Rusia abandona el tratado de control de fuerzas en Europa, un pacto clave tras la guerra fría
Guerra en Europa
Aunque lo suspendió en 2007, Moscú dice que su preservación formal es hoy inaceptable desde el punto de vista de la seguridad de Rusia
Moscú culpa a Washington de socavar los acuerdos de seguridad posteriores a la guerra fría con la expansión de la OTAN hacia el este
La intervención rusa en Ucrania está terminando con todos los puentes que durante la guerra fría y tras el fin de la URSS se tendieron entre Moscú y Occidente. Este lunes, el Ministerio de Exteriores ruso anunció que Rusia ha completado el proceso y ha abandonado definitivamente el Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), un histórico y fundamental pacto de seguridad que limitaba categorías claves de tropas convencionales desplegadas en el continente.
Rusia pone toda la responsabilidad de esta situación a Estados Unidos, a quien culpa de que tras el fin de la guerra fría los tratados de seguridad hayan perdido relevancia debido a la expansión de la OTAN hacia el este.
Tiempos difíciles, pero mejores
El abandono de este tratado tendrá pocas consecuencias prácticas inmediatas, porque Rusia suspendió su aplicación ya en 2007.
En ese momento, las relaciones con los países occidentales no eran tan catastróficas como hoy, con una actualidad marcada por la guerra en Ucrania desde hace más de 20 meses, cuando Putin lanzó a su Ejército contra su vecino. Pero esas relaciones sí comenzaban a deteriorarse a grandes pasos.
Rusia estaba descontenta con la incorporación de varios países de Europa del Este a la Alianza Atlántica, especialmente la de 2004 de las repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania), que habían formado parte de la URSS.
Escudo de defensa antimisiles de EE.UU.
En 2007 no todo estaba perdido. De hecho, en julio de 2006 Rusia había celebrado en San Petersburgo la cumbre del G8 (club del que aún entonces sí formaba parte) y Putin parecía dispuesto a mantener buenas relaciones con administración de Washington tras visitar a la familia Bush en la finca de Kennenbunkport (estado de Maine).
Pero eso no podía hacer que Moscú pasara por alto los planes de EE.UU. de instalar varios componentes de su escudo de defensa antimisiles en la República Checa y Polonia, dos países del antiguo bloque comunista, miembros de la OTAN y de la UE.
Dieciséis años después, y cuando parece que en el futuro más que restablecer los puentes habrá que construir unos nuevos, Moscú ha decidido olvidarse completamente de un tratado considerado en su tiempo piedra angular para la seguridad en Europa, ya que buscaba prevenir que cualquier alianza militar de la guerra fría (OTAN y Pacto de Varsovia) acumulase fuerzas para lanzar una ofensiva.
Una salida de seis meses
La Duma (Cámara Baja del Parlamento ruso) denunció el pasado mayo el FACE tras admitir un proyecto de ley enviado a los diputados por Putin.
El jefe del Kremlin nombró entonces a Serguéi Rabkov, viceministro de Exteriores, encargado de liderar el proceso de terminación del tratado firmado en 1990 en París y actualizado en 1999. Riabkov dijo en la sesión plenaria correspondiente que se necesitarían "alrededor de seis meses para la salida total de nuestro país de este tratado".
Ese tiempo se ha cumplido ahora.
"A las 00.00 horas del 7 de noviembre concluyó el procedimiento contemplado en el FACE de abandono de este tratado por parte de Rusia. De este modo, el documento jurídico internacional cuya vigencia fue suspendida ya en 2007 quedó para nosotros definitivamente en la historia", señaló el Ministerio de Exteriores ruso en el comunicado emitido este martes.
Un "vestigio del pasado"
Del mismo modo, la diplomacia rusa indicó que junto con el FACE han perdido su vigencia otros dos documentos: el Acuerdo de Budapest de 1990, que fijaba los topes de armamento para cada uno de los países del antiguo Pacto de Varsovia, y el Acuerdo de 1996 que limitaba la cantidad de fuerzas en los flancos tras la desaparición de la Unión Soviética.
Según Moscú, la suspensión de 2007 no era suficiente. "Teniendo en cuenta la responsabilidad directa de los países de la OTAN en la incitación al conflicto en Ucrania, así como la admisión de Finlandia en la Alianza y el estudio de una petición similar de Suecia, incluso la preservación formal del Tratado FACE se ha vuelto inaceptable desde el punto de vista de los intereses fundamentales de seguridad de Rusia", subrayó Exteriores.
Además, no habrá marcha atrás, indicó. "En las actuales condiciones este tratado se ha convertido totalmente en un vestigio del pasado. Nuestros contrincantes no deben rendirse a la ilusión de que Rusia pueda retornar a él", dijo Riabkov en mayo a los diputados rusos.
Rusia dice que el abandono es definitivo
En su comunicado, Exteriores remachó: "Rusia se despide definitivamente del FACE, sin pena y totalmente segura de que le asiste la razón". Según la parte rusa, cualquier intento de mantener acuerdos caducos que no se corresponden a la situación actual puede hacer fracasar los mecanismos de cooperación en el ámbito del control de armamentos.
El Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa lo firmaron los países miembros del Pacto de Varsovia y de la OTAN en 1990, cuando todavía existía la Unión Soviética. Entre los participantes había 28 países de Europa (Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Bélgica, Bulgaria, Reino Unido, Hungría, Alemania, Grecia, Georgia, Dinamarca, Islandia, España, Italia, Kazajistán, Luxemburgo, Moldavia, Holanda, Noruega, Polonia, Portugal, Rusia, Rumanía, Eslovenia, Turquía, Ucrania, Francia y la República Checa) más Estados Unidos y Canadá. El compromiso consistía en reducir cinco tipos de armas: tanques, carros acorazados, artillería del calibre 100 y superior, aviones militares y helicópteros de ataque.
En 1999, durante la cumbre de la OSCE en Estambul, se adaptó el tratado para pasar de la estructura de bloques a la de territorios nacionales, al mismo tiempo que se abría a cualquier otro país que deseara unirse. Sin embargo, el acuerdo adaptado sólo lo ratificaron cuatro países: Rusia, Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania.