Mogherini reivindica la ayuda humanitaria de la UE a los sirios
Reunión en Barcelona
La Unión por el Mediterráneo defiende sus logros a los 10 años de su creación
La alta representante europea para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, reivindicó ayer en Barcelona la ayuda humanitaria que presta la UE a la población siria y su labor en defensa del diálogo, e invitó a los que acusan a los europeos de estar desaparecidos en esta crisis a “imaginarse cómo estarían los sirios si la UE no existiera”. Mogherini recordó que Europa es la principal donante, “y de lejos”, en ayuda a los sirios tanto dentro del país como a los refugiados que están en Jordania, Líbano, Turquía o en Europa, y defendió el papel europeo en la ONU para lograr una salida diplomática.
La jefa de la diplomacia de la UE participó ayer en el tercer foro regional de la Unión por el Mediterráneo (UpM), que tiene su sede en Barcelona y celebra este año su décimo aniversario. Mogherini dijo que la UpM, que agrupa a 43 países de la orilla norte y sur del Mediterráneo, está “hoy más viva y es más crucial que nunca”, y subrayó que es un “espacio único para el diálogo entre actores que a veces sólo tienen este espacio para hablar”.
Siria ha sido sin duda uno de los grandes obstáculos con los que ha tenido que lidiar la UpM, que nació en el 2008 precisamente con el objetivo pragmático de dejar de lado los conflictos políticos y centrarse en proyectos sobre el terreno que mejorasen la vida de los ciudadanos. Pero no ha sido fácil: la crisis económica en Europa, las fallidas primaveras árabes, las guerras en Siria y Libia, la crisis de refugiados y el auge del populismo xenófobo han sido palos en las ruedas casi imposibles de desactivar. Aunque ayer el tono quería ser positivo, el ministro de Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, cuyo país ejerce la copresidencia rotatoria de la UpM, reconoció que la región está hoy “mucho peor que hace diez años”.
Safadi advirtió que la orilla sur está “al borde de perder la esperanza” y llamó a hacer todo lo posible para impedir que eso ocurra, pues significaría dejar la región a merced del radicalismo. El ministro reivindicó que no sólo hacen falta esfuerzos económicos sino también “soluciones políticas” y apuntó a Siria –defendió una salida que respete la integridad territorial–, Libia y el conflicto israelo-palestino. “Tenemos que hacer más para alcanzar la paz y la estabilidad regional porque la alternativa es terrorífica”, dijo.
A estos tres conflictos se refirió también Mogherini, que lamentó que la solución de dos Estados para Israel y Palestina está siendo “desmantelada trozo a trozo”.
Con todo, la jefa de la diplomacia europea quiso subrayar los logros obtenidos por la UpM en estos diez años: el programa de formación que ha beneficiado a más de 200.000 jóvenes, el apoyo a 800 pequeñas y medianas empresas, la creación de dos universidades euromediterráneas en Marruecos y Eslovenia. Jóvenes y mujeres, subrayó, son la prioridad. La planta desalinizadora en Gaza, uno de los proyectos fundacionales de la UpM y que todavía no ha logrado materializarse, está “más cerca que nunca” de completarse, subrayó Mogherini. Una vez recaudado el 80% de su coste, la construcción de la planta podría comenzarse en el 2019 con el apoyo de Israel.
El ministro de Exteriores español, Josep Borrell, anfitrión del encuentro al que asistieron otros nueve ministros de la región además de embajadores y viceministros, hizo un llamamiento a la unidad europea en terrorismo e inmigración. También a estos dos retos se refirió el nuevo secretario general de la UpM, el egipcio Naser Kamel, que reivindicó la importancia de esta plataforma de coordinación regional ya que “los gobiernos, por sí solos, no pueden afrontar los nuevos desafíos de forma efectiva”.