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Pompeo pisotea Cisjordania y el Golán

Los últimos días de Pompeo

Se convierte en el primer secretario de EE.UU. en pisar colonias israelíes oficialmente

Mike Pompeo, durante su visita de este jueves

PATRICK SEMANSKY / AFP

“Esto es parte de Israel, una parte central de Israel”, ha proclamado Mike Pompeo durante su paseo por el Golán, una meseta siria ocupada por el ejército israelí desde 1967. El secretario de Estado de EE.UU., en su papel de jinete del apocalipsis de Palestina, ha cumplido con creces este jueves todo lo que Beniamin Netanyahu esperaba de él.

Ha sido una jornada redonda para el primer ministro israelí, que ha visto a Pompeo rompiendo dos sellos de la diplomacia estadounidense. No solo pisando el Golán, sino también una de las muchas colonias israelíes levantadas en Cisjordania, de forma ilegal según el derecho internacional. Ningún funcionario estadounidense de su rango había hecho antes ni una cosa ni otra. “Una provocación”, según la Autoridad Nacional Palestina, que mantiene relaciones diplomáticas con casi tantos países como Israel.

Pompeo ha dicho que EE.UU. de ahora en adelante reconocerá como Made in Israel incluso lo que proceda de las zonas C de la ocupación

Mientras los niños palestinos soltaban globos con su bandera al pie del cerro ocupado por Psagot, el exdirector de la CIA regaba su almuerzo en el asentamiento, junto a su esposa, con una botella de Pompeo, el vino etiquetado con su apellido. “Chateau Occupation”, en palabras de un periodista israelí, que da a entender que la bodega entiende más de marketing que de hacer vino.

En cualquier caso, Mike Pompeo ha cumplido así con su propósito de visitar esta bodega de capital estadounidense ruidosamente enfrentada con el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Este último exige un etiquetado riguroso acerca del origen del vino, para que cada uno pueda decidir de acuerdo con sus convicciones. En cambio, Pompeo ha dicho que EE.UU. de ahora en adelante reconocerá como Made in Israel incluso lo que proceda de las zonas C de la ocupación, que representan el 60% de Cisjordania.

Pompeo, este jueves

PATRICK SEMANSKY / AFP

El jefe de la diplomacia estadounidense ha regalado aún más los oídos de Netanyahu al catalogar como “antisemita” al movimiento BDS, de Boicot, Desinversión y Sanciones, que inspirado por la movilización internacional contra el apartheid en Sudáfrica, llama a hacer lo propio contra la deriva del gobierno de Israel. Pompeo ha anunciado incluso la retirada de fondos a aquellas entidades que mantengan tratos con BDS, lo que incluiría a un sinnúmero de oenegés, como Human Rights Watch y hasta universidades de EE.UU..

Anuncios con poco recorrido, en tiempo de descuento. Aunque a Pompeo le ha alcanzado para peregrinar también a las aguas bautismales del Jordán, hasta donde Netanyahu y Benny Gantz querrían extender la frontera de Israel.

No está claro que el Juicio Final esté hoy más cerca que ayer, como querría la derecha evangélica y fervientemente sionista devota de Trump, el derrotado. Pero las siete trompetas de Pompeo proclaman que un mundo se acaba. En enero empieza otro, menos desequilibrado.