Aplicó políticas racistas, defiende postulados fascistas y ahora invita a cenar a casa a supremacistas. El expresidente Donald Trump es lo que es, un líder mundial de la ultraderecha, y el rastro de sus afirmaciones y decisiones en las hemerotecas, así como en las redes sociales y los registros de la Casa Blanca, no dejan lugar a dudas. Pero hasta hace unos días el líder republicano solía ser más cuidadoso con las compañías. Y la decisión de acoger en su casa de Mar-a-Lago al antisemita y nativista Nick Fuentes, asimismo descarado negacionista del Holocausto, le ha valido duras críticas de todos lados, incluidos algunos duros del Partido Republicano.
Fuentes acudió a Mar-a-Lago junto con el rapero y diseñador Ye, antes conocido como Kayne West: un artista tan famoso por sus creaciones como por sus afirmaciones racistas y antijudías, las cuales le han costado la exclusión de empresas y foros diversos, incluida la rescisión de un contrato de representación de la imagen de Adidas.
Ante las críticas de varios republicanos, Trump dice que no conocía a Fuentes, que fue con el rapero Ye
Ante el aluvión de críticas que recibió por acoger en su casa e invitar a estos dos ultras, Trump se preguntó “qué mal” había en reunirse con Ye, con el que además se lleva “muy bien”, y aseguró que hasta el día del encuentro, el martes pasado, no conocía a Fuentes.
Pero en Estados Unidos el fascista Nick Fuentes es un conocidísimo líder del supremacismo que trata de catalizar los diferentes movimientos de la extrema derecha nacional, lo cual intenta hacer básicamente con medios propios como su podcast America First, pues ya casi no queda red social que no lo haya vetado.
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Bajo la eufemística denominación de “conservadores cristianos”, Fuentes y sus seguidores defienden el cierre de fronteras para impedir la entrada de inmigrantes y así evitar “la destrucción inminente por genocidio de la raza blanca”. También combaten el feminismo y los derechos LGTBQ; desprecian a los republicanos y los consideran “traidores” por no hacer lo suficiente para detener las consecuencias de los cambios demográficos. Y aunque sobre el papel niegan ser antisemitas, de hecho no cesan de atacar a los judíos y a Israel. Fuentes, por ejemplo,ha llegado a negar el Holocausto en tono jocoso y a comparar a los judíos quemados en los campos de concentración con “galletas en un horno”.
El rapero Kanye West y el entonces presidente Donald Trump, en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el 4 de julio del 2020
Trump fue a recibir en su hogar de Florida a estos dos tipos justo una semana después de haber anunciado allí mismo su candidatura a las presidenciales del 2024: una decisión que no pocos republicanos y medios conservadores criticaron. La cena con Fuentes y Ye sirvió a esos críticos, junto a otros que se les sumaron, para retomar su ofensiva anti Trump durante el largo puente del Día de Acción de Gracias (el jueves 24), y aun prolongarla en el día de ayer.
El gobernador republicano de Arkansas, Asa Hutchinson, acusó al expresidente de potenciar el extremismo y dijo: “No creo que sea una buena idea que un líder que está dando ejemplo para el país o el partido se reúna con un racista o antisemita declarado”.
Los republicanos que continúan acompañando a Trump se dirigen al desastre en el 2024”
Mike Pompeo, exjefe de la CIA y secretario de Estado con Trump, calificó el antisemitismo como un “cáncer” en un tuit el sábado, aunque sin aludir directamente a la cena. Sí se refirió a ella el parlamentario republicano de la línea dura James Comer, probable futuro presidente del Comité de Supervisión de la Cámara Baja, al afirmar que el exmandatario “necesita un mejor juicio sobre con quién cena”. Y el exgobernador de Nueva Jersey y posible competidor de Trump en las próximas primarias presidenciales, Chris Christie, dijo que el encuentro es “otro ejemplo de una terrible falta de juicio” y convierte al anfitrión en un candidato “insostenible” en el 2024.
El consejo editorial del Wall Street Journal , diario del grupo Murdoch que ya días atrás se volvió contra el expresidente, publicó ayer una declaración en la que, además de rechazar la reunión en Mar-a-Lago, subrayaba el hecho de que Trump “no admitiera su error al recibir a estas dos personas ni se distanciara de las opiniones odiosas de Fuentes”. Y añadía que “los republicanos que continúan acompañando a Trump se dirigen al desastre en el 2024”.
El expresidente recibió otro golpe considerable de la Organización Sionista de América. Apenas dos semanas después de haberle condecorado por su defensa de Israel y los judíos, los responsables de esta entidad “deploraron” la cena del líder republicano con esos dos “antisemitas tan viles” y le pidieron que se sitúe “a la altura” de su actitud projudía de siempre, y condene las actitudes de ambos “del modo más enérgico”.
No hubo caso. Trump evitó criticar a Fuentes como otros republicanos evitan criticarle a él. En la ultraderecha de Estados Unidos, los ataques internos se miden con cuidado. No todos, en ese mundo, están dispuestos a perder una parte de la amplia base electoral que el neofascismo tiene hoy en la primera potencia del mundo.