El secretario de Benedicto XVI sacude a la curia con sus memorias

El Vaticano

El papa Francisco recibió el lunes a Georg Gänswein pero se desconoce el destino del arzobispo

Georg Gänswein, ante el féretro de Benedicto XVI el pasado 5 de enero en la basílica de San Pedro

Georg Gänswein, ante el féretro de Benedicto XVI el pasado 5 de enero en la basílica de San Pedro

Andrew Medichini / AP

Lo tenía listo para mandar a la imprenta cuando llegara el momento. Y monseñor Georg Gänswein, el histórico secretario personal de Benedicto XVI, ha decidido que el momento será una semana después del entierro del papa emérito. El arzobispo alemán publicará este jueves el libro Nada más que la verdad. Mi vida junto a Benedicto XVI, un libro de más de 300 páginas que ya está provocando una tormenta en el Vaticano. Si antes del entierro ya dio una polémica entrevista en la que ajustaba cuentas con el papa Francisco por limitar las misas en latín –revocando una de las medidas de su predecesor– en el libro airea los trapos sucios sobre la convivencia entre los dos papas, pese a que el Vaticano siempre se esforzó en describirla como modélica.

Georg Gänswein airea los trapos sucios y asegura que el emérito sintió que su sucesor no confiaba en él

Por ejemplo, el secretario personal de Benedicto le reprocha a Francisco que le apartara, en enero del 2020, del rol de jefe de la prefectura de la Casa Pontificia, un cargo que había mantenido durante los primeros siete años del pontificado de Jorge Mario Bergoglio. “Me miró con expresión seria y dijo por sorpresa: ‘A partir de ahora quédese en casa. Acompañe a Benedicto, que lo necesita, y haga de escudo’”, cuenta en el libro. Él se sintió como “un prefecto a medias”, y se quedó “sin palabras”. “Cuando intenté replicar, él cerró la conversación: ‘Usted seguirá siendo prefecto, pero desde mañana no vuelve al trabajo”. Después, según la versión de Gänswein, cuando él le contó a Benedicto la decisión de Francisco, el emérito habría comentado “con ironía”: “Pienso que el papa Francisco no confía más en mí y desea que usted me haga de custodio”.

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En las memorias, que huelen a un éxito de ventas, quien ha sido la sombra de Ratzinger durante veinte años da detalles sobre su elección en el 2005, pero también sobre su histórica decisión de convertirse en el primer papa en renunciar en 600 años, y sus años finales, retirado en un monasterio en los jardines vaticanos. El teólogo alemán cumplió su promesa de vivir apartado del mundo y apenas realizó intervenciones públicas, pero en ocasiones fue instrumentalizado por el sector ultraconservador de la curia, especialmente por los opositores a Francisco.

En este sentido Gänswein explica, por ejemplo, que Benedicto XVI quedó muy “sorprendido” cuando Francisco no quiso responder a una famosa carta de cuatro purpurados, al principio de su pontificado, que protestaban porque el Papa plantease que los divorciados vueltos a casar pudieran volver a comulgar en algunos casos.

"El chismorreo es un arma letal", dijo Francisco en el Ángelus del pasado domingo

La gran pregunta ahora es si el Pontífice dará algún cargo al monseñor alemán para premiarlo por sus servicios durante estos años o si, por el contrario, le castigará por hablar demasiado pronto. Ya son varios los que están lamentando su falta de discreción. “Hubiera sido mejor permanecer en silencio. Ahora no es el momento para esas cosas”, decía el pasado domingo el cardenal Walter Kasper al diario La Repubblica. El cardenal Gerhard Ludwig Müller, sucesor de Ratzinger como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, coincidió: “Desafortunadamente, es una de esas controversias que no es buena para el pueblo de Dios”.

De momento solo se conoce que el Papa recibió este lunes a Gänswein en una audiencia privada, de la que no han trascendido detalles pero que en la que sin duda abordaron los detalles del libro. En una de sus últimas intervenciones, en el Ángelus del domingo en la plaza de San Pedro, Bergoglio parecía darle un aviso: “El chismorreo es un arma letal: mata, mata el amor, mata la sociedad, mata la fraternidad. Preguntémonos: ¿soy una persona que divide o una persona que comparte?”.

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