El ‘New York Times’ respalda a Warren y Klobuchar en la carrera presidencial

Hacia la Casa Blanca

Rompiendo con la tradición, el consejo editorial del diario ha decidido respaldar no a un candidato sino a dos

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Las candidatas demócratas Amy Klobuchar y Elizabeth Warren en un debate electoral el pasado diciembre

JUSTIN SULLIVAN / AFP

Empezó a hacerlo en 1860 con Abraham Lincoln y, a diferencia de otros medios estadounidenses, que poco a poco han ido abandonado la tradición, The New York Times se ha mantenido fiel a la costumbre de respaldar abiertamente a sus candidatos favoritos en las elecciones presidenciales: ayer, la dama gris del periodismo hizo público su veredicto de cara a las primarias demócratas. Hay quien opina, sin embargo, no sin argumentos, que en realidad este año no se han mojado, o que no debería haberlo hecho.

Rompiendo con la tradición, el consejo editorial del diario –que no su redacción, de la que está escrupulosamente separado– ha decidido respaldar no a un candidato sino a dos. Dos mujeres, además, las senadoras Elizabeth Warren y Amy Klobuchar. Son “las mejores representantes” de los dos sectores del Partido Demócrata que con tanta claridad se enfrentan en estas primarias, los progresistas y los centristas respectivamente. O “radicales y realistas”, los llama.

El historial del diario, que en las dos últimas primarias demócratas respaldó a Hillary Clinton, sugería que iban a apostar –admiten– por un candidato con un enfoque “tradicional”. Pero los acontecimientos de los últimos años les han llevado a considerar alternativas. Warren (70 años), a la que define como “una narradora talentosa” con un valioso bagaje académico en quien no suena exagerado oír que el sistema está “amañado” contra el pueblo, se ha beneficiado de la desconfianza del diario hacia las tácticas, la edad y la salud de Bernie Sanders, promotor original de esta corriente. Las últimas encuestas sitúan a la senadora por Massachusetts algo por detrás de Sanders. A la vez, señalan una opción más tradicional. Aunque no ha pasado de la quinta posición en los sondeos, la trayectoria de Klobuchar (59 años, natural de Minnesota) como forjadora de acuerdos con la oposición republicana indica que es una candidata que puede “unir” de verdad al país. “Que gane la mejor”, concluye el editorial del diario.

¿Transparencia o show?

El diario ha sido más criticado que alabado por emitir en televisión sus debates internos

Después de que en las últimas elecciones presidenciales 57 grandes diarios apoyaran a Clinton y sólo dos medios menores a Donald Trump (uno de ellos, de Las Vegas, propiedad de uno de sus grandes donantes, Sheldon Adelson) ha arreciado el debate sobre la conveniencia de mantener esta práctica, de la que The Wall Street Journal se desmarcó en 1928. Las dudas no tienen que ver sólo con que su eficacia sea dudosa (el 70% de los estadounidenses dice que no afecta a su decisión, según un estudio del 2008) sino con el temor a que estos posicionamientos , que pueden inducir a confusión, puedan mermar la ya escasa confianza del público en la prensa en general.

“Americanos de todos los signos políticos parecen confiar más en memes sin base factual alguna que en artículos fruto de una profunda investigación”, advierte Matt Laslo, profesor de periodismo de la Universidad Johns Hopkins, partidario de abandonar la costumbre. “Un número alarmantemente alto de votantes ya cree que el trabajo informativo tradicional está sesgado”, recuerda, recordando que nueve de cada diez republicanos ha perdido confianza en la prensa y, por la salud de la democracia, a todo el mundo les conviene que vuelvan a creer en ellos e informarse a través de hechos objetivos y no de la dieta de “malnutrición” informativa que les ofrecen medios como Fox News, Breitbart o Daily Caller basada en “falsedades, manipulaciones y mentiras que salen de esta Casa Blanca y el propio presidente”. En este clima, los medios deberían hablar “un solo idioma, el de los hechos, respaldado con los mejores datos, ciencia y fuentes disponibles”, escribe Laslo en la web de la cadena NBC.

Transformación

La vieja tradición de apoyar a candidatos está de capa caída en Estados Unidos

La respuesta del Times a estos debates ha sido poner luz y taquígrafos. Nunca desde que hace un siglo este y otros grandes periódicos estadounidenses crearon consejos editoriales estrictamente separados de la redacción, un modelo de independencia informativa único en el mundo, el proceso había sido tan público y transparente. El veredicto fue anunciado en directo en el programa The Weekly que el diario emite en varias plataformas online. Además, han publicado la transcripción y el audio íntegro, además de algunos vídeos, de las charlas que los 15 miembros del consejo editorial mantuvieron con nueve políticos durante un total de doce horas, una suerte de entrevistas de trabajo que antes eran off the record y no salían a la luz, así como las deliberaciones internas del diario.

El Times ha sido más criticado que alabado por los cambios. El acceso a las interioridades del proceso puede eliminar sospechas de favoritismos y mostrar lo serio que se toma la tarea. Pero “demasiada transparencia hace el mundo más opaco”, defiende Alex Tabarrok, profesor de economía de la Universidad George Mason, que no ve el valor añadido del nuevo modelo. “Todo lo que puedan decir [los candidatos] ya ha sido dicho”. En cambio, un off the record creíble “aporta honestidad al debate público y mejora la información general”, afirma en el blog Marginal Revolution.

Al mismo tiempo, la imagen de los responsables de las páginas de opinión del diario discutiendo los méritos y carencias de cada candidato recordó a muchos espectadores y medios como The Washington Post , The New Republic o Variety a un programa de telerrealidad y en concreto a de El Aprendiz , el concurso televisivo que durante 15 temporadas presentó Trump. La decisión de dar tal difusión al proceso se ha interpretado como una concesión a la política espectáculo.

“Lo cierto es que cuando pones cámaras en cualquier reunión, la conducta de la gente cambia. Todavía me pregunto si deberíamos haber hecho esto en televisión o si solamente deberíamos haber publicado las transcripciones”, admitía la subdirectora de Opinión del diario, Kathleen Kingsbury, en declaraciones a The Washington Post antes de la difusión de su veredicto y todo el material del proceso. Pero “hay un malentendido con los respaldos” de los medios, añadía.

“No se trata tanto de apoyar a un candidato como de informar a los votantes sobre nuestra propia decisión. Queremos dar nuestra opinión a la gente, pero al final sobre todo queremos informarles. Es más bien un ejercicio para añadir contexto y dar a los votantes más información para poder decidir”, sostiene Kingsbury, que gestionó el ejercicio en sustitución del director de Opinión del Times, James Bennet, ya que este se ha recusado de todo lo relacionado con las elecciones del 2020 porque su hermano, el senador Michael Bennet, se presenta a las primarias demócratas. En un artículo de The Columbia Journalism Review del 2017 que analizaba los respaldos periodísticos en las anteriores elecciones presidenciales, John McCormick, director de editoriales de The Chicago Tribune, defendía también que el impacto en los votantes no es la prioridad: “Influir en el voto es sólo una de las razones para hacer respaldos y sin duda una de las menos importantes”; con sus avales, cada cierto número de años, los medios hacen un alto y “explican al mundo qué es esa publicación, qué defiende, cómo piensa y qué principios abraza”.

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