinco horas!, durante dos días, el 8 y el 9 de octubre, a pesar de que Israel acababa de ser atacado por Hamás el día 7 y yo estaba muy ocupado manejando una crisis internacional".
Preguntado por su estado de salud, en el ojo del huracán, dijo: "Soy bienintencionado, soy un hombre mayor, y sé qué demonios estoy haciendo. Soy el presidente y he vuelto a poner a este país de pie. No necesito su recomendación (del fiscal)". Y denunció la parte del demoledor informe en la que Hur asegura que Biden no recordaba las fechas en que fue vicepresidente y en que murió su hijo. "¿Cómo demonios se atreve a poner eso?", dijo, pareciendo ahogar sus lágrimas, "cada Día de los Caídos celebramos un servicio en su recuerdo al que asisten amigos y familiares. No necesito a nadie que me recuerde cuándo falleció".
En su discurso a la nación tras el informe, Biden confundió al presidente de México con el de Egipto
Una gestión de crisis, que terminó por ahondar en la debacle: al final de su declaración, confundió al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, con el egipcio Abdelfatah al Sisi. Horas antes, había confundido una conversación que mantuvo en 2021 con Angela Merkel, afirmando que había sido con su antecesor, Helmut Kohl, quien murió cuatro años antes de esa fecha. Fue el último desliz de una semana negra: el miércoles confundió al actual presidente de Francia, Emmanuel Macron, con el de hace cuatro décadas, François Mitterrand.
Los republicanos aprovecharon la ocasión para echar más leña al fuego y ensañarse con Biden. El senador Marco Rubio publicó un tuit exagerando el informe del fiscal: "decidió no presentar cargos contra Biden porque cree que tiene una demencia relacionada con la edad". "El informe confirma lo que los estadounidenses han estado viendo a través de sus pantallas durante los últimos años: que un anciano con mala memoria está llevando a EE.UU. a la guerra, al desastre inflacionista y a la falta de oportunidades para los contribuyentes", dijo Chris LaCivita, uno de los principales estrategas de campaña de Trump.
El magnate, quien también ha tenido lapsus recientemente –confundió a Nikki Haley con Nancy Pelosi y a los líderes de Hungría y Turquía–, sale favorecido de un nuevo episodio que centra la atención mediática en la edad de Biden. Según una encuesta publicada esta semana por NBC News, los estadounidenses consideran que está más "capacitado" para el puesto de presidente, aventajando en un 16% a su rival, cuando en 2020 Biden lideraba por nueve puntos en la misma cuestión.
La vejez y los lapsus están castigando más electoralmente a Biden que los 91 delitos penales imputados en cuatro procesos judiciales distintos a Trump. Un 76% de estadounidenses está preocupado por el estado de salud del presidente, mientras que un 61% lo está por los problemas legales del republicano, según la misma encuesta. La campaña de Biden enmarca los comicios de noviembre como un plebiscito entre el orden constitucional y la "amenaza existencial para la democracia" que representa Trump. Pero, a nueve meses para las elecciones, el discurso del miedo no parece suficiente para lograr la reelección.