Hace un año se estaba tramando lo inimaginable: un golpe de Estado en Estados Unidos, auspiciado desde dentro.
Dicen que el exvicepresidente Mike Pence se plantea aspirar a ser candidato a la Casa Blanca en 2024. A simple vista lo tiene del color opuesto a su cabellera plateada en un Partido Republicano subyugado a Donald Trump. Los trumpistas montaron el pasado 6 de enero un cadalso para Pence.
El documento sugirió a Trump que declarase la emergencia nacional para evitar la certificación de Biden
Habrá que concluir que el entonces vicepresidente salvó “la democracia más antigua del mundo”. Gracias a que se negó a consumar ese golpe y certificó el resultado de las urnas, el presidente Joe Biden ha protagonizado una cumbre global de dos días esta semana en defensa “del peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás”, según Winston Churchill.
Al albur de esa cumbre se ha conocido un PowerPoint, calificado de “infame”, en el que se detalla un plan extremo para anular el resultado de las elecciones de noviembre del 2020.
Ese documento de 38 páginas fue entregado al comité de la Cámara Baja que investiga el 6-E por Mark Meadows, el último jefe de gabinete en el anterior gobierno y uno de los conocedores de la operación para mantener a Trump en la Casa Blanca en contra de la voluntad popular. En ese informe se recomendó que Trump declarase el 6 de enero la emergencia nacional para retrasar la certificación de los resultados e incluir el argumento de que China y Venezuela habían conseguido el control sobre la infraestructura de votación en la mayoría de los estados del país.
Que Meadows tuviera en su poder el PowerPoint el día anterior a la manifestación en la que el presidente arengó a la masa, e incitó al sitio del Capitolio, significa que el jefe de gabinete sabía, como mínimo, de los esfuerzos de su jefe para impedir que el Congreso reconociese la victoria de Biden. El documento, titulado Fraude electoral, interferencia exterior y opciones para el 6 de enero , incluye diversas propuestas para que Trump retuviera la presidencia en un segundo mandato a partir de mentiras y conspiraciones desacreditadas sobre una amplia manipulación electoral.
Hubo cerca de un centenar de causas judiciales y todas fueron descartadas por los jueces, entre los que figuraron numerosos, nombrados por Trump. Ni siquiera el Tribunal Supremo, dominado por los conservadores, les dio crédito alguno.
El ex jefe de gabinete recibió el PowerPoint en su email y forma parte del material que aportó antes de retractarse y denunciar a ese comité. Cuando Meadows mostró disposición a colaborar dio información interesante y práctica, como un correo electrónico en el que se barajaba nombrar una lista alternativa de electores –diferente a los que salieron de las urnas y que en definitiva eligen al presidente–, para que Trump continuara en el poder. En otro mensaje se hablaba de poner en alerta a la guardia nacional por los posibles alborotos, si se negaba la certificación a Biden.
También facilitó mensajes de texto de su teléfono. Uno jugoso era una conversación con un legislador, quien le dijo que objetar la victoria del demócrata sería “altamente controvertido”. Meadows respondió con una expresión: “Me encanta”.
Pence no aceptó ninguna opción de las alternativas golpistas y se limitó a cumplir el papel que le otorga la Constitución de mero lector de resultados. Pero Trump sigue conspirando.