Donald Trump se ha apuntado hoy una importante victoria judicial con la decisión de una corte de apelaciones de desestimar la denuncia presentada por los fiscales generales de Maryland y el Distrito de Columbia, gobernados por los demócratas, contra el hotel de lujo que la familia del presidente tiene en Washington y donde con frecuencia se hospedan representantes de gobiernos extranjeros. La denuncia, presentada en el 2017, alegaba que esta actividad empresarial violaba las leyes anticorrupción del país pero el Tribunal de Apelaciones del cuarto circuito de EE.UU., con sede en Richmond (Virginia) ha dado la razón a la defensa del presidente y ha frenado el caso por falta de autoridad legal.
El interés de los denunciantes en “aplicar la legislación sobre honorarios es tan tenue y abstracto que el enjuiciamiento rápidamente plantea la cuestión de si esta acción contra el presidente es un uso apropiado de los tribunales, que fueron creados para resolver casos y controversias de verdad”, concluyó de forma unánime el tribunal, compuesto por tres jueces, nombrados por los republicanos. La decisión judicial impedirá a los gobiernos del Distrito de Columbia y Maryland, fronterizo con Washington, tener acceso a las finanzas de los negocios del presidente y frena de inmediato una larga lista de citaciones judiciales emitidas en los últimos meses para acceder a información financiera del hotel y de las actividades de diferentes agencias gubernamentales para investigar las acusaciones de corrupción.
Situado en el antiguo edificio de Correos, a pocos bloques de la Casa Blanca, el Trump International Hotel de Washington abrió sus puertas poco después de que el republicano ganara las elecciones presidenciales del 2016. A diferencia de otros presidentes, al llegar a la Casa Blanca Trump no renunció a sus negocios personales, que incluyen hoteles y campos de golf en varios países. Sólo cedió la gestión a sus hijos varones, que no trabajan en el gobierno. La querella alegaba que esta situación hacía al presidente susceptible a las presiones de los gobiernos extranjeros que eligen el hotel del presidente para alojarse en Washington, lo que supondría un conflicto de intereses.
De acuerdo con los fiscales generales de Maryland y el Distrito de Columbia, el International Trump Hotel es un potente imán para mandatarios extranjeros, funcionarios y lobistas, que saben que es fácil encontrarse con miembros de la administración en sus instalaciones. Esto, alegan, perjudicaría al negocio de otros establecimientos hoteleros situados en el área metropolitana de Washington. El International Trump Hotel declaró 191.538 dólares en beneficios derivados de estancias de representantes de gobiernos extranjeros en el 2018, un 26% más que el año anterior. Para intentar disipar cualquier sospecha de corrupción, la Organización Trump ha donado una cantidad similar al Tesoro estadounidense.
“Acaba de saberse que he ganado un caso importante de la caza de brujas lanzada contra mí por el ‘estado profundo’ y los demócratas”, ha celebrado en Twitter, Trump, que no dejó pasar de largo la ocasión para de recordar que le sale caro estar en la Casa Blanca. “No hago dinero, más bien pierdo una fortuna por el honor de servir y hacer un trabajo como presidente aceptando un salario igual a cero”, recordó. Por decisión propia, cada trimestre Trump dona los 100.000 dólares que debería recibir por su trabajo a diferentes agencias gubernamentales o a causas que le son afines, como la lucha contra el alcoholismo, lo que también ha suscitado suspicacias, por su uso electoral.
El presidente Trump se enfrenta a una denuncia más, respaldada por más de 200 legisladores, con similares acusaciones relacionadas con su hotel de Washington. Sus abogados han recurrido también las citaciones judiciales emitidas por el Congreso para conseguir que los bancos y la gestoría con los que trabaja la familia Trump les facilite cierta información financiera, así como la demanda de que entregue sus declaraciones de impuestos.