Loading...

Von Lettow-Vorbeck: el alemán que nunca perdió

Considerado un genio militar, Von Lettow-Vorbeck emprendió una guerra de guerrillas que puso en jaque al Imperio británico en África durante la Primera Guerra Mundial

Askaris en África Oriental Alemana. Foto: Wikimedia Commons / Bundesarchiv, Bild 105-DOA3056 / Walther Dobbertin / CC-BY-SA 3.0.

Askaris África Oriental Alemana Von Lettow Vorbeck

Algunos historiadores le llaman “el Lawrence de Arabia alemán”. Coincidió en el tiempo con el británico, y en ambos casos la Primera Guerra Mundial marcó sus vidas para siempre.

En realidad, fue más capaz militarmente que Lawrence de Arabia, y durante los cuatro años de conflicto se convirtió en la mayor pesadilla para los aliados, en especial para las colonias británicas en el continente africano.

Sin embargo, su nombre es desconocido para la mayoría de la gente, incluso en su país de origen. La razón: Lawrence perteneció a un imperio, el británico, que ganó la guerra. Von Lettow-Vorbeck procedía de otro, el alemán, que la perdió. Los propios británicos, que se vieron humillados por sus tácticas de guerra, pretendieron que su nombre quedara en el olvido.

Los albores de la guerra

Cuando llegó al África Oriental Alemana en enero de 1914, el teniente coronel Paul Emil von Lettow-Vorbeck era consciente de la promoción que acababa de obtener: servir en uno de los territorios más importantes del II Reich, el Imperio germano. Aunque en este momento no sabía el impacto que dicho nombramiento tendría en su vida.

Había nacido en 1870 en Saarlouis, al oeste de Alemania, en el seno de una familia de larga tradición militar. El joven Paul Emil iba a seguir la carrera de su padre, que llegó a general, y no tardó en participar en muchas de las operaciones del ejército del Káiser en el exterior.

Paul Emil Von Lettow-Vorbeck. Foto: Wikimedia Commons / Bundesarchiv, Bild 183-R05765 / CC-BY-SA 3.0.

TERCEROS

En 1900 luchó en China contra la rebelión de los bóxers, sublevados contra la influencia extranjera en el país. Durante la primera década del siglo XX estuvo destinado en el África Sudoccidental Alemana, donde participó en la represión contra los pueblos indígenas llevada a cabo por el Reich. Entre 1909 y 1913 estuvo acantonado en la baja Sajonia, salvo un breve período en que sirvió en la colonia africana de Kamerun.

Las autoridades alemanas destinaron a Von Lettow-Vorbeck a la ciudad de Dar es Salaam con el fin de levantar un cuerpo militar eficiente.

Desde hacía unos veinticinco años, Berlín había ido forjando su imperio en Asia y, en especial, en África. En esta última obtuvo el control de cuatro territorios separados entre sí. El África Oriental Alemana (Deutsch-Ostafrika en alemán, DO) era la única de esas colonias que lindaba con el océano Índico, su extensión doblaba la de la metrópoli, y la población ascendía a unos ocho millones de personas.

Berlín consideraba que la defensa de la DO era inadecuada y necesitaba ser reforzada ante la posibilidad de un enfrentamiento futuro con sus vecinos británicos. Las autoridades alemanas destinaron a Von Lettow-Vorbeck a la ciudad de Dar es Salaam con el fin de levantar un cuerpo militar eficiente.

Con la experiencia de haber servido en las colonias y reputación de extremadamente severo, Von Lettow-Vorbeck era el arquetipo del oficial prusiano, aunque cuando vestía de civil resultaba a todos una persona encantadora.

En el África alemana, el ejército colonial recibía el nombre de Schutztruppe (“tropas de protección”). Entre los objetivos de este organismo, creado en 1891 con el fin de garantizar el orden público y la seguridad en las colonias, figuraba el de reprimir cualquier rebelión indígena.

La Schutztruppe no tenía una misión ofensiva ni podía calificarse oficialmente de ejército, ya que no estaba sujeta a este último, pese a ser sus mandos oficiales del mismo. Dependía de la Oficina de las Colonias, que seguía las órdenes del káiser.

