La Unión Europea y Chile han anunciado hoy la culminación de sus negociaciones para actualizar el acuerdo de asociación en vigor desde el año 2002, una demostración del renovado compromiso del bloque comunitario con América Latina y el interés estratégico de diversificar sus relaciones económicas y el acceso a materias primas cruciales para el éxito de la transición energética. "En un momento de desafíos geoestratégicos sin precedentes, estamos modernizando nuestra relación para estar a la altura de nuestras ambiciones y para profundizar nuestro diálogo político, cooperación y relación económica", ha destacado el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, en un comunicado.
Con la nueva versión del acuerdo, el 99,9% de las exportaciones europeas a Chile estarán libres de aranceles, frente al 90% actual, lo que se espera que se traduzca en un aumento de las ventas por valor de 4.500 millones de euros. Hay también un fuerte componente estratégico en la firma de este acuerdo, así como en las negociaciones abiertas con países como Australia, convertidas a raíz de la guerra de Ucrania en una prioridad para el ejecutivo de Ursula von der Leyen, que se plantea cerrar también la modernización del acuerdo con México y, desde la victoria de Lula da Silva en Brasil, terminar las negociaciones con Mercosur.
Chile es uno de los mayores exportadores de litio del mundo, un material clave para la transición energética
El acuerdo sobre el acceso a minerales críticos se alcanzó muy rápidamente, explican fuentes comunitarias. "Es un win-win. A nosotros nos permite tener acceso a materias primas como el litio, del que Chile es uno de los mayores exportadores del mundo, de forma no discriminatoria y, al mismo, para Chile, les permite promover la transformación y aumentar la producción de estos productos". Así, con la modernización del acuerdo de asociación, las inversiones europeas en Chile _recibirán el mismo trato que las chilenas -y viceversa- en el terreno de la energía y las materias primas, una provisión que puede ser "un modelo" para los acuerdos con otros países. "Nos va a ayudar a diversificar nuestros recursos y alejarnos de la dependencia de China en particular en cuanto al litio y el cobre", afirman fuentes de la Comisión Europea.
"> #Chile take our partnership to the next level.Our modern, dynamic trade deal will bring us closer as economic partners & global allies.
It will drive commercial gains for both sides, while accelerating our journey towards greener economies. pic.twitter.com/LlNivAgoWk— Valdis Dombrovskis (@VDombrovskis) December 9, 2022 ">
El Gobierno chileno, por su parte, tenía especial interés en elevar la cuota de carne que puede exportar a la UE así como ampliar las categorías agroalimentarias cubiertas por el acuerdo. Así, la UE ha acordado a Chile 18.000 toneladas adicionales de carne de pollo libres de aranceles, 9.000 toneladas de carne de cerdo, 4.000 de oveja y 2.000 de vacuno. Además, por primera vez, el país latinoamericano podrá exportar aceite de oliva a la UE, 11.000 toneladas anuales, apenas una pequeña gota frente a los dos millones que produce cada año el bloque comunitario. El acuerdo pone límites a uso de indicaciones geográficas europeas y prohibirá el uso en Chile de denominaciones como parmesano, gruyere, feta, camembert o brie, según ha informado el Gobierno chileno.
El pacto impide usar ciertas denominaciones geográficas europeas en Chile
Las compañías de telecomunicaciones, transporte marítimo y servicios financieros situadas en la Unión Europea, por su parte, tendrán más facilidades para ofrecer sus servicios en Chile. Además, el nuevo acuerdo marco avanzado mejorará el acceso de las compañías europeas a los concursos públicos del Gobierno de Chile y viceversa. El acuerdo pretende intensificar la cooperación política entre la UE y Chile e incluye por primera vez varios capítulos sobre derechos humanos, estado de derecho, sostenibilidad, ciencia, tecnología, innovación y seguridad alimentaria. Por primera vez, incluye un apartado sobre igualdad de género, un elemento muy destacado por el Gobierno chileno, que apuesta por una "política exterior feminista".
El acuerdo original entre la Unión Europea y Chile fue suscrito en 2002 con el Gobierno del presidente Ricardo Lagos y entró en vigor un año después. Entre el 2002 y el 2021, el comercio de bienes entre ambas partes aumentó un 163%, con el mayor incremento registrado por parte europea, un 284% más, según cifras de la Comisión Europea. Las negociaciones para su actualización comenzaron en el 2017 y estaban prácticamente listas desde el punto de vista técnico a finales del año pasado.
Sin embargo, al llegar al poder, el equipo del presidente Gabriel Boric reclamó revisar algunos aspectos del texto negociado por el Gobierno de Sebastián Piñeira. Los contactos llegaron a buen puerto hace algunas semanas y anoche la canciller chilena Antonia Urrejola llegó a Bruselas para anunciar hoy, junto con los responsables comunitarios, el cierre político de acuerdo. Comienza ahora el proceso de ratificación que se prolongará durante varios meses e implicará tanto a la Eurocámara, para la parte comercial, como a los parlamentos nacionales, por los que pasa el resto del acuerdo.