La reina emérita de España, Sofía, ocupó un lugar destacado entre las autoridades de veinte países que acudieron este jueves al funeral del papa emérito Benedicto XVI en la plaza de San Pedro del Vaticano. La monarca estuvo sentada en primera fila a un lado del altar a los pies de la basílica, vestida rigurosamente de luto y acompañada por los reyes Felipe y Matilde de Bélgica, el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, el polaco, Andrzej Duda y el lituano Gitanas Nauseda, así como las principales autoridades italianas y el presidente de Alemania.
Al no ser un funeral de Estado, las únicas delegaciones que fueron invitadas oficialmente son las de Alemania, país natal de Ratzinger, encabezada por su presidente, Frank-Walter Steinmeier; y la de Italia, su país de acogida. Las demás delegaciones acudieron a título personal, como la de España que, encabezada por Sofía, ocupó la cuarta posición en la lista de invitados, por detrás de los jefes de Estado de Alemania, Italia y Bélgica.
La reina Sofía se la pudo ver conversando con el rey Felipe de Bélgica y saludando con afecto al presidente portugués De Sousa, antes del inicio de la misa, durante el rezo del rosario.
También acudieron el presidente italiano, Sergio Mattarella, y gran parte del Gobierno derechista, liderado por la primera ministra, Giorgia Meloni, así como su predecesor en el cargo y expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.
Por parte de España también vino el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella; y la embajadora ante la Santa Sede, Isabel Celáa. Bolaños, quien reiteró las condolencias de la reina Sofía y de la delegación española, ensalzó también la figura del papa emérito por su vocación intelectual y por ser ejemplo de "generosidad" y "valentía" cuando renunció a su pontificado.
En unas declaraciones remitidas a los medios de comunicación antes de participar en las exequias, Bolaños resaltó el "compromiso profundo" que tuvo Benedicto XVI con la fe católica y su "dedicación absoluta" a la Iglesia cuando ejerció como papa "con humildad" durante ocho años.
Bolaños resaltó el "compromiso profundo" que tuvo Benedicto XVI con la fe católica
"El mismo compromiso que le hizo renunciar al pontificado cuando sintió que ya no tenía fuerzas para continuar con su misión. Fue una decisión valiente, generosa, insólita en 600 años y llevada a cabo con discreción", incidió el ministro de la Presidencia tras añadir que el gobierno de España seguirá trabajando con la Iglesia católica para encontrar "espacios de entendimiento" y acuerdos que busquen el interés general.
Entre los asistentes también estuvieron el presidente de Eslovenia, Natasa Pirc Musar; el de Togo, Faure Essozinma Gnassingbe, o la de Hungría, Katalin Novak (el primer ministro Viktor Orban pasó el martes por la capilla ardiente). Hubo también algunos ministros, además de Leyva Durán, como el de Interior francés, Gérald Darmanin, y la secretaria de Estado de Educación de Reino Unido, Gillian Keegan.
Como curiosidad, también estuvieron representados Taiwán y Kosovo por el ex vicepresidente Chien Jen Chen y la viceprimera ministra Donika Gërvalla-Schwarz, respectivamente. Ambos Estados tienen reconocimientos limitados entre la comunidad internacional.
Naturalmente estuvo representada la Curia Romana con la presencia de 130 cardenales, encabezada por el papa Francisco en silla de ruedas, que presidió el funeral pero no lo ofició, una labor esta última encargada al purpurado Giovanni Battista Re.
También contó con la representación de 50 confesiones cristianas y estuvo representado el Patriarcado ortodoxo de Rusia, con el metropolita Antonij di Volokolamsk, así como la comunidad judía de Roma y la Comunidad Religiosa Islámica Italiana (COREIS), con su vicepresidente Yahya Pallavicini; entre una treintena de religiones más.