Al igual que otros cuerpos coloniales, la Schutztruppe incluyó hombres de las etnias locales, aunque los altos mandos eran todos germanos. El propio Von Lettow-Vorbeck era un firme partidario de esta política. Aunque colaboró con la represión de los pueblos aborígenes de Namibia, sentía una gran consideración por los africanos.

Mientras que la mayoría de oficiales occidentales les menospreciaban, Von Lettow-Vorbeck fue consciente desde el principio de la necesidad de integrarlos en la Schutztruppe, puesto que conocían el terreno mejor que nadie: sabían dónde encontrar agua, cómo hacer desaparecer el propio rastro o detectar el del enemigo...

En el caso de la DO, los askaris, “soldados” en swahili, se reclutaron principalmente entre las tribus wahehe y angoni. Von Lettow-Vorbeck los trató duramente, pero no más que a los germanos bajo su mando, y se ganó por ello su respeto. Los askaris alemanes, por otra parte, siempre estuvieron mejor pagados que los de otros países. En vísperas del estallido de la Gran Guerra, la Schutztruppe de la DO contaba con 14 compañías, con un total de 216 oficiales, 1.700 soldados alemanes y unos 2.500 askaris.

Compañía de askaris en África Oriental Alemana. Foto: Wikimedia Commons / Bundesarchiv, Bild 105-DOA3057 / Walther Dobbertin / CC-BY-SA 3.0.

TERCEROS

Estalla el enfrentamiento

Cuando en agosto de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, Von Lettow-Vorbeck fue consciente de la delicada situación en que se encontraba la DO. Completamente aislada de la madre patria (los británicos controlaban el cabo de Buena Esperanza y el canal de Suez), no podía esperar gran ayuda de ella.

Su único contacto lo conformaban algunos buques destinados en el Índico o el Pacífico. De las demás colonias tampoco podía aguardar nada, ya que se encontraban muy alejadas unas de otras en el continente africano.

Von Lettow-Vorbeck dio muestras de su habilidad destrozando a un cuerpo de 8.000 fusileros indios tras hacerles caer en una emboscada.

La DO estaba totalmente rodeada por el enemigo. El gobernador alemán de la DO, Heinrich Schnee, abogaba por mantener la neutralidad y pedir a Gran Bretaña que respetara la soberanía alemana, pero Von Lettow-Vorbeck entendió rápidamente que ello era absurdo y que debía atacar antes de que lo hiciera Londres.

Su primera ofensiva fue expulsar a los británicos de Dar es Salaam, que estos habían ocupado ante la tibieza del gobernador Schnee. Luego se encaminó al África Oriental Británica para expulsar a los ingleses de la región fronteriza del Kilimanjaro con el fin de controlar la línea Norte del ferrocarril. Al mismo tiempo, varias unidades alemanas se dirigían contra el Congo Belga.

No dudaba en enfrentarse directamente al enemigo. Por ejemplo, en la batalla de Tanga (3-5 de noviembre de 1914), ciudad fronteriza entre Kenia y Tanzania, con solo mil soldados, el teniente coronel alemán ya dio muestras de su habilidad destrozando a un cuerpo de 8.000 fusileros indios tras hacerles caer en una emboscada.

Representación de la batalla de Tanga en noviembre de 1914.

TERCEROS

Los oficiales británicos, cuya arrogancia doblaba sus dotes de mando, tardaron en ser conscientes del peligro que se cernía. La derrota de Tanga dejó desprotegida la ciudad portuaria de Mombasa, y solo el nulo interés de Von Lettow-Vorbeck (ascendido a coronel por el káiser por dicha acción) impidió que cayera en manos alemanas.

El principal responsable británico, el general Aitken, fue destituido y degradado, circunstancia que vivirían otros mandos durante el año y medio siguiente ante las derrotas continuas de los aliados. Entre los británicos de África Oriental, el nombre de Von Lettow-Vorbeck se hizo famoso, y su sola mención despertaba respeto y aprensión al mismo tiempo.

Con estas acciones, el coronel puso en marcha una guerra de guerrillas basada en crear confusión al enemigo. Marcaría la guerra en esta zona de África hasta finales de 1918. Efectuando ataques cortos y rápidos, rompía las comunicaciones de los ingleses y de sus aliados belgas, y aprovechaba las características geográficas para asestar golpes terribles al enemigo.

