China acusa de terrorismo a los manifestantes del aeropuerto de Hong Kong
Escalada de tensión
Las autoridades cancelan los vuelos tras la toma de las terminales por miles de manifestantes demócratas
Ayer, desde media mañana, no despegó ni aterrizó en Hong Kong ni un pasajero ni un kilo de mercancía. Las autoridades tomaron la excepcional decisión de cancelar todos los vuelos ante la ocupación del aeropuerto internacional.
Miles de manifestantes recibieron a los viajeros con una sentada contra la brutalidad policial, que el domingo le ha costado un ojo a una manifestante. El fin de semana ha acabado con 45 heridos y decenas de detenidos.“Hong Kong es peligroso”, rezaban las pancartas.
El cierre fue anunciado minutos después de que Pekín asegurara ver “señales de terrorismo” en la “violencia extrema” de las movilizaciones masivas en defensa de las libertades de la ciudad. Una nueva escalada en la retórica que podría indicar que el Gobierno chino está perdiendo la paciencia.
La autoridad intentará reabrir el aeropuerto hoy, pero pide a los usuarios que confirmen antes su vuelo
Como añadidura a la guerra de nervios, medios chinos publicaron un vídeo en el que se ve a efectivos de la Policía Armada Popular realizar ejercicios en Shenzhen, en la frontera con Hong Kong. Al ritmo de música épica, la grabación muestra al cuerpo paramilitar ejercitarse con tanquetas y vehículos militares.
Parar un aeropuerto como el de Hong Kong, orgullo y símbolo de la modernidad de esta parte de China, es todo un logro para los manifestantes. Hacer que ningún avión despegue o aterrice impide el movimiento de los 204.000 pasajeros que cada día lo utilizan. Cada año aterrizan y despegan 428.000 aviones desde ese aeropuerto, situado entre los diez más importantes del mundo tanto por número de pasajeros –74 millones al año– como por operaciones, extensión y hasta empleados, pues genera 73.000 trabajos directos para una ciudad con 7,3 millones de habitantes.
Las autoridades aeroportuarias aseguraron que tienen la intención de reanudar la actividad a partir de hoy martes, pero advierten a los pasajeros que no se desplacen hasta el aeropuerto sin haber confirmado antes el estado de su vuelo.
La represión de las protestas ha sido de una violencia inusitada
“Teníamos un vuelo a Munich a las 11 de la noche, pero cuando hemos llegado al aeropuerto todo estaba cancelado”, explicaba la turista María Segurola. “Los manifestantes están sentados en la zona de llegadas gritando consignas contra la violencia policial”, aseguraba la española, que afirma que muchos pasajeros se han quedado en las cafeterías aunque “no hay comida y está todo cerrado”.
Al margen de la repercusión internacional que tiene paralizar uno de los aeropuertos más importantes del mundo, los manifestantes también buscan protección. Piensan que allí la policía se lo pensará dos veces antes de disparar gases lacrimógenos. La del lunes fue la cuarta jornada de sentadas, pero tras las cargas del fin de semana, ha sido la más concurrida. La multitud estaba tan apelotonada que se tardaba quince minutos en ir desde la planta superior a la planta baja, según AFP.
Hong Kong vive su peor crisis desde 1997, cuando la excolonia británica volvió bajo soberanía china. Las protestas comenzaron en junio contra una controvertida ley de extradición que permitía juzgar a ciudadanos de la metrópolis en la china continental. El proyecto, fue visto como un intento más de Pekín de socavar la política de “un país, dos sistemas”, gracias al cual Hong Kong goza de unas libertades inimaginables en el resto del país. La ley se acabó dado por muerta, pero las demandas han evolucionado y ahora los manifestantes exigen el fin de la violencia policial y garantías democráticas para la ciudad.
Durante el fin de semana, la represión de las protestas ha sido de una violencia inusitada. Una manifestante perdió un ojo y probablemente necesitará una reconstrucción facial por el impacto de una pelota de goma. Las imágenes de la joven atendida por los servicios de emergencias indignaron a los manifestantes, muchos de los cuales acudieron a la protesta del aeropuerto con un ojo tapado y portando carteles en los que se leía “ojo por ojo”.
Otras imágenes que han circulado en redes sociales muestran como la policía disparó gas lacrimógeno en el interior de una estación de metro abarrotada, y el portal Hong Kong Free Press publicó un vídeo en el que se ve cómo agentes disfrazados de manifestantes detenían a un hombre con la cara ensangrentada.
“Se está volviendo cada vez más peligroso, pero si no continuamos saliendo a la calle llegados a este punto, nuestro futuro será cada vez más aterrador y perderemos nuestras libertades”, afirmaba una participante en las protestas.