No era exactamente como los preparativos del Festival de Woodstock en el que Jimi Hendrix distorsionó el himno patriótico de las barras y estrellas hasta la subversión. Todo lo contrario. Ayer se montó el escenario y las torres de bafles en la explanada ante el puente de Tienditas, en Cúcuta, en la frontera venezolana, el centro neurálgico para el plan de cambio de régimen diseñada por el líder opositor, Juan Guaidó, en estrecha colaboración con Washington.
Este festival, que se celebrará este viernes con la participación estimada de unas 250.000 personas, no es de protesta sino de apoyo activo. Muchos de los mismos fans de Juanes, Paulina Rubio o Alejandro Sanz participarán en la cadena humana para llevar al lado venezolano cientos de bolsas llenas de alimentos de la agencia Usaid, todos con la bandera estadounidense y la frase “From the American people”.
Aid Live Venezuela, patrocinado por el magnate británico Richard Branson y con la participación de una decena de estrellas del pop latino y el reguetón, es de entrada gratuita y miles de jóvenes colombianos y venezolanos responderán a los llamamientos de Branson de que –como en los Live Aid de Bob Geldof por África en los ochenta– ellos pueden “marcar la diferencia”.
“Están usando a los artistas para atraer a la gente con un fin político, derrocar al Gobierno venezolano”, decía Banespy Hernández, fan de Juanes y Carlos Vives, que ayer esperaba delante del puente e iba a participar en el corredor humanitario. Pero no era una crítica. “Se necesita gente para la cadena”, afirmaba.
La logística de la peligrosa operación de trasladar la ayuda es una incógnita, para todos menos para los representantes del autoproclamado presidente Guaidó y los funcionarios del departamento de Estado norteamericano y algún militar que se reúnen cada día en el puente, renombrado puente de la Unidad tras la visita del embajador estadounidense la semana pasada.
En una maniobra astuta que ha convertido en surrealista una operación ya teatral, el presidente de facto de Venezuela, Nicolás Maduro, ha organizado un acto paralelo de música popular venezolana a 300 metros de distancia, en el lado venezolano del puente. Todo indica que miles de partidarios del Gobierno acudirán al concierto en defensa de la soberanía bajo el eslogan “Yankees go home”. “Allí estarán los chavistas; puede haber una guerra civil”, dijo un joven en el lado colombiano que pensaba participar en la cadena humanitaria.
Están usando a los artistas para atraer a la gente con un fin político, derrocar al Gobierno venezolano”
Guaidó se desplazó al estado de Táchira, en la frontera, ayer junto con 80 diputados de la Asamblea Nacional, considerada la única institución venezolana libre por EE.UU. y Europa pese a que fue elegida bajo las mismas normas que Maduro.
Cúcuta no es el único frente geográfico de la operación. Maduro ha cerrado las fronteras con Brasil y con tres islas holandesas en el Caribe –Aruba, Curaçao y Bonaire– para intentar frenar la ayuda estadounidense en el llamado “cerco humanitario”. Anoche el presidente venezolano no había cerrado la frontera en Cúcuta.
La operación de traslado de la ayuda de la Usaid ha cristalizado las divisiones no sólo en Venezuela, sino también en Colombia, ante una política abierta de injerencia estadounidense –con la ayuda algo pasiva de Europa y parte de América Latina– jamás visto aquí desde los años ochenta. Ha habido protestas y la quema de una bandera estadounidense en Bogotá. Mike Pence, el vicepresidente de Trump, llegará el lunes a Bogotá para hacer balance de los extraordinarios eventos del fin de semana.
La mayoría de los colombianos y migrantes venezolanos afincados en Cúcuta apoyan la intervención
La mayoría de los colombianos y migrantes venezolanos afincados en Cúcuta apoyan la intervención. “Te digo lo que hay que hacer: matarle a Maduro y está”, dijo un manifestante de la oenegé Operación Libertad, del activista Lorent Saleh. Este grupo ha anunciado que protegerán la caravana con derecho a defensa propia. Saleh –con estrechos lazos con Álvaro Uribe, el expresidente considerado responsable de actividades paramilitares en Colombia– es uno de los opositores cuya causa ha sido abanderada por los eurodiputados del PP español, liderados por Esteban González Pons (que, tras serle negada la entrada legal en Venezuela, participarán mañana sábado en la cadena humanitaria). “Es preocupante porque pueden usar la violencia como una provocación”, dijo un activista del partido de las FARC en Cúcuta.
Otro opositor y colaborador de Guaidó, Lester Toledo, acusado en Venezuela hace años de haber participado en el diseño de actos violentos, es un estrecho colaborador de estos eurodiputados. Toledo ha advertido de que la caravana puede encontrarse al cruzar la frontera con milicias armadas chavistas.