El papa Francisco evoluciona favorablemente tras superar ayer una operación de tres horas por una hernia abdominal que amenazaba con obstruirle el intestino. En un comunicado, el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, ha informado esta mañana que de acuerdo con el equipo médico que le sigue, el Pontífice ha pasado una noche tranquila en la que ha podido descansar bien, está “en buen estado, despierto y respirando espontáneamente”.
La Santa Sede ha enviado esta tarde un nuevo parte en que informaba que el Pontífice se ha alimentado con una dieta hídrica, y que sus parámetros hemodinámicos y respiratorios son estables. Durante la tarde ha recibido la Eucaristía, y “entre todos los mensajes de cercanía que ha recibido se ha emocionado por el afecto de la familia del pequeño Miguel Ángel”, un niño de origen peruano en la unidad de oncología pediátrica y neurocirugía infantil del hospital a quien bautizó durante su último ingreso, a finales de marzo. Sus padres le han mandado un póster con imágenes familiares para desearle que se recupere pronto. El Papa les ha llamado brevemente para agradecérselo.
El comunicado del Vaticano
Está “en buen estado, despierto y respirando espontáneamente”, según su portavoz
Francisco acudió al hospital ayer, después de la audiencia general de los miércoles, para someterse a una intervención acordada con su médico personal después de manifestar síntomas dolorosos y cada vez más frecuentes en los últimos meses por una hernia incisional abdominal que seguramente era consecuencia de otras operaciones producidas en el pasado.
Por eso, y tras un TAC realizado el martes, ayer se le practicó una laparotomía que “liberó” estas cicatrices internas y evitó que pueda sufrir una obstrucción en el futuro. “Deberá hacer un posoperatorio, pero una vez reciba el alta no dejará traza ni preocupación”, sostuvo ante la prensa su cirujano, Sergio Alfieri, quien remarcó que el Pontífice no padece otras enfermedades.
Es la tercera vez que el Papa está ingresado en el hospital Policlínico Gemelli de Roma
Según los médicos, tras esta semana ingresado el Papa, de 86 años, podrá recuperar su actividad con normalidad y solamente le han recomendado evitar hacer grandes esfuerzos. Ayer ya hizo gala de su buen humor con una broma poco después de despertarse de la anestesia.
Es la tercera vez en este pontificado que Francisco ingresa en el Gemelli. Fue aquí donde se recuperó de la operación de colon en el 2021, cuando le extirparon 33 centímetros de intestino, y requirió un posoperatorio más largo y recibió el alta tras diez días. También pasó tres noches hospitalizado en marzo por una pulmonía aguda que amenazaba con hacer cambiar los planes de la ajetreada Semana Santa vaticana.
El Papa también tiene problemas a la hora de caminar por sus dolores de rodilla y debe recurrir a un bastón o a una silla de ruedas para desplazarse, pero no da señales de querer bajar el ritmo. Este verano tiene la agenda llena con dos viajes, a Lisboa a principios de agosto para las Jornadas Mundiales de la Juventud; y a Mongolia, a principios de septiembre, la que será la primera visita apostólica de un papa al país asiático.