El objetivo alemán fue destrozar las vías de comunicación aliadas y capturar todo el material posible. De este modo, la Schutztruppe se dotaba de equipo bélico, alimentos y los recursos necesarios para continuar la lucha, y de paso incrementaba el número de tropas a su servicio.

A comienzos de 1916 la situación para los británicos en África Oriental era desastrosa.

No se trataba de expandir el dominio germano a costa del enemigo (al fin y al cabo, las otras colonias africanas ya habían acabado en manos aliadas a principios de 1915), sino de golpear allí donde se pudiera, en especial en los centros de suministro. Por otro lado, la DO se convirtió en un centro de producción donde se aprovechaba todo a favor de la Schutztruppe.

El año 1915 continuó con las victorias de Von Lettow-Vorbeck. Derrotó a los británicos en Jassin, lo que le permitió amenazar la vía del ferrocarril de Uganda que conectaba Mombasa con Nairobi, la capital del África Oriental Británica. Esta quedó paralizada durante la primavera en diversas ocasiones tras volar los alemanes una locomotora, las vías del tren e incluso un puente. La osadía de Von Lettow-Vorbeck no conocía límites.

La llegada de Smuts

A comienzos de 1916 la situación para los británicos en África Oriental era desastrosa. Londres puso entonces al frente al general Jan C. Smuts con la misión de derrotar a la Schutztruppe.

Smuts, un afrikáner (colono de origen holandés) de Sudáfrica que más tarde sería primer ministro de este país, era uno de los militares que habían dirigido la ocupación del África Sudoccidental Alemana. Contaba con un poderoso ejército formado por sudafricanos (británicos y afrikáneres), rodesios e indios, y con el apoyo de las unidades belgas de la región.

Smuts, a diferencia de la mayoría de altos mandos británicos, no tardó en percibir que estaba frente a un genio militar. Con solo 3.000 alemanes y los 11.000 askaris que había ido reclutando, Von Lettow-Vorbeck había causado el caos en toda el África oriental. Los británicos sufrían pérdidas millonarias en los saqueos de la Schutztruppe, aparte de movilizar a centenares de miles de hombres y gastar millones de libras en su persecución.

Compañía de Schutztruppe. Foto: Wikimedia Commons / Bundesarchiv, Bild 105-DOA3100 / Walther Dobbertin / CC-BY-SA 3.0.

TERCEROS

Además de un mejor conocimiento del terreno, el alemán contaba con una oficialidad y unos soldados altamente motivados y preparados, lo que garantizaba unas pérdidas mínimas en sus ofensivas. Smuts no logró derrotar a la Schutztruppe, pero sí conquistar poco a poco territorio de la DO mediante ofensivas desde diferentes puntos, eso sí, a un coste muy elevado. Y la causa principal de esto no fueron los alemanes, sino las enfermedades tropicales.

Por su parte, Von Lettow-Vorbeck, rehusando el enfrentamiento directo contra un enemigo mucho más numeroso, seguía asestando golpes, pero a comienzos de 1917 su área de operaciones quedó concentrada en la parte sur de la DO. Smuts abandonó África en esas fechas para trasladarse a Londres, al ser elegido miembro del gabinete de Guerra británico.

La “rendición” alemana

Las operaciones aliadas contra la Schutztruppe fueron menos exitosas tras la marcha de Smuts. Los alemanes y sus askaris luchaban mejor que las unidades británicas. En la batalla de Mahiwa causaron 1.600 bajas a estas últimas por solo un centenar en el lado germano.

Smuts logró conquistar poco a poco el territorio de la DO, pero a un coste muy elevado a causa de las enfermedades tropicales.

Pese a sus victorias, Von Lettow-Vorbeck, ascendido ahora a general, veía cómo los aliados iban avanzando en la DO. Ante la imposibilidad de dirigirse al norte, los alemanes se encaminaron en dirección contraria, penetrando en el África Oriental Portuguesa con el objetivo de arrebatar sus provisiones a las débiles guarniciones lusas.

Después, en agosto de 1918, puso su mirada en Rodesia, colonia británica que no esperaba semejante audacia. Los británicos, sorprendidos y desconcertados, enviaron tropas para hacer frente al avance alemán por el este, pero no pudieron evitar la conquista y el saqueo de varias ciudades.

