Eleanor Roosevelt, la primera vencedora de la Guerra Fría

Discursos del siglo XX

La delegada de Washington ante las Naciones Unidas sacó adelante la Declaración Universal de los Derechos Humanos pese a las reiteradas reticencias soviéticas por su redactado

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Eleanor Roosevelt sostiene en 1949 la Declaración de Derechos Humanos (en una versión en español) que ella había contribuido a aprobar

Propias

El contexto

La Declaración Universal de los Derechos Humanos que aprobó la Asamblea General de Naciones Unidas en diciembre de 1948 bien puede considerarse la primera victoria del bloque occidental en la recién declarada Guerra Fría, aunque también la confirmación de que el mundo estaba llamado a dividirse irremediablemente en dos bloques irreconciliables.

Hasta ese momento, durante la Segunda Guerra Mundial y tras la victoria en Europa, los aliados que habían hecho frente al nazismo y el fascismo se habían puesto de acuerdo en todo. Desde las condiciones del armisticio hasta la administración de los países ocupados.

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Incluso en la burda instrumentalización del “libre albedrío” que debían tener los estados “liberados” se produjo un pacto tácito que acabó dividiendo Europa en dos bloques con el consenso de Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Soviética.

La creación de un tribunal penal internacional que juzgase los crímenes de lesa humanidad de los perdedores, la disolución de la Sociedad de las Naciones y la creación de un nuevo organismo que ejerciese el arbitraje mundial también fue fruto de un rápido acuerdo.

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Franklin D. Roosevelt y Eleanor Roosevelt durante la presidencia del primero 

Terceros

Otra cosa muy distinta fue la redacción de una declaración internacional que abanderase la libertad y la democracia tal y como la entendían las democracias occidentales, convirtiéndose en el primer gran documento redactado en el seno de la recién creada Organización de las Naciones Unidas.

Tras un intenso debate en el seno de la Comisión de Derechos Humanos creada ex profeso por las Naciones Unidas y, particularmente, del comité de ocho miembros que se encargó de redactar el texto, la Declaración Universal de los Derechos Humanos fue finalmente aprobada sin ningún voto en contra, aunque con las abstenciones de la Unión Soviética y los países del bloque oriental representado en la Asamblea, además de Arabia Saudí y Sudáfrica, ajenos a la proclama de libertad e igualdad que recogía el texto.

Con una gran capacidad negociadora, fue la representante de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Eleanor Roosevelt, viuda desde 1945 del presidente Franklin D. Roosevelt, quien lideró la redacción del texto y bregó con los dos representantes soviéticos del comité, Alenxánder Bogomólov y Alexéi Pávlov, curtidos diplomáticos que, sin embargo, se encontraron en clara minoría en los debates.

Eleanor Roosevelt presenta las conclusiones de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas

Eleanor Roosevelt presenta las conclusiones de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas

La Declaración estuvo a punto de irse al traste en varias ocasiones ante la insistencia soviética del reconocimiento explícito a la “democracia popular” y los “derechos de los pueblos”. Y fue precisamente la renuncia de la representante estadounidense a varios de sus postulados los que acabaron definiendo una entente de mínimos que sirvió para que los soviéticos acabasen validando con su abstención un texto que reconocía entre otros derechos las libertades del individuo y su derecho de asilo.

En el discurso de presentación de la Declaración ante la Asamblea General de las Naciones Unidas reunida el 9 de enero de 1948, Eleanor Roosevelt ofreció las claves del acuerdo, basado en la evidente derrota de los postulados soviéticos tanto en el comité como en la comisión y en las renuncias –a todas luces menores– de Washington. Es el texto que ofrecemos extractado.

El texto no fue entonces más que una declaración de principios. Pasarían casi tres décadas hasta que la Unión Soviética aceptase, ya sin Stalin en el poder, convertir la Declaración en el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que sin embargo no se llegaría a adoptar hasta 1976.

El discurso

“Señor Presidente y señores delegados:

”Esta Declaración Universal de los Derechos Humanos refleja las variadas opiniones de muchos hombres y gobiernos que han contribuido a su formulación y es el resultado de un largo y meticuloso estudio y debate.

”Ningún hombre ni gobierno en particular, sin embargo, puede tener lo que pretende en un documento de esta clase. Desde luego, hay aspectos de la Declaración con las que nosotros tampoco podemos estar totalmente satisfechos. Y esta indudable verdad lo es también para los otros miembros de la Comisión y seguiría siendo así si continuáramos nuestro trabajo durante años.

”No obstante, la delegación de los Estados Unidos cree que, tomado en su conjunto, constituye un buen documento, incluso un gran documento, y proponemos darle nuestro apoyo.

”Me gustaría comentar brevemente las enmiendas propuestas por la comisión soviética. Su lenguaje, si bien ha sido adecuado, conserva en sustancia las propuestas de la delegación soviética que después de su intensa discusión fueron rechazadas. Esas mismas enmiendas fueron también ampliamente consideradas y rechazadas en la Comisión de los Derechos Humanos.

Ningún hombre ni gobierno en particular puede tener lo que pretende en un documento de esta clase

”En Estados Unidos admiramos a aquéllos que luchan para sus convicciones e indudablemente la delegación soviética está luchando por ellas. Pero en las más viejas democracias hemos aprendido que a veces debe aceptarse la voluntad de la mayoría sin que ello signifique renunciar a las propias convicciones.

