“Os lo dije”, puede ahora susurrar al resto de dirigente demócratas, y es probable que lo esté haciendo, el presidente Joe Biden. Hasta hace unos días, su optimismo de siempre se antojaba irracional e insostenible. Todo lo que podía irle mal le iba fatal. Sus grandes planes legislativos se estrellaban en el Congreso, la inflación se desbocaba, Donald Trump se crecía mientras él bajaba en los sondeos... Los republicanos encaraban las legislativas a medio mandato como un paseo.
Y de pronto, casi todo mejoró para el presidente y las tendencias se invirtieron; la expectativa de voto de los demócratas empezó a crecer y la de los republicanos, a caer. De modo que hoy es el día en que Biden y los suyos, con las encuestas en la mano, confían ya en retener sus mayorías en la Cámara de Representantes y el Senado. Lo que hasta junio era una quimera resulta hoy un reto alcanzable.
La mejora de expectativas para el Partido Demócrata coincide con la salida del pozo de Biden en las encuestas sobre aprobación de su trabajo
De acuerdo con el rastreador demoscópico FiveThirtyEight, que publica los promedios de cinco grandes encuestas, la alineación planetaria favorable a los demócratas ocurrió el pasado 7 de agosto. Aquel día, el partido de Biden superó al de Trump como el preferido por el conjunto de los votantes para dominar la Cámara de Representantes. Su hemiciclo, controlado ahora por los demócratas con 220 escaños frente a los 211 republicanos (hay cuatro vacantes), se renueva por completo el 8 de noviembre. A fecha de domingo pasado, la ventaja para los primeros respecto a los segundos, en preferencias de los electores según dicho rastreador, era de 44,3% contra 43,8%: un resultado inverso al de los seis meses anteriores y similar al del último sondeo del Pew Research Centre, del 24 de agosto y según el cual el 44% de los electores votaría o se inclina por el candidato demócrata en su distrito de la Cámara Baja y el 42%, por el republicano.
Otra cosa son las proyecciones de voto basadas en el estudio de las perspectivas reales de cada partido, estado por estado. Ahí los republicanos mantienen una cierta ventaja aún, pero cada vez menor. Según el último informe proporcionado por The Cook Political Report, del 24 de agosto, la ventaja de la formación conservadora en la Cámara de Representantes ha pasado de los hasta 35 escaños proyectados en mayo a una horquilla de entre 10 y 20.
En cuanto al Senado, que en noviembre se renueva en un tercio, sondeos de preferencia y proyecciones coinciden ya en prever una victoria del Partido Demócrata; un triunfo que le permitiría mantener y hasta reforzar su ahora ajustado control de la Cámara, donde están igualados a 50 escaños con los republicanos pero cuentan con el voto de desempate de la presidenta de la institución y vicepresidenta del país, Kamala Harris.
El giro en las perspectivas para las ya cercanas elecciones de noviembre coincide con la salida del pozo del presidente en los sondeos sobre la aprobación pública de su labor. Después de todo un año de progresivo hundimiento, con escasos altibajos y hasta caer hasta un catastrófico 38%, Biden acaba de alcanzar un todavía pobre pero relativamente alentador 44% de popularidad.
Analistas independientes y estrategas de ambos partidos están de acuerdo en señalar las causas del cambio de expectativas para las midterm . El rumbo –indican– empezó a variar días después de la sentencia del Tribunal Supremo contra el derecho al aborto, dictada el 24 de junio y que enfureció a amplios sectores de la población. Así lo demostraron determinadas elecciones primarias y especiales, éstas últimas celebradas para cubrir vacantes imprevistas. La defensa de la libre interrupción del embarazo resultó clave en las victorias demócratas, según el análisis de las votaciones.
Después de aquel fallo al parecer contraproducente para los conservadores, Biden consiguió ver aprobados sus cruciales planes sociales, ambientales y de innovación, aunque fuera en versiones descafeinadas. Al tiempo, la inflación se frenó. Y los problemas legales de Trump se agravaron con la entrada del FBI en su casa de Florida para recuperar los papeles secretos que, con información comprometedora para los espías estadounidenses, se había llevado de la Casa Blanca. Gran parte de los dirigentes republicanos más combativos que al principio reaccionaron a ese registro pidiendo el desmantelamiento del FBI optaron este último fin de semana por pedir en televisión que les preguntaran por otros temas.
Quedan poco más de dos meses para las legislativas. Los demócratas aún no las tienen todas consigo, pero ya no es seguro que vayan a perder el control de las cámaras y, con él, su mejor arma para contener a la oposición. Y tal vez para doblegar a Trump... Esto último con ayuda de la ley.