De campos de sangre a Campo Digno

Colombia

Escenario de la violencia paramilitar en Colombia, Sucre estrena el plan de regeneración de Gustavo Petro

De campos de sangre a Campo Digno
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De campos de sangre a Campo Digno | Andy Robinson 

Inmerso en un escándalo rocambolesco que involucra a la niñera de sus dos principales asesores, y con una fuerte oposición parlamentaria empeñada en bloquear su agenda de reformas, la coyuntura política se ha complicado sobremanera para el presidente colombiano, Gustavo Petro.

Pero en el municipio de Los Palmitos, en el cálido estado caribeño de Sucre, los elogios a Petro son casi incondicionales. “Es el único presidente que ha mirado al campo; ha sido una bendición de Dios, una esperanza para nosotros porque prácticamente la teníamos perdida”, explica Cristina Martínez, campesina, madre aún joven de dos treintañeros, que participa en el nuevo programa gubernamental de producción de alimentos conocido como Campo Digno. Está sentada en una pradera rodeada de gallineras vacías con otros representantes de las 240 familias que se reúnen todos los sábados en Los Palmitos para coordinar el plan de producir yuca, maíz y cebolla sobre 500 hectáreas de tierra arrendadas en los alrededores del pueblo. Se espera la primera siembra para el próximo 20 de julio

Si el comentario de Martínez parece melodramático y los elogios al presidente excesivos, conviene tener en cuenta la historia no demasiado distante de Los Palmitos, en la región de Montes de María de la llamada llanura fértil del norte de Colombia. Aquí los grandes terratenientes, principalmente ganaderos, financiaron una guerra de terror paramilitar que se libró durante más de dos décadas contra las ocupaciones campesinas y la guerrilla.

Sucre, Colombia

Campesinos del proyecto Campo Digno, reunidos en Montes de María (Sucre) 

Andy Robinson

“Nosotros vivíamos en una parcela en arriendo por una vereda de los Montes de María cerca de aquí; de allí fuimos desplazados en el 2006 por un grupo de hombres armados,” explica Cristina. “Un grupo –la guerrilla– nos llegaba de día y los paramilitares de noche. La guerrilla no era tan temible como los paramilitares”.

Otro campesino, que sujeta un machete durante la reunión, cuenta su propia experiencia. “Teníamos una parcela aquí cerquita del pueblo y un día en 1988 llegó la guerrilla y nos dieron 72 horas para marcharnos; unos fueron por ahí otros para allá. Después, en 1999 los paramilitares asesinaron a varios familiares míos. Mataron a mi sobrino de 13 años”.

Dos días después de la visita de La Vanguardia a Los Palmitos, otro testimonio –este retrasmitido a lo ancho del país– corroboró el de los campesinos respecto al terror que reinó en Montes de María.

El arrepentido líder paramilitar Salvatore Mancuso, actualmente preso en una cárcel de Georgia, en EE.UU., por delitos de narcotráfico, explicó ante la Comisión de la memoria histórica cómo grupos paramilitares bajo su mando y con la activa colaboración del ejército colombiano perpetraron miles de asesinatos de campesinos, estudiantes y lideres de movimientos sociales. “Cortaban cabezas y descuartizaban”, explicó Mancuso, cuya base de operaciones era el departamento de Córdoba, colindante a Sucre. Los cadáveres “se enterraban en fosas comunes” y, en algunos casos “se incineraban en hornos de ladrillo”.

El informe Un poco de verdad para poder respirar , de la Comisión de la verdad, proporciona más testimonios espeluznantes sobre las masacres en Montes de María, con degollamientos de decenas de campesinos seguidos de “interminables parrandas vallenatas tocadas con acordeón” en pueblos próximos como El Salado y Ovejas.

Montes de María se convirtió en la zona cero de las masacres, precisamente porque sus tierras eran tan fértiles. “Es una de las tierras mas ricas que tiene Colombia” explica un campesino en el informe. “Entonces, ¿qué querían ellos? Matar al campesino, sacarlo, sembrar monocultivo”. La palma fue un cultivo muy rentable por su aceite.

La guerrilla, por su parte, sembraba coca, necesaria para financiar la lucha armada. “El área fue un corredor del narcotráfico y los paramilitares entraron para limpiar y de ahí hubo mucho más violencia”, dice César Aponte, uno de los directores de Camp Digno.

