Rui Rio, la oposición ejemplar en la pandemia

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Al hacer bandera de la cooperación con el Gobierno, el líder conservador luso intensifica su línea de intentar vencer a António Costa aproximándose a él

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Rui Rio dirige una pregunta al primer ministro António Costa durante un debate parlamentario el pasado 7 de mayo

Armando Franca / AP

La disrupción provocada por la pandemia resulta tan intensa que la política española ha descubierto que Portugal existe, de manera que pierde un poco de vigencia la máxima de Pi i Margall de que en España se sabe mejor quién gobierna en Rusia que quién lo hace al otro lado de la frontera lusa.

Con el primer ministro António Costa casi convertido en un héroe popular por su defensa de España frente a las críticas de Holanda y con el Partido Popular usando las mucho mejores cifras oficiales de Portugal como arma arrojadiza, el Gobierno de Pedro Sánchez encontró en el jefe de la oposición, el conservador Rui Rio, el modelo que contraponer a la actitud de Pablo Casado, con su apuesta por ser un “soldado” en la colaboración con el Ejecutivo socialista de Lisboa.

Fue doce años alcalde de Oporto, donde se consolidó con mayoría absoluta pese a su pulso con el club de fútbol

Adaptado al dramático escenario de la Covid-19, Rio hace lo que defiende desde que llegó en el 2018 al liderazgo de la principal formación del centroderecha luso, que, fruto del desplazamiento hacia la izquierda provocado por la revolución de los claveles, lleva el equívoco nombre de Partido Social Demócrata (PSD).

En enero este economista de 62 años logró retener la presidencia del PSD en unas primarias ganadas en la segunda vuelta con una inequívoca apuesta por la colaboración con el gobierno de Costa, frente a la línea dura de los críticos internos, los nostálgicos de su antecesor, el exprimer ministro Pedro Passos Coelho.

Si bien en el discurso de Rio resalta su exaltación de los principios éticos y un cierto gusto por llegado el caso mantener posturas a contracorriente, los observadores de su trayectoria, marcada sobre todo por sus doce años en la alcaldía de Oporto, señalan que en su proceder pesan también los cálculos políticos y electorales. Así se vio en la campaña de las legislativas del 2019 cuando remontó un poco con inusitados ataques frontales a Costa.

“No hay desastre ninguno”, proclamó Rui Rio en su controvertida declaración de esa noche electoral del 6 de octubre, cuando el PSD obtuvo su peor resultado desde 1983. Se escudó en que Costa no había logrado la mayoría absoluta que perseguía y en que su partido superó las encuestas, en un contexto de fragmentación de la derecha, al sumarse al pequeño CDS dos formaciones de nuevo cuño, Iniciativa Liberal y la ultraderechista Chega.

Ahora, en el tiempo en el que según Rio el gobernante Partido Socialista (PS) ya no es un adversario sino el encargado de conducir el Ejecutivo en una situación extrema, el PSD mejora en los sondeos electorales, aunque menos que el PS. Pero también se está frenando la acusada tendencia de subida del Chega. Sin embargo, la apuesta de Rio es más a largo plazo, mientras ya ha mostrado su disposición a poder pactar con Costa el próximo presupuesto del Estado en plena y brutal recesión.

“Que el país sepa que el PSD apoya al Gobierno en este combate. Estamos en una emergencia nacional. Tenemos una amenaza que combatir. Lo que se exige es unidad, solidaridad y responsabilidad, en el nombre del interés nacional”. El ya famoso discurso parlamentario de Rui Rio del 18 de marzo, en el debate de la primera declaración del estado de emergencia, se enmarcó en el ambiente consensual que se había creado entre Costa y el presidente de la República, el conservador Rebelo de Sousa, tras días de divergencias. Y se encuadró también en la lógica más parlamentaria en la que entró Portugal a partir del 2015, cuando se formó la geringonça , la entonces inédita alianza de socialistas, comunistas y Bloque de Izquierda.

Tras llegar en el 2001 al poder en Oporto en minoría, fruto del sistema de elección directa del alcalde, logró acordar con los comunistas, como cuenta Mário Jorge Carvalho en su biografía Rui Rio, de cuerpo entero . Después, hasta agotar el máximo de tres mandatos, gozó de sendas mayorías absolutas, pese a su pulso con un gran poder fáctico de la ciudad, el Fútbol Club Oporto, que en protesta llegó a celebrar sus títulos en la vecina Vilanova de Gaia.

Hijo de un comerciante de Oporto, al actual líder del PSD le marcó en la infancia la muerte por leucemia de su hermano, el factor que según su biógrafo le alejó del cristianismo. Estudió en el Colegio Alemán pero no siguió el plan de su padre para establecerse en Alemania, pues, según bromea, su rigor es superior al de la mayoría de los portugueses, pero menor que el de ese país. Se licenció en Economía, trabajó en empresas y, después de haber entrado ya en las juventudes del PSD, fue diputado desde 1991 hasta que llegó a la alcaldía. Tras dejar la política en el 2013, se dedicó a la gestión de recursos humanos, mientras aparecía como la gran esperanza de la derecha.

“Mi adversario es Rui Rio”, dijo Costa de forma premonitoria en el 2014. Ahora el líder del PSD trata de vencerle aproximándose a él y alejándolo de la izquierda.

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