El 9 de noviembre la Schutztruppe conquistó Kasama, en el norte de Rodesia, donde se hizo con un gran botín en alimentos. Las ofensivas podrían, pues, continuar, aunque en las últimas semanas las pérdidas humanas habían sido más importantes de lo habitual. Dos días más tarde se firmaba el armisticio por el que Alemania reconocía su derrota en la guerra contra los aliados.

Sin embargo, la situación de Von Lettow-Vorbeck le mantenía lejos de las noticias, y el 12 se involucraba en un enfrentamiento armado con tropas inglesas. Al día siguiente le llegó el comunicado del armisticio, que cambiaba completamente las cosas. El 25 la Schutztruppe entró en la ciudad de Abercorn. Von Lettow-Vorbeck, ante las autoridades militares allí presentes, leyó una nota en que declaraba oficialmente su rendición y ordenaba a sus tropas deponer las armas.

Rendición de Von Lettow-Vorbeck ante los británicos en Abercorn.

TERCEROS

La rendición de la Schutztruppe puso de relieve la excelencia de la misma. Los británicos estaban estupefactos al comprobar cómo un número tan bajo de hombres había logrado poner en jaque a su imperio en esa parte de África. A pesar de la actitud arrogante de algunos mandos aliados, la mayoría de oficiales y soldados mostraban una gran admiración. En palabras de uno de ellos, sin duda exagerando la situación, “teníamos más estima y afecto por él [Von Lettow-Vorbeck] que por nuestros propios líderes”.

Una vida discreta

Una vez terminada la guerra, Von Lettow-Vorbeck regresó a Alemania. Cercano ya a la cincuentena, se casó con su prometida, a la había dejado para ir al frente en 1914. El general promovió el regreso de los prisioneros alemanes de África y defendió el respeto por los askaris ante el racismo latente de los colonialistas británicos en el continente negro.

En los primeros años de la República de Weimar (que sustituyó al Reich tras la guerra) se opuso a los grupos de izquierda e incluso apoyó un intento de golpe de Estado en 1920, siendo encarcelado brevemente por ello.

Tras ser elegido diputado, el ascenso de los nazis al poder marcó la retirada definitiva de Von Lettow-Vorbeck de la política. Renunció a su escaño en el Parlamento en 1930. La hostilidad del general hacia Adolf Hitler siempre fue manifiesta. La evidencia más clara la constituyó su rechazo al cargo de embajador en Londres en 1935, lo que le valió ser objeto de vigilancia y figurar en la lista negra del régimen nazi.

Fue objeto de varias humillaciones, pero en ningún momento se le detuvo, dado su prestigio como único mando que había derrotado al enemigo durante la Gran Guerra.

Von Lettow-Vorbeck (dcha.) junto a Günther von Kluge en 1935. Foto: Wikimedia Commons / Bundesarchiv, Bild 183-H27605 / CC-BY-SA 3.0.

TERCEROS

Tras la Segunda Guerra Mundial, Von Lettow-Vorbeck llevó a cabo una vida muy discreta. Su avanzada edad y la muerte de sus dos hijos en el frente oriental le mantuvieron alejado de la escena pública.

Realizó, eso sí, un viaje en 1953 a la antigua colonia alemana de África Oriental, entonces bajo soberanía británica con el nombre de Tanganyka (más adelante, la independiente Tanzania). Fue recibido por las autoridades británicas con honores militares.

Más emotivo resultó el encuentro con sus antiguos askaris, que sentían auténtica devoción por el general, al que llamaban “león de leones”. Los askaris le recibieron con el Heia Safari, la antigua canción con que marchaba la Schutztruppe durante la Gran Guerra.

Cuando Von Lettow-Vorbeck murió en 1964, muchos alemanes habían olvidado sus hazañas. Para las nuevas generaciones, marcadas por el nefasto legado del período nazi, que Alemania hubiera tenido colonias en África entre finales del siglo XIX y principios del XX y que en una de ellas alguien hubiera puesto en serios aprietos a los aliados eran solo notas al pie en la historia reciente del país.

Este artículo se publicó en el número 529 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.