Dos fiscales “racistas” y un tercero “lunático” se disponen a intensificar la “persecución” a Donald Trump después de que uno anterior que es un “animal” y un “criminal” le imputara el martes ante un juez que por su parte “le odia”. Estos son los términos en los que el expresidente de Estados Unidos tiene definidos a los ejecutores del vía crucis judicial que acaba de empezar para él, tormento que casi inevitablemente coincidirá con su campaña para la reelección en el 2024 y bien puede extenderse mucho más allá de las presidenciales.
Trump tenía ya merecido el título de presidente más bravucón y grosero de la historia de su país cuando, el martes, se convirtió en el primero en ser arrestado y acusado de delitos penales: en concreto, 34 cargos de falsificación en su soborno de 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels. Pero en la noche de ese martes el exmandatario se superó a sí mismo con el rosario de insultos que lanzó contra el juez y los fiscales. Y, lo que no es menos reseñable: perdió el humor, estuvo insólitamente callado ante la prensa, hizo uno de los discursos más breves de su trayectoria y se mostró más cabreado que nunca. En suma, entró en barrena. Estaba “absolutamente frustrado y molesto” con lo que le estaba pasando, dijo uno de sus abogados, el experto en delitos de cuello blanco Todd Blanche.
“El rey ha sido destronado”, afirma Stormy Daniels en su primera entrevista tras el arresto de Trump
En la escueta pero explosiva intervención que protagonizó esa noche en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, horas después de la lectura de cargos en los juzgados de Nueva York, el expresidente no dedicó su acometida solo al juez y al fiscal del caso Daniels sino a los representantes del ministerio público que le investigan en el resto de los casos importantes que tiene pendientes y pueden amargarle la vida.
La causa en principio más madura entre las que se le vienen encima es la de su intento de falsear las presidenciales del 2020 en el estado de Georgia. Los observadores esperan que la fiscal de distrito del condado georgiano de Fulton, Fani Willis, anuncie en unas semanas si presenta cargos contra Trump y los aliados que habrían cooperado con él en la falsificación electoral.
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El asunto tiene como elemento de cargo central la llamada telefónica en la que, el 4 de enero del 2021 –dos días antes del asalto al Capitolio–, Trump presionó al responsable de la supervisión electoral en Georgia, Brad Raffensperger, para que alterase los resultados en la circunscripción: “Todo lo que quiero es encontrar 11.780 votos, que es uno más de los que tenemos”, pidió el entonces presidente saliente a Raffens-perger en un tenso diálogo que este grabó e hizo público.
“Hay una fiscal de distrito demócrata racista de Atlanta que está haciendo todo lo que puede para acusarme a partir de una llamada telefónica que fue perfecta”, dijo Trump el martes en alusión a la fiscal Willis.
El líder republicano llama "racistas" a los tres fiscales negros que instruyen causas en su contra
El líder republicano ya había llamado “racista” al fiscal del caso Daniels, Alvin Bragg, que al igual que Willis es negro. Como también lo es Letitia James, la acusadora pública que instruye la demanda civil por fraude de 250 millones de dólares contra Trump, los hijos de Trump implicados en la gestión de su grupo inmobiliario y la propia compañía, denominada Organización Trump. A James, el expresidente la llamó el martes “racista a la inversa”.
En cuanto al “lunático” al que el republicano se refirió en esa noche de furia y desahogo, se trata del fiscal especial Jack Smith, quien supervisa los dos casos más importantes que se siguen en su contra: el del asalto al Capitolio y el de los papeles secretos que se llevó a Mar-a-Lago. Y, según un reciente informe publicado por The Washington Post , ese último asunto de los documentos clasificados avanza a buen paso tras la aparición de nuevas pruebas de que el expresidente obstruyó la labor de la justicia en el tira y afloja que mantuvo con ella para la devolución de los registros.
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Nadie en Estados Unidos puede hacer hoy una apuesta seria sobre la posible o posibles condenas que le pueden caer a Trump, ni por qué casos ni cuándo. Pero hay algo claro, y es lo que dijo Stormy Daniels en una primera entrevista tras el día de autos: “El rey ha sido destronado. Ya no es intocable”.
La historia juzgará a Donald Trump. Los tribunales, también.