¿Por qué decimos que estamos “con la mosca detrás de la oreja”?
Curiosidades
La expresión “con la mosca detrás de la oreja” tiene dos posibles orígenes: el insecto mismo o una costumbre de los arcabuceros del siglo XVI
¿Cuál es el origen de la expresión 'por si las moscas'?
Sentirse “con recelo o con prevención para evitar algo”, así es como la Real Academia Española define el modismo “con la mosca detrás de la oreja”. Lo que describe es una falta de confianza o la sospecha de que cierta cosa pueda comportar algo malo. Desde luego, la mosca tiene el poder de ponernos en alerta. Basta sospechar que una nos fastidiará la siesta para que aparezca zumbando junto a nuestro oído.
Lo que sucede es que circula también otra explicación para el origen del dicho, que no parte del insecto, sino de los arcabuces y los mosquetes, armas que revolucionaron el arte de la guerra en la Europa de la Edad Moderna.
Con un matiz, y es que el término “mosquete” sí está relacionado con nuestro insecto, aunque indirectamente. Deriva del diminutivo italiano moschetto, que se aplica a gavilanes, cernícalos y demás aves rapaces que poseen la característica común de tener el plumaje repleto de manchas, como si fueran moscas. En español se traduce como “mochete”, un modo de referirse al cernícalo. Poner nombres de rapaces a las armas era una costumbre de la Edad Moderna; falconetes, por ejemplo, eran los cañones de pequeño calibre que iban en la cubierta de los buques.
La expresión vendría de la costumbre de los arcabuceros de guardarse la “mosca” –en el sentido de “mecha”– sobre la oreja, como un modo de tenerla a mano en el fragor de la batalla.
Los arcabuces y mosquetes (este más ligero y manejable) compartían el mecanismo de disparo. Una vez insertados el propelente y el proyectil por la boca del cañón –mecanismo de avancarga–, el tirador acomodaba la mecha en una especie de tenaza situada en el extremo de la serpentina, que era una palanca que se accionaba mediante un gatillo en la parte inferior del cañón. Al hacerlo, la serpentina caía y metía la mosca dentro de la cazoleta, encendiendo la pólvora.
Lo revolucionario de este sistema, llamado de “llave de mecha”, era que el tirador no necesitaba tener ocupada una mano para prender la pólvora, de modo que podía apuntar con más precisión.
Pues bien, cuando el arcabucero tenía “la mosca detrás de la oreja” era señal de que el arcabuz no estaba cargado. Era su momento de mayor vulnerabilidad, cuando tenía que estar más vigilante.
Así pues, ¿de ahí viene la expresión? Pues parece que no. Como nos explican en La ocasión la pintan calva. 300 historias de dichos y expresiones (2016), el dicho no apareció hasta el siglo XIX, cuando hacía tiempo que los mosquetes no usaban mechas, de modo que es difícil establecer la relación. Aun así, como se suele decir, se non è vero, è ben trovato.