El Vaticano se aprieta el cinturón
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La Santa Sede calcula una caída de entre el 25% y el 45% de los ingresos por la pandemia
El descalabro económico que sufrirán muchos países como consecuencia de la pandemia también afectará a la Santa Sede. Sin los ingresos de los Museos Vaticanos, la principal fuente de entrada de recursos en el Estado de la Ciudad del Vaticano, la caída de las donaciones de los fieles, la situación de los mercados o las dificultades de los inquilinos para pagar el alquiler, el Vaticano se está preparando para fuertes pérdidas en sus cuentas.
Así lo reconoció ayer el ministro de Economía del Vaticano, el español Juan Antonio Guerrero, quien en una entrevista en el portal oficial de la Santa Sede confirmó que en los escenarios más optimistas los ingresos se reducirán alrededor del 25%, mientras que en los más pesimistas, el 45%. “El Vaticano no está en peligro de default . Eso no significa que no debamos enfrentar la crisis por lo que es. Ciertamente tenemos por delante años difíciles. La Iglesia cumple su misión con la ayuda de las ofrendas de los fieles. Y no sabemos cuánto podrá donar la gente”, reconoció Guerrero.
El cierre de los Museos Vaticanos o la caída de la recaudación de los alquileres, entre los motivos de la crisis
Antes de que se pronunciara el ministro, el diario italiano I lMessaggero publicó este fin de semana un documento interno que decía que para este 2020 el presupuesto de la Santa Sede (los organismos jurisdiccionales que sustentan al Papa en su tarea religiosa) preveía que ingresarían 269 millones de euros y gastarían 322 millones, con lo que el déficit antes del coronavirus iba a ser de 53 millones. En los últimos años el Vaticano ha registrado un déficit de entre 60 y 70 millones de euros al año, informó Guerrero, algo que cree que no es fruto de una “mala administración”, sino que el gasto está dirigido a apoyar la “misión de la Santa Sede” y del Papa, así como el trabajo de caridad y las amplias operaciones de medios de comunicación del Vaticano.
Sin embargo, con las previsiones económicas del estudio publicado por Il Messaggero, este déficit se puede llegar a triplicar como consecuencia de la contracción mundial de la economía por la pandemia. Según el diario, las opciones que baraja el Vaticano son tres. El primero cuenta con una contención del gasto de los costes administrativos y prevé una reducción de entre el 30% y el 50% de las ganancias ordinarias que determinarían un incremento del déficit del 28%. El escenario más pesimista es el tercero, en el que se calculan tiempos particularmente lentos de reactivación económica y falta de contención del gasto. En este caso se reducirían las fuentes ordinarias de recaudación entre el 50% y el 80% e implicaría un aumento del déficit del 175%.
Estas previsiones se han hecho públicas una semana después de que el papa Francisco se reuniera con los jefes de todos los departamentos del Vaticano para recomendarles austeridad, que dejen de contratar y también que se ponga fin a las conferencias y los viajes, asegura la cabecera romana. Pero podría no ser suficiente. “El problema principal no es la austeridad, sino el hecho de que los gastos son muy altos, por ejemplo, en personal”, cuenta a este diario Gianluigi Nuzzi, autor de un libro reciente que advierte que si no se hace nada, el Vaticano caerá en la insolvencia en el 2023. “Antes de la pandemia el Vaticano estaba a punto de vender unos edificios y un terreno en el norte de Roma, pero eso quedó parado. Sólo podrían solventar la situación vendiendo inmuebles o desinvirtiendo”, asegura el periodista.
El cierre de los Museos Vaticanos como medida de prevención de la Covid-19 tampoco es una buena noticia para la Santa Sede. Aunque los museos italianos abrirán el 18 de mayo, todavía no hay fecha para la reapertura de las joyas vaticanas, que el año pasado acogieron a siete millones de personas. Serán prácticamente tres meses sin ingresos para las arcas del Estado de la Ciudad del Vaticano, adonde se destina la recaudación de los museos, aunque según Nuzzi la Ciudad del Vaticano ha ayudado con ellos a otros departamentos de la Santa Sede en dificultades económicas durante años.
La entera estructura de la Santa Sede se financia principalmente de inversiones, que sufren ahora en los mercados, de las rentas inmobiliarias, que también han bajado con el coronavirus, y de las contribuciones de las diócesis católicas, que seguramente también serán menores este año. “Debido a la dificultad de pagar el alquiler de algunos inquilinos, habrá una disminución de los rendimientos que derivan de los alquileres. Ya habíamos decidido, al aprobar el presupuesto de este año, que los gastos debían reducirse para disminuir el déficit. La emergencia post-Covid nos obliga a hacerlo con mayor determinación”, asume Guerrero. El Vaticano también se tendrá que apretar el cinturón.