Una corbeta de fabricación india, INS Kirpan, navega en estos momentos rumbo a Vietnam. No se trata de una visita de cortesía, sino de la primera cesión por parte india a otro país de un buque de guerra actualmente en servicio. Un mensaje político claro, siendo el mar de China una zona caliente, en la que varios países mantienen litigios sobre los límites de sus respectivas aguas territoriales.
Anteriormente, India había regalado patrulleras o embarcaciones militares de menor tamaño, que no estaban en servicio, como señal de buena vecindad a países modestos, como las Maldivas o Mauricio, muy alejados de áreas de fricción. También cedió un submarino a Birmania.
El INS Kirpan, de fabricación india, entró en servicio en 1991. Las relaciones entre India y Vietnam son excelentes desde hace décadas y ambos países comparten la misma mística descolonizadora. Aunque tanto en China como en Vietnam gobierna el Partico Comunista, las relaciones son tirantes desde finales de los años setenta, cuando el Ejército Popular quiso castigar a Hanoi por haber derrocada a los Jemeres Rojos en Camboya. Aquella aventura militar, que acabó mal, es hasta la fecha la última incursión militar china fuera de sus fronteras reconocidas.
Nueva Delhi, sin embargo, mantiene un contencioso fronterizo con China desde que se convirtió en heredera de la mayor parte de la India Británica y de las conquistas himalayas de esta. India es, junto a Bután -en la práctica, un protectorado indio- el único estado que no ha delimitado sus fronteras terrestres con China.
China, por su parte, se toma al pie de la letra el nombre del mar de la China -o de la China Meridional- y reclama la práctica totalidad de sus aguas territoriales, en las que varios otros estados soberanos del sudeste asiático tienen su propia lista de reclamaciones.
La Armada India ha manifestado que la cesión del Kirpan "refleja el compromiso de India en la asistencia y mejora de las capacidades sus socios afines", en un comunicado de fondo y tono parecido a los emitidos por Quad, el foro de diálogo estratégico que agrupa informalmente a EE.UU., India, Australia y Japón en lo que denominan "el indopacífico".
El regalo indio fue anunciado coincidiendo con la visita a principios de mes del ministro de Defensa vietnamita, Gen Phan Van Giang. Y se materializa la misma semana en que un portaaviones estadounidense, el USS Ronald Reagan, vuelve a recalar, tras varios años, en el puerto vietnamita de Danang, que fue clave para los EE.UU. durante la guerra de Vietnam.
El Kirpan está equipado con cañones de alcance corto y medio y misiles antibuque. El día antes de que soltara amarras con honores en Visakhapatnam, para su última singladura bajo bandera india, el ministro de Defensa de China, Li Shangfu, se había reunido con su homólogo vietnamita, con la voluntad de "reforzar la comunicación". Vietnam cuya economía lleva dos décadas creciendo a muy buen ritmo, ha recuperado el pulso en el último trimestre, aunque se resiente todavía de los efectos secundarios de la guerra de Ucrania. Rusia, por su parte, sigue contando con Cam Rahn Bay como base de apoyo, aunque dejó de ser una base naval rusa -antes, soviética- hace más de veinte años.
Esta cesión de un buque de mayor envergadura es también una muestra de confianza de India en su progreso material y militar, tras dos décadas de modernización que han dejado muy rezagado a su principal rival. Pakistán, sumido en un grave crisis financiera y sin apenas reservas para costear sus importaciones vitales, peleaba este viernes por asegurar, tras ocho meses de demora en las conversaciones, un préstamo del Fondo Monetario Internacional que le mantenga a flote hasta las elecciones previstas para otoño.
La situación es tan desesperada que, esta semana, por primera vez, un petrolero ruso ha desembarcado en el puerto pakistaní de Karachi. Cabe recordar que negociar algo parecido, en febrero del año pasado, habría estado entre los principales desencadenantes de una bien engrasada moción de censura contra el entonces primer ministro Imran Jan.
El empantanamiento de la economía pakistaní mueve a muchas familias de un puñado de distritos rurales a venderse tierras para pagar el pasaje de alguno de sus vástagos en los barcos deliberadamente inseguros con que los mercaderes de la inmigración ilegal se enriquecen en Libia, Turquía y la propia Europa.
Nordeste tribal de India
Prosigue la tensión en Manipur, donde miles de kukis han sido expulsados de la capital
No obstante, la atención de India está ahora mismo en su propio Oriente, en el estado de Manipur, cuyo jefe de gobierno, Biran Singh -del mismo partido del primer ministro, Narendra Modi- iba a presentar su dimisión al gobernador. La carta de dimisión, sin embargo, fue oportunamente arrebatada y despedazada por sus propios seguidores. El mes pasado, 249 iglesias baptistas de los kukis -uno de los tres principales étnicos de Manipur, junto a los nagas, en las colinas del norte y los meiteis, en el valle central- fueron quemadas, vandalizadas o derribadas en aquel estado.
Ni Nueva Delhi, ni Imphal (capital de Manipur, dominada por los meiteis) han logrado poner fin a la tensión, que ha dejado más de cien muertos -casi todos kukis- y decenas de miles de desplazados, tanto en campamentos como en el vecino estado de Mizoram (mizos, kukis y chin -en Birmania- son básicamente el mismo pueblo tribal). El rostro visible de la oposición, Rahul Gandhi, vio como el jueves se le impedía desplazarse desde Imphal a la capital oficiosa kuki, Churachandpur, oficialmente porque se temía por la seguridad de su comitiva.