La pesadilla de la covid se ha convertido en infierno esta madrugada en Bagdad, en uno de los dos hospitales especializados en el tratamiento de los casos más graves. Una supuesta explosión fortuita en el almacén de bombonas de oxígeno ha creado el caos en la primera planta del centro hospitalario Ibn al Jatib, donde una treintena de pacientes intubados eran velados por docenas de familiares y personal sanitario.
En total, ochenta y dos personas habrían muerto por asfixia -entre ellas, la práctica totalidad de los enfermos- y otras ciento diez habrían resultado heridas. La intervención de los bomberos, que no llegó a tiempo de evitar la propagación de las llamas por cortinas y pantallas de plástico, logró rescatar a unas doscientas personas.
Asfixia
La tragedia llega dos días después de que otro incendio matara a 13 pacientes con covid intubados en un hospital de Bombay
El primer ministro iraquí, Mustafá al Kadhimi, ha decretado tres días de luto, no sin antes suspender de sus funciones -mientras se investiga lo que califica de "grave negligencia"- al responsable de Sanidad en la parte oriental de Bagdad, así como al director del hospital y al responsable de seguridad y mantenimiento.
Esta catástrofe se produce apenas cuarenta y ocho horas después de un incendio parecido en la ciudad de Vasai, en la periferia de Bombay. En el caso indio, fallecieron trece de los diecisiete pacientes de covid en cuidados intensivos.
Ambos países atraviesan el peor momento de la pandemia, que en Irak ha dejado más de 15.200 muertos. Un efecto secundario del coronavirus en Bagdad ha sido el final de las protestas que hasta hace poco más de un año sacudían los cimientos de una clase política acusada de incompetencia y corrupción.