Oprah llama a tu puerta
EE.UU. | Elecciones legislativas
Expresidentes y famosos respaldan a Stacey Abrams, aspirante a gobernadora de Georgia y activista contra la supresión del voto negro
Para todo hay una primera vez y ayer fue la primera en que la superestrella de la televisión Oprah Winfrey se lanzó a las calles para, como miles de voluntarios en EE.UU., ir puerta por puerta a pedir el voto para un candidato, en su caso en Georgia y para la demócrata Stacey Abrams, aspirante a gobernadora. “Dejé mi casa en California porque me enteré de lo que estaba pasando aquí y quería hacer lo que pudiera para ayudar”, explicó la idolatrada presentadora negra en Facebook al mismo tiempo que el vicepresidente, Mike Pence, aterrizaba en el estado sureño para apoyar la campaña del candidato republicano, Brian Kemp.
Georgia es la carrera por el puesto de gobernador más observada de las elecciones del próximo martes en Estados Unidos, un anticipo de lo que podrá verse en las presidenciales del 2020 y una demostración del nuevo tono del debate sobre cuestiones raciales. La competición entre Abrams y Kemp ha puesto el foco, además, en uno de los problemas estructurales más graves del sistema electoral estadounidense: la supresión del voto de los negros.
Abrams –abogada, empresaria y líder demócrata en la cámara estatal– ha consagrado su activismo político a ayudar a los votantes a superar las barreras para registrarse. Su rival, Kemp, secretario de Estado de Georgia, es el responsable de una estricta ley estatal que ha dejado en suspenso o fuera del censo de votantes a miles de personas al detectar cualquier discrepancia en los datos (una comilla, una inicial, una errata, un cambio de dirección...). “Es el arquitecto de la supresión de voto en Georgia”, sostiene Abrams, a quien Kemp acusa de intentar registrar como votantes a “ilegales”.
Georgia y otros estados del sur han estado sometidos a vigilancia por su historial de leyes electorales racistas
Tras la aprobación de la ley de derecho de voto en 1965, el gran logro del movimiento por los derechos civiles, Georgia y otros estados del sur con antecedentes racistas han estado durante décadas bajo vigilancia del Gobierno federal a la hora de aprobar leyes electorales. Una sentencia del Tribunal Supremo del 2013 puso fin a esta tutela y, con el argumento de la seguridad, en Georgia y otros estados se ha multiplicado la aprobación de leyes electorales que –está demostrado– penalizan de forma desproporcionada a la comunidad negra.
Uno de cada diez colegios electorales ha cerrado en Georgia en los últimos años La noticia de que 57.000 personas –un 70% de ellas, afroamericanas– se habían quedado fuera en razón de la ley de Kemp incendió recientemente la campaña y ha actuado como revulsivo para los votantes, que han acudido en cifras récord a las urnas por anticipado. Georgia lleva dos décadas en manos republicanas pero todos los sondeos detectan un empate entre Abrams (apadrinada por Barack Obama y Jimmy Carter) y Kemp, un candidato respaldado por Donald Trump que ha centrado su campaña en la inmigración (en un vídeo electoral promete salir con su propio pick-up a buscar “ilegales”) y que confía en la fuerza del voto rural para conquistar el gobierno.
Georgia se considera la zona cero de la estrategia abrazada por una nueva hornada de candidatos del partido demócrata para ensanchar su base electoral. En lugar de moverse aún más a la derecha para llegar a los votantes de centro o republicanos moderados, sus esfuerzos se dirigen a movilizar a personas que habitualmente no participan en la vida política a menudo por los obstáculos a los que se enfrentan, más que por desinterés, defienden.
En toda la historia de EE.UU. sólo ha habido dos gobernadores negros, ninguno de ellos mujer
En toda la historia de Estados Unidos sólo ha habido dos gobernadores negros, ninguno de ellos mujer. Este año hay tres aspirantes entre los demócratas: Abrams, Andrew Gillum por Florida y Ben Jealous por Maryland, todos procedentes del ala más progresista del partido. Superada la ilusión de la América posracial que suscitó Barack Obama, los tres han abordado abiertamente los problemas y las tensiones en el contexto de la era Trump y la aparición de nuevos movimientos como Black Lives Matter (Las vidas negras importan).
Las encuestas sonríen a Gillum, alcalde de Tallahassee agraciado por Trump con el insulto de “ladrón”. Jealous, birracial y expresidente de la asociación más veterana en defensa de los negros (NAACP), lo tiene más cuesta arriba pero “las encuestas no votan y la gente, sí”, dijo como cierre de un vibrante acto en Bethesda esta semana junto a su mentor, Bernie Sanders, que nunca antes había hecho campaña en el adinerado barrio de Maryland. Abrams ha echado mano de estrellas como Winfrey, Will Ferrell o Mark Ruffalo y Obama, que hoy visitará Georgia, para romper el empate estadístico con Kemp. “Me dicen que Oprah está por aquí”, dijo Pence al llegar a Atlanta. “Pues le digo una cosa: esto no es Hollywood”. No, no lo es. Winfrey aclaró ayer que “no quiere, no quiere” presentarse a las presidenciales del 2020. No sonó muy categórico.