Tres obstáculos se interponen en el camino de retorno de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025: Nikki Haley, Joe Biden y sus cuentas pendientes con la justicia estadounidense. Cuatro, si contamos la capacidad del candidato de autosabotearse. En el último episodio de colérico orgullo propio, después de ganar contundentemente en los caucus de Iowa y por un margen menor en las primarias de Nuevo Hampshire, Trump amenazó a los donantes de Haley con expulsarlos "permanentemente" de su movimiento.
"Cualquiera que haga una contribución a Cabeza de Chorlito –despectivo apodo con el que se refiere a la exgobernadora de Carolina del Sur–, a partir de este momento, será permanentemente excluido de la comunidad MAGA (de su lema insignia, Make America Great Again)", publicó el expresidente en su red social, Truth Social. "No los queremos, y no los aceptaremos, porque ponemos a Estados Unidos primero, ¡y siempre lo haremos!".
Más allá del tinte autoritario que desprende, este posicionamiento denota preocupación por la resistencia de Haley, la única contendiente alternativa al magnate en pie en las primarias republicanas, que se ha comprometido a no abandonar la carrera electoral. A pesar de que sirvió en su administración como embajadora ante la ONU, Haley representa al otro Partido Republicano –la "vieja guardia", en palabras del excandidato Ron DeSantis–, y pretende aglutinar el voto anti-Trump de los republicanos más moderados y tradicionales.
La incomodidad de Trump quedó patente cuando subió al escenario tras vencerla, con tan solo once puntos de margen, en Nuevo Hampshire. "Este no es el típico discurso de la victoria", dijo, con un semblante enfadado. Y nada tenía que ver con el que había dado una semana antes, después de arrasar en Iowa. De hecho, en seis días, su mensaje cambió radicalmente: abandonó el magnánimo discurso, en el que pidió "unidad de republicanos, demócratas, conservadores y progresistas", y pasó al ataque contra la republicana.
"Trump está completamente desquiciado", respondió Haley en Fox News. "Se supone que un presidente debe servir a todas las personas de EE.UU. y está decidiendo que tiene un club y va a prohibir a las personas entrar y salir de él". Tras conocerse la última condena a Trump, este viernes, que le obligará a pagar 83,3 millones de dólares a la columnista E. Jean Carroll por difamación, y que se suma a otra condena anterior por abuso sexual y otra por fraude con la Organización Trump, Haley aseguró que el país debe pasar página: "mientras hablamos de Trump, no estamos hablando de arreglar los problemas de la frontera, ni de frenar la inflación".
La estrategia del magnate de amenazar a los donantes de su competidora, de momento, no parece haber surgido efecto. Con contadas excepciones, como el empresario del metal Andy Sabin, que en una entrevista dio a Trump por vencedor y aseguró que "Haley necesita abandonar", pues, tarde o temprano, "su dinero se agotará: ¿por qué financiar a alguien que sabes que no tiene ninguna posibilidad?".
"Esta carrera está lejos de haber terminado", repitió la exgobernadora de Carolina del Sur, precisamente, en ese estado, que celebrará primarias el próximo 24 de febrero. "Hemos recaudado un millón de dólares desde que di ese discurso", aseguró, refiriéndose al que dio la noche tras las primarias de New Hampshire, "y lo hemos hecho online, con pequeños donantes". Concretamente, "hemos tenido 200.000 donantes de todos los 50 estados. El 95% de esas donaciones eran de 200 dólares o menos".
Si Trump logra vencer de manera contundente a Haley en Carolina del Sur –como apuntan las encuestas, que le dan 40 puntos de ventaja–, es previsible que se desmorone la candidatura de la exembajadora, pues lo tendrá complicado para convencer a sus donantes de que sigan inyectando millones en una campaña sin proyección.
Las encuestas dejan un escenario parejo en el duelo entre Trump (44%) y Biden (43%)
Pero, para llegar a la presidencia, el magnate tendrá que vencer en los comicios de noviembre, muy probablemente, a su archienemigo Joe Biden: la única persona que ha sido capaz de ganarle unas elecciones, a pesar de que Trump siga repitiendo que su victoria fue producto de un fraude. La última encuesta de YouGov deja a ambos candidatos casi a la par: Trump con el 44% de la intención de voto y Biden con el 43%.
Las encuestas también dicen que los votantes, especialmente los republicanos moderados e independientes, serían más reticentes de votar a Trump en caso de que sea condenado en uno de los cuatro procesos penales que enfrenta, en los que se le imputan 91 delitos distintos en Nueva York, Washington, Georgia y Florida.
Una condena no le prohibiría presentarse: la Constitución estadounidense permite a un convicto presentarse incluso desde la cárcel. Quien sí tiene en su mesa tal prohibición son los nueve magistrados del Tribunal Supremo de EE.UU., que el próximo 8 de febrero tienen prevista la audiencia inicial del caso que decidirá si puede estar su papeleta en aquellos estados que lo han denegado –Colorado y Maine– por su "participación en una insurrección", la del asalto al Capitolio, el 6 de enero del 2021.