El acuerdo entre Putin y Erdogan complica como nunca el ajedrez sirio
Ofensiva turca
Sirios, kurdos, turcos, rusos y estadounidenses se mezclan en el noreste del país
En el noreste de Siria no hay nada claro. Y eso lo sabe la población que, atemorizada, se pregunta qué pasará en los próximos días. Las autoridades de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), en su mayoría kurdas y que han tenido el control de la región en los últimos años, aseguran que todo se irá definiendo con el tiempo. “Lo importante es detener la invasión turca y luego empezaremos el proceso de negociación con el Gobierno central –sirio– sobre todo lo demás”, asegura el portavoz de las FDS, Kino Gabriel, en un intento por explicar una situación que sobre el terreno se ve confusa, por no decir caótica.
Norteamericanos, rusos, sirios, turcos, las milicias de las Fuerzas Libres de Siria apoyadas por Turquía, más las FDS, tienen presencia en este área donde los enfrentamientos se extienden en vez de detenerse como contempla el acuerdo de Sochi entre Putin y Erdogan , y que fue aceptado por las FDS. “No es nuevo lo que pasa, antes coordinábamos con los rusos en el área de Afrin, ahora la situación es diferente pues hay más presencia rusa en la región”, explica Gabriel, que asegura que las FDS se relacionarán de ahora en delante de la misma manera con los rusos y los estadounidenses, que han regresado a la región.
Los norteamericanos han sido vistos lejos de los pozos y cerca de las tropas sirias y rusas; su misión no está clara
Después de que la población de algunas ciudades como Qamishlo los despidieran con piedras por el hecho de marcharse, decenas de vehículos armados estadounidenses han vuelto a sus alrededores. Se habla de un número cercano a los 900 hombres desplegados en el noreste de Siria, prácticamente el mismo antes de que Donald Trump decidiera retirar las tropas de algunas posiciones en la frontera y dar luz verde a Turquía para su ofensiva.
Todo esto sucede cuando rusos y turcos empezarán hoy a realizar patrullas conjuntas a lo largo de la frontera, tal como lo hicieron hasta hace pocas semanas los estadounidenses con los turcos. “Trabajaremos en conjunto con las fuerzas norteamericanas y la coalición internacional como venía siendo hasta ahora”, explica Gabriel, asegurando que la presencia de los estadounidenses irá desde las áreas fronterizas de Rumeillan y Derik (cerca de donde ayer se les vio transitando en algo que muchos consideraron una misión de patrullaje), hasta la región de Deir Ezzor, al sureste del país. En estas áreas se encuentran las instalaciones petroleras reconquistadas al Estado Islámico, con los hombres de las FDS librando la batalla sobre el terreno.
La excusa de Trump para regresar a Siria, si es que algún día realmente partió, es cuidar de esas instalaciones petroleras. Pero como todo lo que sucede en esta región, su misión no está clara. A los estadounidenses también se les ha visto en los últimos días en el área de Tal Tamer, al sur de la franja de alrededor de 125 kilómetros comprendida entre Tal Abyad y Serekaniye, no muy lejos de las tropas sirias y rusas, y que es la que mayor desafío presenta para el llamado acuerdo de Sochi. Allí la batalla no se detiene y miles de sus habitantes han tenido que buscar refugio en otras ciudades
El documento de Sochi reconoce que este área –en la que supuestamente existió un alto el fuego en las primeras 150 horas– quedaba bajo control de Turquía y que las FDS se retirarían, como finalmente sucedió, según confirmó Rusia. Sin embargo, el avance de las milicias apoyadas por Turquía no se detuvo, a pesar de que en algunos sectores el ejército sirio había pasado a controlar el territorio. El Gobierno de Damasco aceptó desplegar sus tropas en las fronteras después de haber llegado a un “memorando de entendimiento” con las FDS. Según el acuerdo de Sochi, los sirios tendrán a cargo 15 puestos fronterizos. “El despliegue del ejército sirio se hace gradualmente hasta que tengan presencia a todo lo largo de la frontera”, confirmó Gabriel.
Pero, sumado al desafío que presenta Turquía, que no detiene su avance en algunos sectores, está el del ejército de Damasco, cuya presencia se prevé mucho más complicada de lo que se planteó en un primer momento. Después de que el jueves se retiraran de algunas posiciones cercanas al frente como consecuencia de la dureza con la que avanzaban las milicias apoyadas por Turquía, el Ministerio de Defensa pidió que las fuerzas de esta región pasaran a unirse al ejército “para defender el país de la agresión de Turquía”. Las FDS respondieron que cualquier petición de integración en el ejército sirio debe ser discutida para construir un “diálogo constructivo”.
Y es que lo se les viene encima a las autoridades del noreste de Siria es una partida de ajedrez que ellas mismos reconocen muy complicada. “Nuestros objetivos son los mismos. Trabajaremos para tener una mejor Constitución que incluya las diferentes etnias y componentes religiosos y que se base en principios democráticos y de derechos humanos”, dice Kino Gabriel. Pero también reconoce que los puntos a negociar con Damasco cara al futuro son múltiples y complejos. Ahora la prioridad es encontrar una salida a la parte militar.