”Los dos primeros párrafos de la enmienda al artículo 3 se refieren a la cuestión de las minorías. Según lo establecido en la enmienda soviética, esta disposición establece claramente que este derecho se reconoce a un grupo y no al individuo.

”La enmienda soviética del artículo 20 es, por su parte, una declaración muy restrictiva del derecho a la libertad de opinión y de expresión. En él se establecen pautas que permitirían a cualquier estado negar prácticamente toda la libertad de opinión y de expresión sin violar el artículo.

”La enmienda soviética del artículo 22 introduce nuevos elementos en el artículo sin mejorar su texto y otra vez introduce la referencia específica a la discriminación. Como se ha señalado en repetidas ocasiones en el Comité, la cuestión de la discriminación está razonablemente cubierta en el artículo 2 de la Declaración, por lo que su repetición en otras partes es completamente innecesaria.

En las más viejas democracias hemos aprendido que debe aceptarse la voluntad de la mayoría

”El nuevo artículo propuesto por la delegación soviética no es más que una reafirmación de las obligaciones del estado, que intentó introducir prácticamente en cada artículo de la Declaración. De aceptarlo, la convertiría en un documento que declara obligaciones de los estados, cambiando así por completo su carácter de una declaración de principios que sirva como una norma común de logros para los miembros de las Naciones Unidas.

”Ciertas disposiciones de la Declaración se proyectan en términos tan amplios a los fines de que puedan ser aceptadas debido a las previsiones del artículo 30 que establece la limitación en el ejercicio de los derechos sólo para cumplir con las exigencias de moralidad, orden público y bienestar general.

”Un ejemplo de esto es la norma que establece el derecho de cada uno a la igualdad en el acceso al empleo público en su país. El principio básico de igualdad y de no discriminación acerca del empleo público es legítimo, pero no puede aceptarse sin limitación.

”Mi Gobierno, por ejemplo, consideraría que sin duda está sujeto a una limitación en el interés del orden público y del bienestar general. Pero no consideraría la exclusión del empleo público de las personas que posean ideas políticas subversivas o no leales a los principios básicos y prácticas de la Constitución y las leyes del país, ni que de cualquier forma pudiera infringirse este derecho.

La delegación soviética intentó introducir en cada artículo las obligaciones del estado

”Igualmente, mi Gobierno ha aclarado en el curso del desarrollo de la Declaración que no considera que los derechos económicos, sociales y culturales indicados en la Declaración implican una obligación sobre los gobiernos para asegurar el goce de estos derechos por la acción directa gubernamental.

”Cuando demos nuestra aprobación a la Declaración hoy será de importancia primordial tener muy en cuenta el carácter básico del documento. No es un tratado, no es un acuerdo internacional. Tampoco es, ni pretende serlo, una declaración de Derecho o de obligaciones legales.

”Es sólo una declaración de principios básicos de los Derechos Humanos y las libertades, para ser sellada con la aprobación de la Asamblea General por el voto formal de sus miembros y para servir como ideal común a lograr por los pueblos de todas las naciones.

”Sin embargo, nos encontramos en el umbral de un gran acontecimiento, tanto en la vida de las Naciones Unidas como en la vida de la humanidad. Esta Declaración Universal de Derechos Humanos, bien puede llegar a ser la Carta Magna de la Humanidad.

Esta Declaración bien puede llegar a ser la Carta Magna de la Humanidad

”Esperamos su proclamación por la Asamblea General, que será un evento comparable a la proclamación de la Declaración de los Derechos del Hombre por el pueblo francés en 1789, la adopción de la Declaración de Derechos por el pueblo de Estados Unidos y la adopción de declaraciones semejantes en diferentes épocas en otros países.

”En una época en la que hay tantos temas sobre los que nos resulta difícil alcanzar una base común de acuerdo es un hecho significativo que 58 estados hayan encontrado un amplio acuerdo en el complejo campo de los derechos humanos.

”Esto debe ser tomado primero como el testimonio de nuestra aspiración común expresado en la Carta de las Naciones Unidas para elevar a los hombres a un mejor nivel de vida en todo lugar y a un goce mayor de libertad.

”Está detrás de esta Declaración el deseo del hombre por la paz. La comprensión de que la violación flagrante de los derechos humanos por el nazismo y el fascismo sembró las semillas de la última guerra mundial y ha proporcionado el impulso necesario para la obra que nos lleva hoy aquí al momento de su realización.

Esta Declaración está basada en el hecho espiritual de que el hombre debe tener libertad para desarrollarse

”Esta Declaración está basada en el hecho espiritual de que el hombre debe tener libertad para desarrollarse totalmente y levantar el nivel de dignidad humana. Tenemos mucho que hacer para lograr plenamente y asegurar los derechos enunciados. Pero una vez que haya sido puesta delante de nosotros, con el respaldo de moral de 58 naciones, se habrá dado un gran un paso adelante.

”A medida que aquí llevamos a buen término nuestro trabajo en esta Declaración de Derechos Humanos debemos al mismo tiempo volver a dedicarnos a la tarea inconclusa que queda por delante de nosotros.

”Que esta Asamblea General apruebe por una mayoría aplastante la Declaración como una norma de conducta para todos y que, conscientes de nuestros propios defectos e imperfecciones, nos unamos de buena fe en nuestro esfuerzo para cumplir con este alto acuerdo.”

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