El ultraconservador Ron DeSantis, gobernador de Florida y declinante número dos entre los candidatos republicanos a las presidenciales del 2024, es el que más tiene que perder en el primer debate entre los aspirantes a las primarias de ese partido, convocado hoy a las 6 de la tarde (medianoche en España). El coloquio está organizado por la cadena amiga Fox y no contará con Donald Trump, quien prevé contraprogramar la convocatoria con la emisión en internet de una entrevista con su simpatizante el presentador Tucker Carlson, a quien aquella misma cadena despidió en abril.
Al margen del efecto que su doble desaire a la Fox y al Partido Republicano tenga para Trump, efecto que puede acercarse a cero teniendo en cuenta los antecedentes, el debate de mañana resulta crítico para sus competidores. De la docena de ellos que se han presentado a la carrera, 8 participarán en el debate, que se transmitirá desde Milwaukee. Son DeSantis, el exvicepresidente Mike Pence, el empresario Vivek Ramaswamy, la exembajadora de la ONU Nikki Haley, el senador Tim Scott, el gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, y el gobernador de Dakota del Norte, Douglas Burgum.
El expresidente prevé contraprogramar el debate de su partido con una entrevista con Tucker Carlson
Mientras para la mayoría la cita representa la oportunidad de dar a conocer mejor sus propuestas, y a ellos mismos, para DeSantis el debate es una prueba de fuego para, o bien consolidarse como número dos por detrás de Trump, pero muy aventajado respecto al resto, o bien seguir perdiendo posiciones y empezar a ser visto como uno más entre los rivales del expresidente.
La campaña del gobernador de Florida hace agua desde el mismo día en que empezó, el 24 de mayo. Aquel día, el candidato se presentó oficialmente como tal en una emisión en Twitter, mano a mano con su nuevo dueño, Elon Musk, que resultó catastrófica por graves fallos técnicos en la transmisión.
El de por sí extremista DeSantis se esforzó desde el principio por ser o parecer más ultra que Trump. En julio, su equipo de campaña difundió un vídeo en que el aspirante presumía de su homofobia, ya bien conocida por el público por sus declaraciones y sus leyes contra los trans.
Pero la estrategia de a ver quién es el más facha no le dio buenos réditos, sino todo lo contrario. Algunos donantes a su campaña empezaron a tomar distancias. El empresario hotelero Robert Bigelow, que ya le había donado 20 millones de dólares, advirtió que le cortaría el grifo si no atemperaba su discurso para atraer a los votantes más moderados. Y es que la diferencia que Trump sacaba a DeSantis no dejaba de crecer. De abril a hoy, la distancia se ha duplicado, hasta bordear e incluso superar los cuarenta puntos.
Las posiciones de los rivales de Trump, entre los que destaca también el empresario Vivek Ramaswamy –ya cerca de DeSantis– serán importantes en la medida en que los problemas judiciales del expresidente puedan terminar apartándole de la carrera o arrebatándole la hegemonía en el partido.
El exmandatario se presentará mañana en la cárcel de Fulton, Georgia, para ser arrestado y fichado tras su imputación por 13 actos mafiosos y falsedades encaminadas a revertir su derrota del 2020. Trump aceptó el lunes pagar los 200.000 dólares de fianza que el tribunal le impuso para poder seguir libre tras el arresto. El líder tampoco podrá seguir amenazando a testigos y víctimas del caso. No le será fácil: parece que la intimidación está en su naturaleza.