En el banquete de la nominación republicana a la Casa Blanca, no hay pastel para todos. El anfitrión, Donald Trump, ya se ha servido una mitad y está dispuesto a devorarla; la otra mitad se la disputan cuatro invitados: Ron DeSantis, Nikki Haley, Vivek Ramaswamy y Asa Hutchinson. Chris Christie llamó ayer por la tarde para avisar de que no llegaba. Ramaswamy y Hutchinson comen en la mesa de los pequeños. DeSantis y Haley, los únicos puntuales, se han lanzado los platos a la cabeza antes de la cena. Trump, amo y señor de la mansión, parece que comerá aparte.
Después de cuatro debates de primarias entre los candidatos alternativos al expresidente, anoche llegó el primer cara a cara entre los dos únicos con opciones –aunque ínfimas– de destronarlo. En un debate organizado por la CNN, DeSantis y Haley tuvieron la última oportunidad de brillar antes de los caucus de Iowa, que iniciarán el ciclo de primarias el próximo lunes. La cita contó, de nuevo, con la ausencia voluntaria de Trump, que contraprogramó con una aparición en un town hall (un encuentro en directo) en Fox News, en el que se enfrentó a las dóciles preguntas del público.
"Donald Trump se presenta para arreglar sus problemas, Nikki Haley se presenta por los problemas de sus donantes, yo me presento por tus problemas, los de tu familia y para darle la vuelta a este país", dijo el gobernador de Florida, DeSantis, en la intervención que abrió el debate. Y se lanzó a la guerra contra su contendiente, que contraatacó anunciando el lanzamiento de una nueva página web (desantislies.com) que recopila sus "mentiras".
"DeSantis está preocupado por mis donantes porque a él le han abandonado al ver que su campaña se desmorona", respondió Haley, quien fue embajadora de EE.UU. ante la ONU durante parte de la administración Trump. "Cada vez que mienta, no lo convirtáis en un juego para beber, porque vais a estar bien servidos al final de la noche", bromeó. Haley, lanzada en las encuestas, pero todavía a cincuenta puntos del expresidente, se presentó ante la audiencia como la alternativa al "caos" y portadora del "cambio generacional" del Partido Republicano.
Las dos horas de debate se convirtieron en un intercambio incesante de ataques, todos ellos calificados de "mentiras" por el afectado. DeSantis acusó a Haley de tener un discurso flojo contra la inmigración y prometió que, si es presidente, "construiremos el muro y haremos que México lo pague". Dijo que durante su etapa de gobernadora "vendió Carolina del Sur a China" por permitir la entrada de empresas del Gigante Asiático. Y aseguró que Haley "se preocupa más por la frontera de Ucrania que por nuestra frontera sur".
La exgobernadora, que defiende el envío de ayuda adicional a Ucrania, impopular entre los votantes republicanos, definió al país como "proestadounidense y amante de la libertad". Cuando los moderadores introdujeron al otro aliado en guerra de EE.UU., Israel, el debate se convirtió en una competición por ver quién es más proisraelí. Aunque difirieron en un punto: la política de desplazamiento forzoso de población que está aplicando Tel Aviv, que recibe el respaldo de DeSantis, y a la que se opone Haley, al igual que la administración Biden. "Tienes la manera de pensar de la ONU", replicó DeSantis.
En el terreno de las guerras culturales, en el que el gobernador de Florida se mueve como pez en el agua, DeSantis defendió sus políticas en el estado sureño, como la batalla legal contra el autogobierno de Disney en Orlando por su cultura "woke", la prohibición de libros antirracistas en las escuelas o la persecución de los derechos LGTBI.
"El gobierno no debería intimidar a nuestras empresas", criticó Haley, defendiendo una posición más tradicional en el Partido Republicano. Luego coincidió con DeSantis al criticar la transición de género a temprana edad: "Los niños deben ir al baño de hombres, y las niñas, al de mujeres", dijo, y añadió: "los menores de edad no deberían poder cambiar su género, cuando en EE.UU. no tienen edad para tatuarse".
Haley se beneficiará de la retirada de Christie de la campaña electoral
Al debate lo ha precedido la temprana retirada de la carrera electoral del exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, el único candidato abiertamente contrario a los postulados trumpistas. Su caída es representativa de la situación crítica que viven los sectores más tradicionales del Partido Republicano. Christie, al que las encuestas le daban un pobre 3,6%, ni siquiera ha tenido oportunidad de confrontar con Trump, su principal objetivo, dada la ausencia del expresidente en todos los debates celebrados.
Previsiblemente, Haley, algo más moderada que DeSantis, se beneficiará de la retirada de Christie, especialmente en Nuevo Hampshire, el siguiente estado en celebrar primarias (el 23 de enero) y de los pocos donde Trump no supera el 50% de la intención de voto. Pero nadie confía en sus opciones, incluido Christie: poco antes de su anuncio, lo han pillado con el micro abierto diciendo que Haley "va a ser arrollada" por el expresidente y que "no está a la altura" de la situación.
La popularidad de Haley ha ido subiendo con el paso de los debates de primarias: antes del primero, el 23 agosto del año pasado, tenía el 3% de intención de voto; este miércoles, se ha presentado al quinto debate con el 11,5%, según el modelo de FiveThirtyEight.
DeSantis desaprovechó anoche su gran oportunidad para desmarcarse de Trump, quizás la última, después de un año que comenzó como su alternativa indiscutible y que ha terminado en tercera posición en las encuestas, perdiendo el apoyo de importantes donantes y el momento de atención mediática. Consciente de la importancia de Iowa en el ciclo electoral que comienza, se ha recorrido sus 99 condados y se ha ganado el apoyo de la gobernadora, la republicana Kim Reynolds.
Trump: "La pertenencia a la OTAN dependerá de si nos tratan adecuadamente"
Siguiendo su estrategia, Trump ha vuelto a estar ausente en el debate y lo ha contraprogramado. Su town hall en Fox News fue más amable y breve, de una media hora, en la que dejó algunos titulares. En una pregunta sobre la permanencia de EE.UU. en la OTAN, dijo que "depende de si nos tratan adecuadamente", puesto que los países miembros "se aprovecharon de nuestro comercio y de nuestra protección militar".
Respondiendo a otra pregunta del público, se atribuyó el mérito de haber terminado con las protecciones federales al aborto: "estoy orgulloso de haberlo logrado", dijo, a pesar de que fue el Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, quien desprotegió el derecho a nivel federal. Y poco antes de abandonar el plató, dejó un último anuncio: "Sé quien va a ser mi vicepresidente, pero no os lo puedo decir todavía".
En la capital de EE.UU., se rumorea que la elegida podría ser la propia Haley, quien ya formó parte de su gabinete en 2017. Pero antes deberá derrotarla en las urnas. Si la exembajadora ante la ONU logra la segunda posición en Iowa y gana en Nuevo Hampshire, se puede prever una retirada temprana de DeSantis de la carrera electoral. Luego llegarán los caucus de Nevada, donde está cantada una arrolladora victoria de Trump, y su prueba de fuego será en Carolina del Sur, estado del que fue gobernadora, donde a día de hoy cuenta con bajos índices de popularidad. Si pierde esa batalla, previa a la fecha clave del Supermartes (5 de marzo), despejará el camino a Trump, que se comerá el pastel entero en el banquete republicano.