La encendida retórica política israelí ha trazado tantas líneas rojas que es imposible formar gobierno. Dos elecciones y siete meses de negociaciones no lo han conseguido. Es inaudito en la historia de esta democracia que otorga un papel determinante a los partidos más pequeños, que son capaces de secuestrar la voluntad de la mayoría. El plazo que tenía el centrista Benny Gantz para cerrar una coalición ha expirado.
También expiró el que tuvo el primer ministro Beniamin Netanyahu y ahora corresponde al Parlamento encargar lo imposible a un tercer candidato. Lo más probable, por tanto, es que los israelíes vuelvan a las urnas en marzo.
Sin acuerdo
Ha expirado el plazo de Gantz y Netanyahu para lograr apoyos
Los sondeos anticipan un resultado muy similar con el bloque conservador de Netanyahu empatado con el centrista de Gantz. La gran coalición no es posible porque Netanyahu puede ser procesado en cualquier momento por corrupción y Gantz no quiere brindarle la inmunidad que tendría si sigue en el gobierno.
El ultranacionalista Lieberman habría podido apoyar a un gobierno minoritario pero no quiere dar sus votos a un Netanyahu que depende de los ortodoxos y tampoco a un Gantz que depende de los palestinos. El Likud podría pedir a Netanyahu que dé un paso al lado para hacer posible una gran coalición pero, de momento, nadie ha levantado la voz contra su líder.