Grupos paramilitares con la colaboración del ejército perpetraron miles de asesinatos de campesinos

En muchos casos, los despojos ni tan siquiera allanaron el camino a los monocultivos. Muchos grandes terratenientes “no hacen nada con la tierra; tienen miles de hectáreas con cuatro vacas, no las ponen a producir y al lado tienen a familias muriéndose de hambre; es un retraso que se hereda del feudalismo español”, dijo Xavier Vendrell, el ex diputado catalán y empresario ya afincado en Colombia que diseñó el proyecto de Campo Digno. “Así que la gente está diciendo ya que les dejen usar la tierra productivamente con apoyo técnico, formación, así como conectividad en internet para facilitar la comercialización; y es lo que pretendemos con Campo Digno”.

Con un estimado 80% en manos del 1% de la población, Colombia es uno de los países mas desiguales en distribución de la tierra del mundo. Es la raíz histórica de la violencia. Ya en los años sesenta y setenta , la Asociación de nacional de usuarios campesinos (ANJUC), cuyo lema era Tierra pal que la trabaja , “fue señalada incluso antes de las incursiones de la guerrilla; intimidaron y asesinaron selectivamente a líderes del movimiento campesino y fomentaron expulsiones”, se explica en el informe de la Comisión. “He revisado archivos de derechos humanos de los años 70 y 80 y no es cierto que la guerrilla tuviera azotada la región; eso fue una excusa”, dice Julio Montoya, historiador de Medellín

Tras el acuerdo de paz firmado en La Habana en el 2015 entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC, los desplazados tienen derecho a reclamar las tierras que perdieron bajo la amenaza de violencia. Pero “pueden tardar entre cinco y diez años en recuperar sus tierras, además del coste que significa tratar de demostrarle al Gobierno que es suyo”, dice Aponte.

Además de esta devolución de tierras, Gustavo Petro pretende implementar una reforma agraria en la que compraría tres millones de hectáreas de tierra para distribuir entre campesinos sin tierra, y realizaría la posesión de otros siete millones para pequeños agricultores que no tienen título sobre sus tierras.

Campo Digno será la punta de lanza del plan de elevar la producción de alimentos mediante la agricultura a escala pequeña y media. Forma parte también del plan de sustitución de cultivos ilícitos, que es el elemento clave del Gobierno contra el narcotráfico. Con financiación del banco público agrario, cada familia de campesinos recibe un préstamo anual de 21 millones de pesos (5.000 euros) para iniciar el proyecto, en el cual tiene una participación como socio al igual que empresas compradoras de los productos, y fondos de inversión interesados en participar. Recibirían también el salario mínimo.

“En el pasado era muy difícil conseguir créditos bancarios; ahora, juntando en este proyecto estamos logrando créditos a bajos tipos de interés”, dice Fredis Mercados Franco , de 55 años, otro campesino que participa.

“No es una cooperativa al uso sino que cada familia será socio empresarial y así evitaremos el problema de la reventa de tierras que ocurrió en el pasado con las reformas agrarias”, dice Álvaro García, uno de los organizadores del proyecto en Los Palmitos.

A escala nacional, se pretende poner en marcha 70 proyectos con siete plantas de transformación en diferentes regiones del país. La meta es estar produciendo en el 2030 más de 60 millones de toneladas de alimentos sobre diez millones de hectáreas de tierra.

El programa se considera un elemento clave de la implementación del proceso de paz , que Petro ya califica como el plan de paz total.

“La paz total se logra empoderando al campesino con sus tierras, con sus proyectos productivos y ayudándolos a que sean empresarios para que ellos sostengan la soberanía alimentaria de los pueblos”, dice Hugo Sánchez, el portavoz de los campesinos, cuyo hermano esta secuestrado en estos momentos.. Esto es esencial en parte para lograr la paz total , añade, “porque precisamente los actores armados se dedican a ganarse la plata fácil asesinando a otras personas porque no tienen otra fuente de ingreso para poder sobrevivir”.

Xavier Vendrell, ex diputado catalán y empresario afincado en Colombia, diseñó el proyecto Campo Digno

De ahí la importancia de la reforma agraria y programas como Campo Digno. Porque aunque se respira la paz en Montes de María los hombres armados pueden volver. “Algunos violentos aún están todavía en grupos conformados –dice Cristina Martínez–. Sentimos temor pero estamos en la lucha”.

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