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Pekín pide a sus ciudadanos que abandonen Afganistán tras el asalto a un hotel chino de Kabul

Reivindicado por Estado Islámico

Los asaltantes fueron eliminados ayer tras causar veintiún heridos y tres muertos

La primera planta del Kabul Longan Hotel, frecuentado por empresarios y empleados chinos, fue pasto de las llamas este lunes 

STR / EFE

Pekín ha pedido a sus ciudadanos que abandonen Afganistán inmediatamente, tras el asalto terrorista de ayer lunes a un hotel de Kabul de propiedad china.  El atentado fue reivindicado anoche por Estados Islámico (EI) en Jorasán. 

A pesar de dos fuertes explosiones, del incendio en la primera planta y del intercambio de disparos durante varias horas, los terroristas habrían sido eliminados por las fuerzas de seguridad talibanes antes de poder causar ningún víctima mortal  entre los clientes. 

"El atentado contra un hotel de Kabul ha acabado con la muerte de los tres atacantes. Todos los huéspedes han sido rescatados y ningún extranjero ha sido asesinado", tuietó ayer el portavoz talibán,  Zabihulah Muyahid. "No obstante, dos extranjeros que saltaron del edificio han resultados heridos". 

La acción terrorista ha sido reivindicada por EI en un canal de Telegram, en un comunicado que incluye fotos difíciles de fechar tomadas por dos mercenarios de aspecto centroasiático dentro de una de las habitaciones del propio hotel. En ellas aparecen blandiendo pistolas y la bandera negra del difunto emirato de pacotilla. 

El comunicado, que justifica el atentado "contra comunistas chinos ", podría ser apócrifo, ya que habla de "treinta muertos y heridos", cuando los talibanes no reconocen ninguno, el ministerio de Exteriores chino refiere solo cinco heridos entre sus ciudadanos y un hospital de la zona aludía a tres muertos y veintiún heridos. Pekín, en cualquier caso, ha extendido sus condolencias a las familias de "los agentes de seguridad fallecidos".

Las imágenes dramáticas del lunes muestran a algunos de los huéspedes escapando de sus habitaciones con la ayuda de sábanas anudadas o saltando desde alturas considerables. Según algunos testigos los terroristas llevaban cinturones con explosivos. 

El hotel en cuestión, Kabul Longan, de propidad china, en el barrio acomodado de Shar-e-Naw de la capital de Afganistán, había aparecido recientemente en un programa de Al Yazira sobre el ascenso de la influencia china en el país. Simbólicamente, el rótulo con el nombre del hotel -a seis kilómetros del aeropuerto y frecuentado por empresarios, ejecutivos y técnicos chinos- figura también en grandes caracteres en mandarín. 

Víctimas silenciadas 

El atentado se ha saldado con 21 heridos y 3 muertos según un hospital cercano

El atentado llega el día después de que el embajador de China solicitara refuerzos de segurdidad al viceministro de Exteriores talibán. Este mismo mes, el embajador de Pakistán en Kabul escapó a un atentado contra su vida. En septiembre, el objetivo fue la embajada de Rusia, donde terroristas suicidas causaron la muerte de dos empleados. 

Los talibanes se agarran a la inversión china, interesada en la extracción de cobre y otros minerales, como una de las posibles salidas de la actual ruina de su Emirato Islámico de Afganistán. El EI en Jorasán, cuyos patrocinadores no son conocidos, no parece que esté formado por afganos y no representa ninguna amenaza militar para los talibanes. Sin embargo, puede complicarles todavía más el retorno de diplomáticos e inversores que desearían. 

El peor atentado contra un centro hotelero de Kabul de los últimos años se registró en 2018 en un hotel de la cadena británica Intercontinental, con dieciocho muertos.

Los intentos chinos de consolidar sus nuevas Rutas de la Seda entre Xinjian y el mar Arábigo, a través de Pakistán, o a través de Afganistán e Irán, están topando desde hace años con todo tipo de atentados de oscura autoría. Este mismo año murieron asesinados el director y dos profesoras del Centro Confucio de enseñanza del mandarín en la Universidad de Karachi.  También varios ingenieros que trabajaban en la construcción de una presa, en la Cachemira bajo control pakistaní. 

La frontera entre Pakistán y Afganistán -que ningún gobierno de Kabul ha reconocido jamás- acaba de volver a saltar a las noticias, por la muerte de varios soldados y civiles de ambos bandos, este domingo. El tiroteo y el intercambio de fuego de mortero empezó por la negativa pakistaní a aceptar un nuevo puesto de control afgano en la línea de demarcación de Chamán, entre las provincias de Kandahar y Belochistán, en una zona tan plana con una mesa y con población pastún a ambos lados. Habría que lamentar al menos siete muertos y dieciséis heridos.

En Belochistán y Arunachal

Escaramuzas con víctimas en las fronteras no definidas entre Afganistán y Pakistán y entre China e India

Otra frontera caliente y sin delimitación mutuamente reconocida, la que divide India y China a lo largo de miles de kilómetros, vivió su incidente más serio desde hace dos años y medio el viernes pasado. Según acaba de darse a conocer, una escaramuza entre soldados indios y chinos entre Yangtse y Tawang (en el estado indio de Arunachal) terminó con varios indios en el hospital, con piernas o brazos fracturados. 

Estos, atendidos en hospitales de Guwahati, en Asam, aseguran que los chinos -de los que habría unos seiscientos -salieron "todavía pero parados". Los ejércitos de India y China, apostados en el Himalaya a altitudes sobrehumanas, disfrutan del inusual pacto tácito de no recurrir a armas de fuego en caso de encontronazos, que no son infrecuentes debido a la falta de acuerdo sobre la delimitación. El distrito de Tawang, de población budista tibetana aunque bajo control de Nueva Delhi, es reclamado por Pekín como parte del "Tíbet del Sur".